miércoles, 15 de noviembre de 2023

El origen de las tormentas



La tapa del viejo bidón mantenía pese al tiempo cruel su intenso color azul y desprendía desde un ángulo oscuro de la herrería tanta luz como un esmalte o un cristal recién pulido.
Sus características hacían viable tomar cualquier camino, y a punto estuvo de convertirse en un loto azul o en la imagen lejana de un planeta de agua visto desde una órbita lejana.

Mientras optábamos por la mejor decisión avanzábamos en paralelo en otras obras más evidentes y rechazamos algunas en pleno proceso de transformación porque no respondían al deseo inicial. Las partes de estos proyectos frustros rondaban por allí, casi siempre estorbando pero a veces generando felices encuentros inesperados que mejoraban los dispares fragmentos.

El ensamblaje de hierro era tan rico, tan hermoso, tan sugerente y tan amenazante, que daba de sí para que cada espectador encontrara en él lo que andaba buscando o lo que tuviera previamente en su cabeza: una medusa, una planta terrestre o acuática, un insecto, un hirsuto vello púbico, el instante congelado de una salpicadura, el ojo de un jeroglífico egipcio, el remolino de un huracán,...
Caravaggio. Cabeza de Medusa.1597.
Era el momento de la historia del arte, y fueron apareciendo imágenes de escudos de combate vistos en los museos arqueológicos, un precioso tondo de Caravaggio con la decapitada Medusa
Vik Muniz. Medusa Marinara.1997.
y la Medusa Marinara de Vik Muniz; una cabeza de gorgona que formó parte de un plato de ofrendas íbero encontrado en Villacarrillo (Jaén), no muy lejos de donde íbamos a exponer,
Gustave Courbet. El origen del mundo. 1866.
y, por supuesto, El origen del mundo, de Gustave Courbet, que tanto ha dado que ver y mirar, de qué hablar y sobre lo que escribir.
Atenea Varvakeion, copia romana (S.III a.n.e.) del original de Fidias.
Tomó ventaja, merecidamente, Atenea con la cabeza de Medusa en su escudo, tan bien y tan diversamente recreada desde la escultura de Fidias y las ánforas panatenaicas
Ánfora panatenaica. S. VI a.n.e.
hasta el sin par Rembrandt. 
Rembrandt. Palas Atenea. 1664.
Pájaro, el más guerrero del comando chapa y pintura, fue fijando las virutas volátiles con fuego, y aquello fue poco a poco pareciendo una cartografía invertida de la Antártida transformada en agua o un plano de previsiones meteorológicas donde reflejar el origen de las tormentas, al menos de algunas tormentas. Con el título decidido, solo quedaba anclar la sonrisa, optando por la disposición horizontal para no hacer demasiado evidente el doble homenaje a Courbet y a Berlanga.
Su ubicación en el centro de la sala de arte ibérico del Museo de Jaén, en diálogo con guerreros, armaduras y sexos, le dio todo su sentido. Y a todos sus sentidos. 

1 comentario:

  1. Fantástica documentación. Una belleza de pieza y un lujo conocer el proceso. Gracias.

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