viernes, 20 de diciembre de 2024

Fantasma a la fuga (o la ida del humo)

F.G. Relicario con exvoto de fantasma. 2024. Casa de la Imagen.
Cuando encontré la vieja claraboya de hierro me pareció idónea para acoger la fotografía horizontal de algún paisaje industrial abandonado, pensándola editada en un blanco y negro muy contrastado, lustroso, para que su textura compensara la apariencia granulada y mate del hermoso tragaluz.

Mientras lo limpiaba para luego darle cera me di cuenta de que el lucernario tenía una disposición irregular, seguramente para aprovechar la inclinación del tejado, y que su utilización tendría que ser vertical, porque de esa manera lograría la estabilidad necesaria para ser autoportante y podría vivir al margen de apoyarse en las paredes, notable ventaja en una época de precariedad desequilibrada como la que vivimos. 
Una vez orientado el continente había que replantearse el contenido, porque la linterna era, verosímilmente, la idea más o menos establecida de lo que es un relicario, aunque por su tamaño solo sería adecuado para contener vestigios del arca de Noé, o camisetas de Maradona. 
Así que la arqueología industrial fue relegada y comenzó la búsqueda de un quimérico inquilino para la caja de luz, que no podía ser identificable para evitar caer en el arraigado vicio de la idolatría.
Acabé recordando la imagen de un pequeño objeto fotografiado al vuelo en la casa-museo del arquitecto Carlo Mollino, y disponiéndola en sentido vertical apareció lo que buscaba: una imagen congelada de la desmaterialización de lo que ya pasó.
Mera sombra.
Y así, con ese exvoto de un fantasma, la vía de luz se había convertido en una posibilidad de fuga. En una forma de representar la famosa ida del humo.

El trabajo de edición a partir del pobre archivo digital fue una espléndida labor del maestro Jesús R. Rocandio, que le agradezco tanto como las muchas otras cosas que ha hecho por mi y por mi trabajo en esta exposición sobre la luz y las sombras que hoy acaba en su casa, la Casa de la imagen, en Logroño.

jueves, 19 de diciembre de 2024

Dibujos y pernos

F.G. El panorama de los pernos y Cinco hojas del cuaderno de campo. 2023.

En el mundo que vamos construyendo tratando de entender lo que nos mira (la bitácora de la paulatina construcción de nuestro imaginario particular, frágil cuaderno de campo personal y difícilmente transferible) a veces descubrimos objetos que, a pesar de haber ocupado desde siempre nuestro entorno cotidiano, hasta entonces nos habían pasado completamente desapercibidos, o, al menos, algunos de sus principales valores. 
Estos "dibujos encontrados" formaron parte esencial de unas plataformas de hierro sobre las que se soldaron, hace bastantes décadas, los pilares de una estructura arquitectónica efímera. Todo desapareció excepto esas cinco hojas con sus marcas, distintas pero sintonizadas, complementarias, seriadas, tan sutiles como rotundas, que dicen y sugieren mucho más que lo que reflejan. Señales azarosas y funcionales, por supuesto,  pero idóneas para provocar en el espectador el "acto mental complicado" que Julio Caro Baroja consideraba imprescindible en un dibujo.
Además de los costurones geométricos acumulados por la soldadura y los cortes de la radial perviven en ellas restos de la pintura verde que inicialmente las protegió de la intemperie, y la policromía parda del óxido y los líquenes. Solo la cera ha añadido un punto de calma en tan árido campo de batalla.
La decisión de presentarlos como una serie homogénea, su orden correlativo y el nombre de Cinco hojas del cuaderno de campo llegó pronto, y opté por cortar los largos pernos que los enraizaban en el hormigón, dejando un par de centímetros en los cuatro pies de cada plancha para que las hojas aparentaran levedad y ligereza, y su presentación sobre una pared generara series de sombras paralelas y mayor sensación de profundidad.
Los pernos sobrantes pasaron a formar parte de un "panorama" quebrado, una línea de horizonte de las que tanto disfruto y que reiteradamente, como un reflejo de lo que veo, vuelven una y otra vez a mis obras.

Las hojas del cuaderno de campo (parte del gozoso proyecto colaborativo que titulamos chapa y pintura, y que integramos durante un tiempo Pájaro y yo) se presentaron al público por primera vez en 2023 inmersas en la colección de escultura ibérica de Cerrillo Blanco, en el Museo de Jaén, estableciendo con sus hospitalarias compañeras una relación digamos que afectuosa, como la que reina entre las gentes que no hablan el mismo idioma pero que hacen todo lo posible por entenderse. Y, al final, lo lograron. Como ahora en Logroño, en la Casa de la imagen, dentro de la exposición luz y sombras, que acaba mañana, viernes, a las ocho y media de la tarde. 
Toma nota. 

miércoles, 18 de diciembre de 2024

Relámpago ( ... y trueno)

F.G. Relámpago. 2024.
Son frecuentes en los accesos a los templos japoneses unas "serpentinas de papel" a través de las que quienes las hacen y cuelgan manifiestan su relación con lo sagrado. De poco más que una cuarta, conviven bien con la arquitectura y la naturaleza, y su ligereza las mantiene en habitual movimiento. Son fascinantes, y su zigzagueante dinamismo explica que sean conocidas como "rayos".

F.G. Parque Ueno Onshi. Tokio. 03.2024.

F.G. Fukakusayabunouchicho. Kioto. 04.2024.

Tenía en el taller una chapa de latón que había sobrevivido a la fotografía que soportaba, y pensé ponerla en circulación aplicándole las técnicas de la papiroflexia, pero en la herrería de Pájaro. Calcular, dibujar, cortar y doblar, y luego quemar el resultado para anular óxidos y brillos, para después sobar el plegado hasta romper su tersura inicial y pandearlo hasta hacerlo más amable y atractivo a la vista, más sugerente, más flexible.

En esta exposición sobre la luz y las sombras quise complementar la idea brillante del relámpago con la profunda ronquera del eco lejano y tardío del trueno, y esponjé el artilugio para darle volumen, contrastar sus partes y generar sombras de variada intensidad y dinamismo, y, de paso, convertirlo en un ruido secreto, en un trueno cautivo. 

Lo separé de la pared todo lo razonable, pero pienso que donde estaría muy bien es debajo de un árbol, sometido a las inclemencias y benevolencias del cambiante tiempo y sorprendiendo con la portentosa profundidad de su bajo a los distraídos. 

F.G. Imanol Legross y Carlos Traspaderne preparando el relámpago en la Casa de la imagen. 11.2024.

Por eso me gustó que Jesús R. Rocandio y Jorge Elías eligieran este relámpago para anunciar el baile de luces y sombras desde lo alto de la fachada de la Casa de la imagen. 
Seguro que, antes o después, acabamos encontrando el árbol.

(Lo puedes ver y escuchar en la Casa de la Imagen, de Logroño, hasta este viernes, 20 de diciembre, dentro de mi exposición luz y sombras)