Francisca Artigues y Miquel Barceló. Detalle del mantel. 2013. |
La
primera noticia –hace varios años- hablaba de un inmenso mantel
doméstico en lino y algodón que Francisca Artigues, casi nonagenaria,
había bordado por encima de los dibujos y pinturas de su hijo, Miquel
Barceló.
Francisca Artigues y Miquel Barceló. El mantel completo, de 244 x 445 cm. 2013. |
La experiencia fue tan buena que aquella especie de estandarte para el arca de Noé con el que cubrir la mesa del comedor familiar en las celebraciones (repleto de los motivos habituales en toda la obra de Barceló, de seres abisales y de esponjas, de variados peces, de innúmeros octópodos, de tortugas y langostas, de posidonia y de coral, de flores y arbustos, de insectos y reptiles, de aves, de cuadrúpedos, coronado por extraños homúnculos con sus variados aparejos para la depredación alimentaria como elemento culminante de la cadena trófica), se ha convertido ahora en una serie de seis piezas que bajo el nombre de Vivarium (vivero) se presentan en el museo textil de Sankt Gallen, en Suiza, como si de un nuevo tapiz de Bayeux se tratara.
Francisca Artigues trabajando. |
Un detalle del proceso de trabajo de Francisca Artigues. |
Un escenario reciente de la colaboración entre Francisca Artigues y Miquel Barceló. 2015. |
Esta serie de obras de la familia Barceló-Artigues (y muy especialmente el mantel primigenio) recupera la dimensión mágica y la capacidad propiciatoria que tenían los objetos antes de que se desarrollara en occidente a lo largo del siglo XVIII la convención cultural del "arte" y lo "artístico".
Francisca Artigues y Miquel Barceló. Detalle del mantel. 2013. |
El mantel cubre la gran mesa familiar transformándola para la ceremonia de la reunión de todo el clan en un enorme depósito de afectos, curiosidad, belleza, recuerdos individuales y memoria colectiva.