Ángel Guache en directo. |
Si “esto” fuera un lugar normalizado y tuviéramos un
gobierno en condiciones y preocupado por la realidad, en vez de estar todos
pendientes de las ocurrentes astucias de un prófugo nos preocuparíamos por los
asuntos importantes, y entre ellos, destacado en el pelotón de cabeza, el de tratar
de hacerles la vida más fácil a los creadores eximios como Ángel Guache.
Daniel Gil. Felicitación navideña. 1953. Fuente: pionerosgráficos.com
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Porque este hombre no para de sacar libros y discos en su
diversificada ofensiva contra el muermo generalizado, sumando al mérito los
planteamientos tácticos de continuidad y pertinacia.
Este merecido panegírico viene a cuento de la reciente
edición de dos compactos grabados con formaciones distintas e intenciones
esencialmente opuestas. El primero se titula A vivir, y ha sido grabado con su habitual colaborador Marcelo Pull, productor y multiinstrumentista,
que ha hecho un trabajo excelente, utilizando recursos brillantes y muy eficaces
nada frecuentes en discos independientes editados con presupuesto modesto. Los
arreglos, más sofisticados y heterogéneos que en anteriores ocasiones, visten
un repertorio muy variado melódica e instrumentalmente, que se construye sobre
una especie de antología del lado más “carnal” de la poesía de Guache, con
necesaria mención de sus preciosos sonetos. Entre aires jamaicanos, ritmos
maquinales, rocanrroles, boogie-woogies, música industrial, complejas mezclas
de rock con música de cabaret o con canciones infantiles y parodias
operísticas, las músicas sirven perfectamente al extraordinario ritmo de las
palabras, a la música interna de los versos y a la intención del poema. Guache
saca provecho de sus cualidades vocales tanto cuando canta (con la directa
expresividad del punk), como cuando declama paródico o cuando transforma su
peculiar canto filtrándolo a través de megáfonos y bocinas, consiguiendo un
hermoso collage sonoro de colorido y atmósfera muy variado y atractivo, pleno
de gozo, con arengas extremosas y delicadas confesiones, con himnos optimistas
y pormenores explícitos, con la suculenta ironía propia de la casa.
Daniel Gil. Felicitación navideña. 1953. Fuente: pionerosgráficos.com |
El segundo, grabado con el músico y productor Daniel Loma Osorio, viene muy bien
definido por su título: Misticismo
psicodélico (Electropoemas II), y se corresponde con el lado más “espiritual”
de nuestro poeta. Estructurado en veintisiete breves temas que forman una “suite”
de larga duración, de intención hipnótica y envolvente que constituye un viaje
espiritual y alucinado, una experiencia de “combustión lenta y ensimismada”,
trascendental, la crónica de una disolución meditativa en lo eterno, en el
silencio. Un viaje lleno de imágenes psicodélicas. La música, esencialmente
electrónica, abarca desde el ambient y la estética minimal hasta la utilización
de samples de música tradicional hindú (canto dhrupad, sitars, campanillas,
canto armónico,…), pasando por pinceladas techno y drum & bass, con
preponderancia de espacios sonoros cósmicos, magnéticos, estáticos, repetitivos,
muy adecuados para servir a los breves poemas (en esta ocasión dramáticamente
recitados) en la transmisión del “temblor de lo efímero”.
Dice Guache: “Así como la vida / va incubando la muerte, /
en el dolor / de la destrucción / late el canto.” Un canto polifónico en su
caso, que unas veces grita en el gozo del combate y otras se expresa absorto en
el vacío como “ceniza en el viento”.
Sigue, Ángel, sigue.
Máximo. Español de honor. 1964. Fuente: pionerosgraficos.com |