sábado, 13 de diciembre de 2025

El culto a la naturaleza


Decía una canción de Burt Bacharach que "una casa no es un hogar".  Ni siquiera lo es un nido, que, a pesar de su apacible imagen y buena fama, es poco más que un precario abrigo sujeto a todo tipo de inclemencias, desalojos forzados, incendios y podas drásticas.

Los nidos que forman parte de estas cinco ofrendas que reciben al visitante en el acceso a la Casa de los periodistas, fueron encontrados por los suelos después de los correspondientes vendavales, salvo el construido a partir de trozos de alambre con los que los agricultores fijan las guías de sus cepas en las espalderas que tutelarán el desarrollo de sus viñedos.

La amable apariencia va acompañada, por dentro o por fuera, de espinas de acacia o de cactus, de duras cortezas, de cantos rodados enhebrados con hilo de cobre en un serpentino collar. Pero no siempre es así: en uno de ellos pervive, milagrosamente, la amoldada pluma de un pájaro adulto tapizando el trenzado recinto.

Utilicé para construir los cálices que los acogen viejas tulipas de alumbrado público bañadas en esmaltes blanco y verde, soportadas por un tallo cilíndrico de madera de cerezo que sirve de peana, como un bello tronco de árbol.

Las características de la sala de exposiciones, con tanto de espacio sagrado prerrománico, me llevaron a construir a sus pies, entre las grandes cristaleras de la fachada y sobre un murete de obra, algo así como un humilde altar bañado por la fría luz del invierno y dedicado a la contradictoria belleza de la naturaleza.

Y de banda sonora, Ella Fitzgerald cantando a Burt Bacharach y a las condiciones que convierten una casa en un hogar:

Os deseo lo mejor. 
Calor de hogar.

(Puedes ver estas cinco ofrendas en la Casa de los periodistas, de Logroño, hasta el 23 de diciembre de 2025, dentro de mi exposición breves bellezas muertas).

viernes, 12 de diciembre de 2025

Naturaleza enmarcada


El autor selecciona en lo que mira, acota y recorta un fragmento de territorio y lo enmarca, y así construye un paisaje. No hay nada más fiel para representar la naturaleza que la propia naturaleza. Nada tan "real".
Lo natural se convierte de esta manera en el referente inmediato. Desde los albores del cubismo, hace más de cien años, ha sido así, y sus principales impulsores incluyeron en sus obras los materiales encontrados en su entorno sin necesidad de recurrir a su representación mimética, a su recreación. La inclusión de esos fragmentos de realidad era la mejor manera de analizarla y sintetizar.  Ya no es imprescindible la cocina demorada del pintor, ni su oficio, ni sus artificios. Nada tan esencial como la naturaleza misma de las cosas, con la densidad adecuada, con su paleta completa. 
F.G. Naturaleza encerrada II. 2025.
En el caso de Naturaleza encerrada I y II el punto de partida es doble: unos marcos de hierro construidos por un escultor que no llegó a usarlos y dos placas de corteza de alcornoque de características muy diferentes en cuanto a densidad, porosidad, textura y color, seguramente por las condiciones climáticas de los bosques que los acogieron en alguna dehesa, por la vejez y diámetro de los árboles concretos de que proceden. Una, muy irregular, resultaría inútil para cualquier aprovechamiento práctico, pero es mucho más atractiva (por expresiva) que la otra, que podría haberse rentabilizado haciendo tapones para botellas de vino.
Una corteza, al fin y al cabo, no es otra cosa que una acumulación masiva de células muertas que se renueva cada nueve o diez años por la saca o pela, provocando su regeneración y la del árbol que la sustenta. 
F.G. Naturaleza encerrada I. 2025.
Las pieles de los alcornoques, sumamente expresivas, están llenas de marcas y accidentes, de adherencias, de heridas profundas, de señales significativas, de cierta elasticidad que posibilita su inclusión en un rígido marco predeterminado al que se acomoda y que a veces logra desbordar. Como la vida del espectador, probablemente, que se ensimisma en los matices como si echara la vista atrás y contemplara su propia biografía.
(Las puedes ver en la Casa de los periodistas, de Logroño, hasta el 23 de diciembre de 2025, dentro de mi exposición breves bellezas muertas).

jueves, 11 de diciembre de 2025

Dos piezas de agua

F.G. Cantábrico. Objeto encontrado. 2021.
Lo que llamo Cantábrico es una madera de deriva encontrada en la playa de Oyambre, batida, pulida y aclarada durante mucho tiempo por el bravo baile de las olas.
F.G. Cantábrico. Reverso. 2021.
Pensé mostrarla horizontal, como un pez en movimiento, pero opté por convertirla en una especie de tótem amable de Polifemo (el cíclope hijo de Poseidón, dios de los mares), identificable por su ojo frontal y conocido en la literatura por su capacidad para compatibilizar en su forma de ser el carácter amoroso y lo salvaje. Como el mar.

El material básico para el ensamblaje titulado Lo que trajo el mar lo encontré en una playa gaditana y es un pecio de alguna barca de pesca, o al menos parte de su pobre utillaje.

Recompuse sus fragmentos acumulándolos, dándoles la estabilidad que no tenían y dejando a la vista un intenso ribete azul (como un alarde excesivo en tan frágil material) y los constreñí en un marco plateado conseguido en el "vaciado" de un piso puesto en marcha por quienes lo habían heredado.
Me gusta pensar que el destartalado pecio ha invadido el espacio que ocupara alguna amable fotografía familiar cuyos protagonistas también habrían sido arrasados por el paso del tiempo, desarbolados por los embates de la vida. Como siempre sucede con el mar.
F.G. Lo que trajo el mar. Ensamblaje de objetos encontrados. 2025.

(Puedes verlos en la Casa de los periodistas, de Logroño, hasta el 23 de diciembre de 2025, dentro de mi exposición breves bellezas muertas).







miércoles, 10 de diciembre de 2025

Desde el puerto de Peñíscola

F.G. Peñíscola. 2025.
En una ciudad como Peñíscola, todavía llena de encantos (a pesar de los desastres de la especulación urbanística y de los crecientes desmanes paisajísticos en su entorno, incluida la degradación irreparable de sus privilegiados humedales, que por allí llaman "marjales"), pasear por el puerto pesquero está entre las opciones más placenteras y tranquilas, y allí, además de sentir algo de lo poco que queda del modo de vida que filmó Luis García Berlanga en Calabuch, todavía puedes encontrarte con un trozo de madera marinera con restos de pintura, un cabo de cuerda, una luz singular o la infinita gama de azules que desde su espigón se divisan.
El recorrido de este año fue especial porque acababan de demoler las deterioradas casetas de pescadores del dique principal, y entre las muchas señales que quedaron en muros y pavimento todavía había por allí algunos trozos de hierro de su estructura, carcomida por la humedad y el salitre.


Entre ellos esta hermosura, tan sugerente, como movida por la brisa, tan evocadora, como que abrazara el horizonte, tan abierta a la imaginación y a la vez tan sorprendentemente "acabada" que solo necesitó limpieza y estabilizarla sobre una discreta superficie plana que la protegiera mínimamente de interferencias y le diera la necesaria relevancia, separándola del suelo pero sin elevarla.  
El azar funcionó otra vez, y una holgura de poco más de un milímetro en algunas partes de la línea de encuentro entre el soporte y la pieza dieron a esta una sutil sensación de levedad, como si estuviera a punto de emprender el vuelo.
El año que viene volveremos a tan fértil yacimiento.
(Puedes verlo en la Casa de los periodistas, de Logroño, hasta el 23 de diciembre de 2025, dentro de mi exposición breves bellezas muertas).

martes, 9 de diciembre de 2025

Construiré un paisaje

F.G. Construiré un paisaje. Ensamblaje de objetos encontrados. 2025.
A mediados del siglo XIV el florentino Francesco Petrarca ascendió al Mont Ventoux, la montaña más alta del entorno de Aviñón, donde entonces vivía, impulsado por el deseo irresistible de contemplar el panorama que desde allí se divisaba. El poeta narró la preparación y dureza del ascenso, la conmoción estética que sintió al llegar a la cima y la consciencia - en pleno éxtasis- de que la mirada al mundo exterior debía completarse con una elaboración interior, con un ensimismamiento. Ese testimonio es valorado por historiadores y teóricos del arte como el punto de partida de la consideración cultural del paisaje en occidente, de la conmoción estética que puede producir la contemplación de la naturaleza.
Incluso la definición geográfica del paisaje como “cierta extensión de terreno que adquiere unidad e independencia gracias a la atención que alguien le presta” parece tener en cuenta a Petrarca. Y con más razón lo hacen los que se han aproximado a él desde la práctica artística: el territorio no se convierte en paisaje hasta que alguien lo mira y con su mirada lo recorta, lo interioriza y obtiene placer, goce estético. Como ha dicho Claudio Guillén “es la mirada humana la que convierte la naturaleza en paisaje”. Es la mirada del artista la que crea la obra, y en la misma medida el concepto de paisaje se convierte también en metáfora del acto creativo.
F.G. El punto de partida. Lomos de Orios. 10.2025.
Consciente de esa realidad y sin necesidad de subir y bajar de un monte, decidí construir un paisaje para culminar esta exposición y empecé a buscar los elementos que habrían de constituirlo. Tras dar muchas vueltas encontré en la leñera de Lomos de Orios, conducido por Pájaro, artista y ermitaño, dos tochos, uno de roble y otro de encina, que cumplían mis expectativas. 
F.G. En el taller de Monta, en Arnedo. 11.2025.
A los días fui a Arnedo para ver a Monta, experto como pocos en maderas y en su tratamiento, y comenzamos el delicado ensamblaje de las piezas, haciendo por ellas todo lo necesario pero sin prescindir de nada de su riqueza expresiva. Lo esencial era establecer la vertical del encuentro, la única línea recta del conjunto y que sería el reflejo de mi intención, y luego añadirle dos grapas de hierro de las que usaban los ferroviarios para afirmar traviesas, encontradas en un paseo por el Cordel de los marchantes, entre Puerto Real y Vejer de la Frontera, hace varios años. 
F.G. Dos grapas. Chiclana. 2022.
Modificamos el perímetro lo imprescindible, manteniendo irregularidades y cortezas. La veta de corte del roble se aprecia ordenada y vertical y la de la encina horizontal y caótica, como rasgada, y sus colores, ahora unificados por la aplicación de un aceite nutriente, irán difiriendo conforme pase el tiempo y vayan secando, tendiendo uno a rubio y el otro a terroso.
Aunque, en palabras de Leonardo, "el arte es una cosa mental", no cabe duda de que el tiempo también pinta. Espero que sea "a favor de obra".
(Puedes verlo en la Casa de los periodistas, de Logroño, hasta el 23 de diciembre de 2025, dentro de mi exposición breves bellezas muertas).

lunes, 8 de diciembre de 2025

Rocío

F.G. Contraluz de Rocío. 12.2025.
En la Casa de los periodistas, frente a las truculentas historias que cuenta la fachada de San Bartolomé, cuelga y gira como en permanente vuelo un ensamblaje al que en su momento llamé Rocío, pero que podría haberse llamado escarcha, relente, cencellada, carama, helada, sereno o cualquier otra de las formas con que el idioma castellano, según su latitud, define al vapor atmosférico que, en las noches despejadas y frías, se condensa sobre la superficie de los objetos dándoles una apariencia luminosa y fragmentaria, quebrada, como de pequeños cristales brillantes apiñados más o menos azarosamente.

Mi rocío ensambla dos elementos: uno de ellos es juez y parte, un viejo aprieto de madera atravesado por dos largos tornillos acabados en sendas tuercas de mariposa, que fijan y ciñen, metiéndola en cintura, a la otra parte, una tupida malla de las usadas para facilitar el oreo de alacenas y despensas e impedir el paso a los insectos, plegada adecuadamente a las tragaderas del opresor. 
No lo había pensado mientras lo hacía, pero cuando escribo esto me temo que podría pasar por una metáfora cruel de la vida misma. No es esa la intención: la pieza gira y gira y llena de luz el espacio que habita, a su aire.
Ya utilicé este tipo de malla en una pieza que presenté en mi primera exposición, ropavieja, en 2019, en la ermita de Lomos de Orios: 
F.G. Manantial, en Lomos de Orios. 2019.
se llamaba Manantial y su agua brotaba mansa o torrencial, pero siempre viva, libérrima, fresca, transparente, musical, vibrante,...
Pienso en este Rocío como un humilde regalo matutino de la naturaleza para la tierra y para los que, más o menos despreocupadamente, mejor o peor, la ocupamos durante un tiempo breve. En su ubicación actual articula visualmente lo privado con lo público, el interior con la calle, pero su permanencia en la intemperie le sienta muy bien, porque la mantiene siempre viva.

(Puedes verla en la Casa de los periodistas, de Logroño, hasta el 23 de diciembre de 2025, dentro de mi exposición breves bellezas muertas).

domingo, 7 de diciembre de 2025

La bailarina española: disciplina y juego

F.G. Bailarina española. Ensamblaje de objetos encontrados. 2025.
Cuando mi amigo Jacinto Viguera me regaló un magnífico compás sin función conocida en la vieja bodega familiar, sentí alegría, agradecimiento y una apremiante necesidad de intervenir para estar a la altura de mis recuerdos, haciendo algo interesante con el "bípedo articulado".
El regalo vino acompañado, entre otras cosas, de un enorme tapón de corcho y madera que en tiempos cerraría un depósito de grandes dimensiones, y atender a un desafío me llevó a intentar resolver el destino de los dos.
Joan Miró. Bailarina española. 1928. MNCARS. Madrid.
Hay en la colección del Museo Reina Sofía una obra de Joan Miró que siempre me ha fascinado: se trata de un enorme collage en el que, en 1928 y embarcado en la deriva antipictórica que involucraba a buena parte de la vanguardia artística europea, decide incluir, regidos por un sobrio esquematismo, materiales desechables y objetos encontrados: "un recuadro de papel de lija incluye una «V» invertida dibujada a lápiz, bajo la que se aplica un recorte de papel con la imagen del zapato de una bailaora de flamenco. La línea vertical de la izquierda es una estilización de su cuerpo, mientras que la cabeza estaba representada por una pequeña peana circular atravesada por una pluma, de la que solo queda la marca. La obra, procedente de la colección de André Breton, fue considerada por el poeta Paul Éluard como «la pintura más desnuda que pueda imaginarse»", según relata la hoja de sala del museo. Formaba parte de una serie de cuatro, todos titulados "Bailarina española", y la del Reina es considerada la mejor, junto con la del Beaubourg parisino.
Joan Miró. Bailarina española. 1928. Centre Pompidou. París.
Me pareció que podría ser una línea de trabajo adecuada para ensamblar los objetos prácticamente antagónicos pero que enseguida demostraron un atractivo magnético, y me planteé la posibilidad de ensayar, bajo la metáfora de la "bailarina española", un arriesgado ejercicio contra la ley de la gravedad y a favor del equilibrio inestable y la levedad, a favor del vuelo libre y, de paso, un homenaje explícito al maestro Miró, que tanto, tan bien y tan perdurable nos ha enseñado a los amantes del arte y de la poesía visual.
Los dos brazos articulados debían permanecer íntegramente a la vista, sin clavarse en el el cilindro compacto de madera y corcho, y mientras uno marcaba el centro de la superficie y establecía su eje, el otro la desbordaba como en una alegoría de la danza. 
F.G. El cuaderno de "breves bellezas muertas". 2025.
La intención estaba clara y en el dibujo parecía fácil, porque el papel lo aguanta todo, pero llevarlo a feliz término y con la estabilidad necesaria requirió de la competencia técnica y el ingenio de José Carlos Balanza, que resolvió con delicadas operaciones de ocultas ingenierías los problemas generados por el escaso peso y la irregularidad de la base, evitando el desplome del compás.
Un complejo ejercicio de rigor y fantasía.
(Puedes verla en la Casa de los periodistas, de Logroño, hasta el 23 de diciembre de 2025, dentro de mi exposición breves bellezas muertas).

sábado, 6 de diciembre de 2025

Una rosa es una rosa es una rosa

F.G. "No la toques ya más, que así es la rosa". 2025.
La rosa es un motivo inagotable y fascinante, como cualquier otra flor, por sencilla que sea, o como los árboles y la naturaleza en general. En mi larga colaboración con Roberto Pajares Pájaro he recurrido reiteradamente a esa fuente de inspiración natural partiendo de materiales y estrategias diversas, y cuando afronté el proyecto de exposición para la Casa de los periodistas enseguida pensé en una rosa que presidiera la cabecera de la sala, como centro de atención de un retablo laico de bellezas efímeras que recibiera a los visitantes.

F.G. La rosa en la Casa de los periodistas.

Partiendo de lo más próximo, fotografié las flores que Pamen Pereira había llevado a la ermita de Lomos de Orios cuando asumió la celebración de la romería de la "caridad pequeña", y trabajé sobre su estructura tratando de sintetizarla hasta lo esencial, pensando en que el resultado debería ser sometido todavía a una mayor esquematización al afrontar la construcción de la rosa como un dibujo de línea continua realizado con alambre grueso y de flexibilidad reducida, prescindiendo de cortes y añadidos y reduciendo la soldadura a lo imprescindible para mantener la estabilidad del conjunto.

Fue un trabajo que realizamos en el porche de la ermita, en días de otoño soleados y frescos, y salió adelante conforme a lo previsto, sin grandes sorpresas y en un ambiente de muy buen humor. 
Para facilitar el transporte limitamos su tamaño a un metro cuadrado y duplicamos el trazado del marco. Su relativa flexibilidad permite sin riesgo tirar del centro de la rosa hacia fuera para darle mayor volumen y potenciar sus sombras, que serán muy dinámicas si recibe directamente la luz solar.
F.G. La rosa en el porche de Lomos de Orios. 
Si empezaba este comentario apropiándome del poema de Gertrude Stein para su título, creo que ya es momento de cerrarlo con otro poema no menos célebre y tan hermoso de Juan Ramón Jiménez, que elegí para dar nombre a la obra: "No la toques ya más, que así es la rosa".
Vale.

(Puedes verla en la Casa de los periodistas, de Logroño, hasta el 23 de diciembre de 2025, dentro de mi exposición breves bellezas muertas).