Mostrando entradas con la etiqueta Autorretratos. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Autorretratos. Mostrar todas las entradas

miércoles, 2 de julio de 2025

Evasión

F.G. Escape. Collage de palabras encontradas.
Cuaderno de escritura. Primavera de 2025.

F.G. Autorretrato en el FOAM. Ámsterdam, 05.2025.

viernes, 13 de junio de 2025

El sujeto que mira

Lee Friedlander.  Autorretrato. Tokio ,1994.
(...) "Es porque hay siempre en ella ese signo imperioso de mi muerte futura por lo que cada foto, aunque esté aparentemente bien aferrada al mundo excitado de los vivos, nos interpela a cada uno de nosotros, por separado, al margen de toda generalidad (pero no al margen de toda trascendencia). 
Lee Friedlander. Autorretrato. Filadelfia, 1965.
Por lo demás, salvo en el molesto ceremonial de algunas veladas tediosas, las fotos las miramos solos. Soporto a duras penas la proyección privada de un film (no hay suficiente público), pero necesito estar solo ante las fotos que miro.
Lee Friedlander. Autorretrato.
Hacia finales de la Edad Media ciertos creyentes sustituyeron la lectura o la plegaria colectiva por una lectura, una plegaria individual, simple, interiorizada, meditativa (devotio moderna). Tal es, me parece, el régimen de la spectatio.
Lee Friedlander. Autorretrato.
La lectura de las fotografías públicas es siempre en el fondo una lectura privada." (...)

Roland Barthes. La cámara lúcida. Nota sobre la fotografía. Ed. Paidós, 1990.
Lee Friedlander. Autorretrato en la UCI de la clínica Cleveland. 2011.

miércoles, 11 de junio de 2025

Barceló mira hacia atrás y lo cuenta

Miquel Barceló. Autorretrato.

(...) "La pintura está ligada a la infancia. Seguramente sea cierto que aprendemos lo importante antes de los diez años. Tengo la impresión de que, en pintura, a los diez ya había hecho casi todo lo que luego he rehecho y sigo rehaciendo. En Mallorca aprendí el nombre de los árboles, los peces, los pájaros. Aprendí a silbar, tirar piedras, pescar, matar y destripar liebres y corderos, y cocinarlos. Suelo pintar lo que mato o como. Aunque no sólo. En Mali, con los dogones, creí reencontrarme con el mundo de mi infancia. No había mar, pero sí cuevas y acantilados. Lo que no absorbí a los diez años, lo aprendí con ellos. Fue mi mili, mi refugio, mi bachillerato. Todo era intensidad."(...)
Miquel Barceló. Autorretrato y texto autógrafo de un cuaderno de notas.

(...) "El arte es una metáfora del mundo, del universo.
Una visión global del mundo, la visión científica o la mirada superficial frente a la visión en profundidad.
El arte no es el reflejo de la vida, sino una forma de vida, una forma de vida bastante extraña a veces, pero...
El progreso de la técnica es a veces discutible; según los libros, la historia del arte progresa, pero las obras de arte son ajenas a cualquier idea de progreso. Frutos del espíritu [...], a lo largo de los siglos y pese a los conflictos más sangrientos, muestran como un anhelo de trascendencia, se imponen a las miserias de los artistas y nos interpelan. Aún y siempre."(...)

Miquel Barceló. De la vida mía. Traducción del francés de Nicole D´Amonville Alegría. Galaxia Gutenberg, 2024.
Miquel Barceló. Autorretrato de perfil como la isla de Mallorca vista desde el mar.

jueves, 10 de octubre de 2024

El paseante y su sombra

Vivian Maier. Doble autorretrato. Circa 1960.
(...) "El paseante: Ahora caigo en lo grosero que estoy siendo contigo, querida sombra: aún no he dicho ni una palabra de lo mucho que me alegra oírte, y no sólo verte. Sabrás que amo las sombras como amo la luz. Para que haya belleza en la mirada, claridad en el hablar, bondad y firmeza en el carácter, la sombra es tan necesaria como la luz. No son rivales: antes bien se tienen amorosas de la mano, y si la luz se esfuma, la sombra se escabulle tras ella.
Vivian Maier. Autorretrato con revista. Circa 1960.
La sombra: Y yo odio lo mismo que tú, la noche; amo a los hombres porque son primicias de luz, y me da alegría el fulgor de sus ojos cuando descubren y conocen, incansables descubridores, incansables conocedores. Esa sombra que todas las cosas muestran al caer sobre ellas el sol del conocimiento, ésa también soy yo." (...)

Friedrich Nietzsche. El paseante y su sombra.
 Traducción de José Luis Arántegui. Ediciones Siruela, 2003.
Vivian Maier. Autorretrato con diario. Circa 1960.

jueves, 11 de julio de 2024

Si aún quieres ver algo, date prisa: todo está desapareciendo

Eva Lootz. "Si aún quieres ver algo, date prisa: todo está desapareciendo". 06.2024. Foto de F.G.

Tal cual. La realidad es poco más que un espejismo. Mera apariencia.

martes, 25 de junio de 2024

Lo que necesitas para pintar

Pierre-Auguste Renoir. Mujer con sombrilla en un jardín». 1875.


                                                                                                      "De una carta de Renoir

LA PALETA
Blanco copo de nieve
Amarillo cromo
Amarillo napolitano
Ocre amarillo
Ámbar carne
Rojo veneciano
Bermellón francés
Laca de granza
Rojo violáceo
Azul cobalto
Azul ultramar
Verde esmeralda
Negro marfil
Siena puro
Verde viridiana
Albayalde

NO OLVIDAR
Espátula
Raspador
Esencia de trementina

¿PINCELES?
Pinceles en punta de pelo de marta
Pinceles planos de cerdas

Indiferencia ante todo lo que no sea el lienzo.
Capacidad para trabajar como una locomotora.
Una voluntad de hierro."

Raymond Carver. Lo que necesitas para pintar. Del libro Ultramar, recogido en Todos nosotros. Poesía completa. Versión de Jaime Priede. Anagrama, 2019.

Pierre-Auguste Renoir. Autorretrato. 1875.

viernes, 22 de marzo de 2024

Sobre vivir

Lee Friedlander. España. Autorretrato.1964.
"El recuerdo de algunos momentos pasados es más persuasivo que la experiencia de los presentes." 

Henry David Thoreau. Walden. Ed. Cátedra.

F.G. Memoria del agua. Dibujo azaroso. 07.2023.

jueves, 14 de marzo de 2024

Líneas de fuga

José Manuel Navia. Cuenca en la mirada. Cuenca. 2009-2010.
"Escaparse en los sonidos que aún quedan del pasado: en el goteo de un grifo que cierra mal, en el cortar la hogaza, en los gritos del mercado, en la pala que aparta la nieve, en un ladrido muy lejano, en la tos de un enfermo."

Ramón Andrés. Caminos de intemperie. Galaxia Gutemberg, 2022.
F.G. Autorretrato con V. frente a la crecida del Ebro. Logroño. 03.2024.


sábado, 24 de febrero de 2024

Sigo vivo

F.G. Real Maestranza de Caballería de Ronda. 12.2023. 
 He llegado a los setenta.

F.G. Galería de las Colecciones Reales. Madrid.07.2023.

Y sigo vivo.

On Kawara. i am still alive. 15 de mayo de 1971.


miércoles, 14 de febrero de 2024

Brujería

Rembrandt. Autorretrato con bastón. 1658.

(...) "La culpa la tiene Rembrandt. El expuesto en el Frick es su autorretrato más bello. Data de 1658, cuando Rembrandt ha superado ya los 50 años. Al igual que el lector, yo sé lo que es un autorretrato. Y sin embargo, aunque suene raro lo que voy a decir, nunca había captado plenamente su significado. Un pintor se retrata a sí mismo. Pero ¿cómo lo hace? Da un poco de miedo, la verdad. El retratista tiene que observarse a sí mismo todo el tiempo hasta que asoma su doble de pintura en el lienzo que tiene delante, una figura que es su propio yo pero a la que ha añadido algo, a saber, aquello que piensa de sí mismo. El hombre que ahora se observa a sí mismo y me observa a mí es un hombre entrado en años, que se ha disfrazado de rey de Oriente. Todo en este cuadro es cálido, marrones oscuros y dorado, pero los ojos y la boca contradicen esa calidez. Son los ojos y la boca de un hombre de edad avanzada que ha visto el mundo y que sabe que ya no hay nada que esperar. La muerte ya ha desfilado varias veces por su vida, el dinero ha demostrado ser una materia fugaz; la boca, que tanto ha reído, ha dejado de hacerlo. Los ojos, que debieron de gozar tanto del mundo sensual como del esplendor que ellos mismos crearon, se contemplan ahora con una lucidez despiadada que contiene el sedimento de la senectud. En el catálogo del Frick Museum aparece el mismo autorretrato, en blanco y negro como la mayoría de cuadros, si bien al fondo se destaca en color un detalle del cuadro, la mano izquierda que empuña un cetro real. 

Inquieta un poco el refinamiento con el que se sugiere el brillo de ese cetro y del pomo dorado. Pero más impresiona aún la impotencia que sugiere esa mano. El hombre sentado apenas logra sostener el cetro, la mano lo empuña sin fuerza, los dedos no agarran, como si en ese cuadro el monarca hubiera perdido su poder en el mundo. Y sus ojos saben por qué. Pero para ello hubo que pintar antes esos ojos. 

Rembrandt. Autorretrato. Dibujo sobre plancha de grabado.
1658. Rijksmuseum.

Quizás me esté excediendo en mi inocencia didáctica, y el especialista me dirá que todo ello es cuestión de técnica, pero yo no soy capaz de aclararme y me da vueltas la cabeza cuando pienso en quién mira a quién. ¿Cómo puedes saber tanto de ti mismo, observar tu más profundo yo, y a continuación partirte en dos, en el retratista y el retratado? ¿Cómo puede alguien construir su propio doble soportando las larguísimas sesiones de trabajo que ello requiere? En ese mismo instante tengo a mi lado a la compatriota de la blusa azul. Ella está mirando, completamente inmóvil, y sin pensar en que jamás abordo a extraños, le formulo la pregunta que me ocupa.

—Eso se hacía con un espejo —contesta ella.

Con un espejo. Sí, mas ello no reduce el misterio. Puede que sea la respuesta técnica, si es que lo es, pero no explica nada. Nada de cómo una persona se mira a sí misma, y menos todavía de lo que se permite a sí misma ver, por no hablar de lo que luego plasma en el cuadro. Brujería, pienso, eso es lo que es, pero no digo nada. Hablamos un rato, la muchacha y yo, y luego nos separamos, dos holandeses en Nueva York que siguen su camino abandonando al viejo pintor amsterdamés en su destierro. 
Sin embargo, ha sucedido algo curioso. Todo cuanto envuelve el cuadro ha desaparecido: el ruido de la vida amsterdamesa fuera del estudio del pintor, el olor de la pintura en su paleta, las voces de las personas con las que convive en la casa, la comida que ha ingerido ese día. Toda su existencia ha sido absorbida y desecada en esa pintura, conservada como la reproducción autónoma de un hombre que se conocía a sí mismo hasta los tuétanos y que se entregó a las miradas de los demás, a esos extraños que tardarían aún siglos en nacer. Brujería." (...)

Cees Nooteboom. Hopper, Vermeer y los enigmas de la luz. (Recogido en El enigma de la luz. Un viaje en el arte). Siruela, 2007.
Rembrandt en la Frick Collection. Nueva York.

lunes, 12 de febrero de 2024

Huellas y raices

F.G. Retrato de grupo. 02.2024.
Tras los derribos se entienden mejor las peculiaridades y temores de nuestros antiguos vecinos.

F.G. Retrato de cuerpo entero. 02.2024.

viernes, 9 de febrero de 2024

La belleza de la tierra

F.G. El regalo de Victoria. Objeto encontrado. 02.2024.
(...) “Aquellos que contemplan la belleza de la tierra encuentran reservas de fuerza que durarán hasta que la vida termine. 
F.G. Nido en el parque del Ebro. Logroño. 01.2023.
Hay una belleza tan simbólica como real en la migración de las aves, en el flujo y reflujo de la marea, en los repliegues de la yema preparada para la primavera. 
F.G. Sembrado "japonés" junto a Santa Fe de Palazuelos. Clavijo. 02.2024.
Hay algo infinitamente reparador en los reiterados estribillos de la naturaleza, la garantía de que el amanecer viene tras la noche, y la primavera tras el invierno." (...)

Rachel Carson. El sentido del asombro. Traducción y prólogo de Mª Ángeles Martín R-Ovelleiro. Ed. Encuentro. Madrid, 2012.
F.G. Autorretrato de Sansol. 09.2023.

miércoles, 20 de diciembre de 2023

Sombra que siempre me asombras

F.G. Autorretrato (imprevisto) de la Alcazaba de Málaga. 12.2023.

F.G. Taquilla de sombra de la plaza de toros de Mijas. 12.2023.

F.G. Alameda de Ronda, junto al Paseo de los ingleses. 12.2023.


miércoles, 6 de diciembre de 2023

¿Mirar sin ver?

André Kertész. El perrito. París, 1928.

(...) "La mirada fotográfica tiene algo de paradójico que encontramos también algunas veces en la vida: el otro día, en el café, un adolescente, solo, miraba la sala; a veces su mirada se posaba en mí; tenía yo entonces la certeza de que me miraba sin que por ello estuviese seguro de que me viese: distorsión inconcebible: ¿cómo mirar sin ver? Diríase que la Fotografía separa la atención de la percepción, y que sólo muestra la primera, a pesar de ser imposible sin la segunda; se trata, lo que es aberrante, de un acto de pensamiento sin pensamiento, de un apuntar sin blanco. Y es sin embargo este movimiento escandaloso lo que da lugar a la más rara cualidad de un aire. He aquí la paradoja: ¿cómo puede tenerse el aire inteligente sin pensar en nada inteligente, mirando ese pedazo de Baquelita negra? Lo que ocurre es que, ahorrándose la visión, la mirada parece estar retenida por algo interior. Este pobre muchacho que tiene un cachorro recién nacido entre las manos y que acerca su mejilla hacia él (Kertész, 1928) mira al objetivo con sus ojos tristes, ansiosos, asustados: ¡que cavilación tan lastimosa, tan desgarradora! De hecho, no mira nada; retiene hacia dentro su amor y su miedo: la Mirada es esto." (...)

Roland Barthes. La cámara lúcida. Nota sobre la fotografía. Ed. Paidós, 1990. 

André Kertész. Autorretrato. 1935.

martes, 28 de noviembre de 2023

El estanque

El estanque. chapa y pintura (Roberto Pajares Pájaro y Francisco Gestal). 2023. Fotos de F.G.
A pesar de sus dimensiones, el estanque no tiene fondo ni límite conocido. Rodeados de bosques y montañas, en chapa y pintura aspiramos al final de la última primavera a construir un "jardín de agua", una pieza para instalar sobre el suelo de un lugar acotado, -sobre cualquier lugar-, ahondándolo y dándole movimiento y rumor a través de la vibración luminosa de su vegetación. En una época de "exhibiciones inmersivas" por doquier renunciábamos a tan pretenciosa moda y nos tiramos de cabeza a la poza: echaríamos buena parte del verano a bañarnos directamente en la naturaleza, inmersiva y envolvente por definición y (esta sí) de verdad.

Los primeros dibujos y fotografías surgieron de una visita a la alberca de los nenúfares del Botánico de Madrid. La horizontalidad dominante del conjunto, la estructura radial de la nervadura de sus hojas y la peculiaridad de sus bordes, imperfectos como cortados a soplete, era lo que buscábamos, y la posibilidad de jugar con los tamaños y formas de las hojas nos permitiría actuar con patrones relacionados y cambiantes, articulados a conveniencia.

Claude Monet. El estudio de la barca. 1876.

La referencia visual, evidentemente, era Claude Monet, que dedicó buena parte de su fecunda vida creativa a pintar las ninfeas (que es la palabra que utilizan los franceses para referirse a nuestros nenúfares) del jardín que se hizo construir en Giverny (unos 250 cuadros en total de tamaños muy diversos, que llegan hasta los 2,20 x 6 metros en el caso de los recogidos en la Orangerie de las Tullerías de París, iluminados por luz natural sabiamente tamizada) .

Claude Monet en su estudio, pintando ninfeas.

El proceso de elaboración fue mucho menos placentero de lo previsto, y Pájaro cortó, moldeó y repujó con mano sacrificada y maestra, creando herramientas y soportes adecuados para conducir el rígido cobre hasta la flexible dulzura vegetal que pretendíamos. 

La reiterada exposición al fuego produjo en el material sorprendentes irisaciones, más o menos incontroladas y siempre bienvenidas, y el martillo llevó a las partes a formar un conjunto muy satisfactorio, aunque, como casi siempre ocurre y en general para bien, distante de nuestras intenciones iniciales.


Las diecisiete hojas reposan sobre dos metros cuadrados de una preciosa chapa de hierro negra, con unas sorprendentes "aguas" que la mueven y ahondan hasta hacerla insondable, a lo que ayuda el viejo truco de depositarla sobre ocho cilindros de hierro que la elevan del suelo y generan un perímetro difuso y sombrío. La oxidación que sufrió en el tormentoso viaje desde la ermita de Lomos de Orios hasta el Museo de Jaén le sentó francamente bien. 

Durante todo el proceso huimos como de la peste de la amenaza de "lo bonito", porque al menor descuido se presentaba un indeseable ramalazo "modernista" o el puntito kitsch del mal gusto universalizado. Tu dirás, paciente lector, si conseguimos mantenerlo a raya. Ese fue nuestro empeño, en cualquier caso.

Una vez más hemos de agradecer el emplazamiento que nos proporcionó el Museo de Jaén, en la sala que acoge el tesoro escultórico del yacimiento íbero de Cerrillo Blanco (Porcuna). El estanque, en medio del imponente túmulo funerario, sobre el pavimento cobrizo, parece acorde con la representación de otros placeres efímeros de los que los 
guerreros se quisieron rodear para afrontar el viaje eterno, aspirando a que el vívido recuerdo de lo que gozaron en vida se lo hiciera más llevadero.
Ojalá que la tierra les haya sido leve.