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F.G. Escape. Collage de palabras encontradas. Cuaderno de escritura. Primavera de 2025. |
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F.G. Autorretrato en el FOAM. Ámsterdam, 05.2025. |
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Lee Friedlander. Autorretrato. Tokio ,1994. |
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Lee Friedlander. Autorretrato. |
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Miquel Barceló. Autorretrato. |
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Vivian Maier. Doble autorretrato. Circa 1960. |
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Vivian Maier. Autorretrato con revista. Circa 1960. |
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Vivian Maier. Autorretrato con diario. Circa 1960. |
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Pierre-Auguste Renoir. Mujer con sombrilla en un jardín». 1875. |
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José Manuel Navia. Cuenca en la mirada. Cuenca. 2009-2010. |
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Rembrandt. Autorretrato con bastón. 1658. |
(...) "La culpa la tiene Rembrandt. El expuesto en el Frick es su autorretrato más bello. Data de 1658, cuando Rembrandt ha superado ya los 50 años. Al igual que el lector, yo sé lo que es un autorretrato. Y sin embargo, aunque suene raro lo que voy a decir, nunca había captado plenamente su significado. Un pintor se retrata a sí mismo. Pero ¿cómo lo hace? Da un poco de miedo, la verdad. El retratista tiene que observarse a sí mismo todo el tiempo hasta que asoma su doble de pintura en el lienzo que tiene delante, una figura que es su propio yo pero a la que ha añadido algo, a saber, aquello que piensa de sí mismo. El hombre que ahora se observa a sí mismo y me observa a mí es un hombre entrado en años, que se ha disfrazado de rey de Oriente. Todo en este cuadro es cálido, marrones oscuros y dorado, pero los ojos y la boca contradicen esa calidez. Son los ojos y la boca de un hombre de edad avanzada que ha visto el mundo y que sabe que ya no hay nada que esperar. La muerte ya ha desfilado varias veces por su vida, el dinero ha demostrado ser una materia fugaz; la boca, que tanto ha reído, ha dejado de hacerlo. Los ojos, que debieron de gozar tanto del mundo sensual como del esplendor que ellos mismos crearon, se contemplan ahora con una lucidez despiadada que contiene el sedimento de la senectud. En el catálogo del Frick Museum aparece el mismo autorretrato, en blanco y negro como la mayoría de cuadros, si bien al fondo se destaca en color un detalle del cuadro, la mano izquierda que empuña un cetro real.
Inquieta un poco el refinamiento con el que se sugiere el brillo de ese cetro y del pomo dorado. Pero más impresiona aún la impotencia que sugiere esa mano. El hombre sentado apenas logra sostener el cetro, la mano lo empuña sin fuerza, los dedos no agarran, como si en ese cuadro el monarca hubiera perdido su poder en el mundo. Y sus ojos saben por qué. Pero para ello hubo que pintar antes esos ojos.
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Rembrandt. Autorretrato. Dibujo sobre plancha de grabado. 1658. Rijksmuseum. |
Quizás me esté excediendo en mi inocencia didáctica, y el especialista me dirá que todo ello es cuestión de técnica, pero yo no soy capaz de aclararme y me da vueltas la cabeza cuando pienso en quién mira a quién. ¿Cómo puedes saber tanto de ti mismo, observar tu más profundo yo, y a continuación partirte en dos, en el retratista y el retratado? ¿Cómo puede alguien construir su propio doble soportando las larguísimas sesiones de trabajo que ello requiere? En ese mismo instante tengo a mi lado a la compatriota de la blusa azul. Ella está mirando, completamente inmóvil, y sin pensar en que jamás abordo a extraños, le formulo la pregunta que me ocupa.
—Eso se hacía con un espejo —contesta ella.
Con un espejo. Sí, mas ello no reduce el misterio. Puede que sea la respuesta técnica, si es que lo es, pero no explica nada. Nada de cómo una persona se mira a sí misma, y menos todavía de lo que se permite a sí misma ver, por no hablar de lo que luego plasma en el cuadro. Brujería, pienso, eso es lo que es, pero no digo nada. Hablamos un rato, la muchacha y yo, y luego nos separamos, dos holandeses en Nueva York que siguen su camino abandonando al viejo pintor amsterdamés en su destierro.![]() |
Rembrandt en la Frick Collection. Nueva York. |
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F.G. Nido en el parque del Ebro. Logroño. 01.2023. |
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F.G. Sembrado "japonés" junto a Santa Fe de Palazuelos. Clavijo. 02.2024. |
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André Kertész. El perrito. París, 1928. |
(...) "La mirada fotográfica tiene algo de paradójico que encontramos también algunas veces en la vida: el otro día, en el café, un adolescente, solo, miraba la sala; a veces su mirada se posaba en mí; tenía yo entonces la certeza de que me miraba sin que por ello estuviese seguro de que me viese: distorsión inconcebible: ¿cómo mirar sin ver? Diríase que la Fotografía separa la atención de la percepción, y que sólo muestra la primera, a pesar de ser imposible sin la segunda; se trata, lo que es aberrante, de un acto de pensamiento sin pensamiento, de un apuntar sin blanco. Y es sin embargo este movimiento escandaloso lo que da lugar a la más rara cualidad de un aire. He aquí la paradoja: ¿cómo puede tenerse el aire inteligente sin pensar en nada inteligente, mirando ese pedazo de Baquelita negra? Lo que ocurre es que, ahorrándose la visión, la mirada parece estar retenida por algo interior. Este pobre muchacho que tiene un cachorro recién nacido entre las manos y que acerca su mejilla hacia él (Kertész, 1928) mira al objetivo con sus ojos tristes, ansiosos, asustados: ¡que cavilación tan lastimosa, tan desgarradora! De hecho, no mira nada; retiene hacia dentro su amor y su miedo: la Mirada es esto." (...)
Roland Barthes. La cámara lúcida. Nota sobre la fotografía. Ed. Paidós, 1990.
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André Kertész. Autorretrato. 1935. |
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El estanque. chapa y pintura (Roberto Pajares Pájaro y Francisco Gestal). 2023. Fotos de F.G. |
Los primeros dibujos y fotografías surgieron de una visita a la alberca de los nenúfares del Botánico de Madrid. La horizontalidad dominante del conjunto, la estructura radial de la nervadura de sus hojas y la peculiaridad de sus bordes, imperfectos como cortados a soplete, era lo que buscábamos, y la posibilidad de jugar con los tamaños y formas de las hojas nos permitiría actuar con patrones relacionados y cambiantes, articulados a conveniencia.
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Claude Monet. El estudio de la barca. 1876. |
La referencia visual, evidentemente, era Claude Monet, que dedicó buena parte de su fecunda vida creativa a pintar las ninfeas (que es la palabra que utilizan los franceses para referirse a nuestros nenúfares) del jardín que se hizo construir en Giverny (unos 250 cuadros en total de tamaños muy diversos, que llegan hasta los 2,20 x 6 metros en el caso de los recogidos en la Orangerie de las Tullerías de París, iluminados por luz natural sabiamente tamizada) .
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Claude Monet en su estudio, pintando ninfeas. |
El proceso de elaboración fue mucho menos placentero de lo previsto, y Pájaro cortó, moldeó y repujó con mano sacrificada y maestra, creando herramientas y soportes adecuados para conducir el rígido cobre hasta la flexible dulzura vegetal que pretendíamos.
La reiterada exposición al fuego produjo en el material sorprendentes irisaciones, más o menos incontroladas y siempre bienvenidas, y el martillo llevó a las partes a formar un conjunto muy satisfactorio, aunque, como casi siempre ocurre y en general para bien, distante de nuestras intenciones iniciales.
Durante todo el proceso huimos como de la peste de la amenaza de "lo bonito", porque al menor descuido se presentaba un indeseable ramalazo "modernista" o el puntito kitsch del mal gusto universalizado. Tu dirás, paciente lector, si conseguimos mantenerlo a raya. Ese fue nuestro empeño, en cualquier caso.
Una vez más hemos de agradecer el emplazamiento que nos proporcionó el Museo de Jaén, en la sala que acoge el tesoro escultórico del yacimiento íbero de Cerrillo Blanco (Porcuna). El estanque, en medio del imponente túmulo funerario, sobre el pavimento cobrizo, parece acorde con la representación de otros placeres efímeros de los que los