miércoles, 31 de enero de 2024

Atolladero

F.G. Embrollo. Ateneo de Malaga (antigua iglesia del Santo Cristo de la Salud)

Enseguida se dio cuenta de que la única salida del laberinto habría de ser a través del desagüe.

martes, 30 de enero de 2024

Estadística

William Gedney. San Francisco, 1966. De la serie Casas por la noche.

Los medios informan de la realidad repartiendo el pollo entre todos por igual, sin tener en cuenta cuántos comen pollo y cuántos no, y lo que realmente le toca a cada uno del pollo cuando le toca algo. Es decir: desinforman. O, lo que viene a ser lo mismo, mienten a sabiendas. Porque son parte de los que se comen el pollo.

F.G. El palo del gallinero. 01.2024.

lunes, 29 de enero de 2024

El genio de la lengua

F.G. Frente al Espaciocomün.  Nalda. 01.2024.
A pesar de la aparente contradicción entre sus partes, el nombre de la callejuela, tan parco, tan exacto, explicaba todo lo necesario acerca del lugar y de su entorno.
.F.G. Propiedad y ventilación. Nalda. 01.2024.

viernes, 26 de enero de 2024

Dique seco

Autochrome Lumière de autor anónimo. Muelles de París. Circa 1910.
El borrachín
apacigua su tormenta
durmiéndola al sol.

jueves, 25 de enero de 2024

No hay dos lunas iguales

Richard Long. Luna llena a vista de pájaro.

(...) "Yo soy un entusiasta de las lunas de los cielos de invierno. Son cielos rutilantes, de una nitidez, de una turgencia metálica. En invierno la luz de la luna tiene una calidad tensa y una luz viva. La luna de enero es la más clara del año y convierte el paisaje en un sueño, en un sueño lúcido y preciso. ¿No ha visto usted en este tiempo una pared blanca tocada por la luna, una masía a cuatro vientos, una masa arbórea salpicada por su resplandor? En esta época, la luna ilumina todo cuanto toca con un aire de misterio y parece dar un aire patético al silencio de la noche. Es en esas noches cuando los perros de las masías se pasan horas y horas ladrando, aullando lastimeramente, sin saber por qué lo hacen, sin tener una causa visible. Y ahora le diré por qué los perros ladran sin tener una causa conocida, en esas noches de luna. En mis invernales caminatas nocturnas me encontré una noche con un perro que ladraba llorando y que soltaba unos aullidos largos y patéticos. «¿Por qué lloras de este modo?», le pregunté. «¡Porque tengo miedo!», dijo el perro, encorvándose sobre su propio cuerpo.

—Pero ¿usted habla con los perros?

—Sí, señor. Hay literatos que hacen hablar, que ponen de manifiesto los sentimientos de los seres inanimados, y así, en muchos libros, sus autores hacen hablar a las paredes, a los muebles, a las máquinas de coser, a las camas, a las escaleras, a los platos y a las soperas e incluso, a veces, a los personajes de las novelas, a pesar de no tener absolutamente nada que decir. Yo me mantengo en un terreno de absoluta discreción y ello me permite hablar con los seres vivos —⁠con los perros concretamente⁠—. Los perros ladran, en invierno, porque la claridad de la luna pone sobre la tierra un velo tan sutil de misterio que les atemoriza. En verano ladran menos.
Joan Miró. El perro ladrando a la luna. 1952.
—En verano la luna es más débil.

—Realmente, la luz de la luna es más débil y suele estar muy sutilmente enturbiada, y tiene una densidad desfibrada y dispersa: una luz triste y fatigada, pero impregnada de la delectación morosa de la fatiga. Ocurre, sin embargo, que la mayoría de las personas no conocen la luz blanca y clara de la luna de enero porque en esa época suele hacer frío y no es corriente salir de casa por esas pequeñeces. Las lunas de verano, en cambio, se pueden contemplar en mangas de camisa, y ello constituye un positivo aliciente. En otoño, la luna es más triste. Navega por los espacios en medio de nubarrones quebrados de formas monstruosas. ¿Se ha fijado usted en los bordes de las nubes tocadas por las lunas de otoño? ¿Recuerda los amarillos de yema de huevo, los malvas, los violetas, los vinagres, los cobres, los oxidados, los colores ferruginosos, los estaños extasiados que cuelgan de las nubes del cielo?
El Greco. Vista de Toledo. 1596.
Esos colores, ¿no le recuerdan las pinturas del Greco? Éste es el pintor —⁠el único pintor⁠— que ha llegado a reproducir, en sus telas, los dramáticos colores que tienen las nubes tocadas por la luna de otoño. Chopin es el músico de la luna aterciopelada, señorial, clara, blanca, de invierno. El Greco es el pintor de las lunas de otoño. Éstos son hombres de la luna, y en vida fueron probablemente lunáticos, es decir, hombres tocados por una locura pasiva y morosa, pero cierta."(...)

Josep Pla. Luna de enero. (1971). Recogido en Las horas. Traducción de Josep Daurella. Ed. Destino, 2023.

miércoles, 24 de enero de 2024

La esquiva naturaleza del color

Lucas Arruda. Sin título. (De la serie Desierto-Modelo). 2021. Foto de F.G.

"De los colores en general, bajo cuyo brillo y barniz se ven todas las cosas, ningún hombre ha contemplado todavía la verdadera naturaleza."

Sir Thomas Browne. Pseudodoxia Epidemica. (Citado por Pablo Maurette en el proemio de La niña de oro. Anagrama, 2024).
Lucas Arruda. Sin título. (De la serie Desierto-Modelo). 2021. Foto de F.G.

martes, 23 de enero de 2024

El narrador es la estrella

F.G. Junto al cauce del molino, en Badarán. 07.2022.
"¿Te sitúas?" (...)
Juan MarséCaligrafía de los sueños. Ed. Lumen, 2011.

lunes, 22 de enero de 2024

El poeta Alejandro Montiel escribe a sus amigos sin rabia ni esperanza acerca de algunos asuntos que les tocó vivir en tiempos y lugares no siempre amables

El Primero A de Bachillerato del Instituto Marqués de la Ensenada (ahora Sagasta), de Logroño, en el curso 1969-70. El cuarto por la izquierda de la primera fila es Alejandro Montiel. En el centro de la última, con aura de folio apaisado, está Alfonso Martínez Galilea.
 
Los editores Mangolele & Sancha acaban de presentar el libro Trece epístolas rudas, del poeta logroñés Alejandro Montiel. Aunque escribe poemas desde finales de los años 70, esta colección de cartas en verso alejandrino escritas entre 1992 y 1994 y dirigidas a varios amigos de distintas épocas y lugares es su primer libro de poesía publicado. En cambio, sobre los asuntos a los que ha dedicado su brillante vida profesional y académica (el cine y el teatro, el arte y sus historias) ha publicado de manera continuada numerosas obras de mérito y valor perdurable.
El poeta Desiderio C. Morga considera que "si algo caracteriza de modo palmario a estos alejandrinos sostenidos, es la suavidad del fraseo, el fluido verbal y la calidad estrófica, todo ello ceñido a una cotidianeidad donde no se ocultan los gustos y fobias del autor. Un libro, en definitiva, tan diverso y denso como los destinatarios de las cartas y que requiere, no obstante, cierto esfuerzo para apreciar en su integridad tan rica mixtura.”
Alejandro Montiel.
Gracias a la gentileza del autor y los editores reproduzco aquí esta primera epístola, crónica tan amarga como amable de un tiempo cruel al que mal que bien hemos sobrevivido, y  preferida quizá porque transcurre en la ciudad triste en la que crecimos, dentro de la que, como parte esencial de su lúgubre paisanaje, retrata con precisión implacable y sin subir la voz a la fauna encargada de nuestro adoctrinamiento, siniestros personajes a los que seguimos viendo en las situaciones atroces en que se recreaban para dar sentido a lo que creían vidas. El tiempo no lo cura todo, pero la distancia, afortunadamente, casi siempre lo hace risible. Y, al final, todo es ceniza.

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A S.M.
«...Palacio, buen amigo, 
¿tienen ya ruiseñores las riberas?» 
ANTONIO MACHADO 

Querido Sabiniano: 

Ya los tupidos plátanos dan sombra a las aceras 
de esta ciudad de plátanos, de aceras y de sombras: 
Barcelona os aguarda con ramas verdecidas. 

Mientras tanto entrevero un diálogo ilusorio 
con el silencio tuyo. Voy juntando palabras 
y rememoro en calma los días de Instituto 
para hablar de nosotros, de las farolas rotas, 
de las aulas ruidosas, de los castaños grandes, 
del olor a los libros en pupitres gastados, 
de las bicis, del mus, del Latín y don Luis, 
de esqueletos en clase de Ciencias Naturales 
y balones naranja resonando en el patio. 

Me propongo erigir un edificio espurio, 
edificio de nombres con cimientos de aire, 
nombres, más nombres, nombres, que me hostigan y mecen 
embaucadores, suaves, impropios y terribles. 

Porque las voces pueblan este foro sin nadie. 
Partida de ajedrez trabada en la distancia, 
mueven blancas y ganan imágenes perdidas: 
los domingos de hastío con regaliz y pipas, 
las mañanas heladas en hileras marciales 
y esas chicas azules con las faldas plisadas 
esgrimiendo sus risas contra un rubor callado. 

Años después, los días me enajenan y llaman 
con cantos de sirena triviales como horarios 
fijados de antemano para citas inútiles 
donde se imposta siempre un celo prescindible. 
Cada día, otro día se suma sin sentido 
al lento calendario de actividades cívicas. 
Años después, aquí, infalibles palomas, 
eventuales gaviotas, pajarillos menudos 
visitan al acaso mi marquesina verde 
o en esa partitura del pobre tendedero 
van dibujando notas de una canción secreta. 

Años después están, entibiado el frescor 
de las aguas del Ebro, los perfiles difusos 
de los billares broncos y el baile primerizo, 
destruida la casa donde nací en Logroño. 

Pero el recuerdo queda, tozudo y falseado, 
comprometiendo un cuerpo artificial y único 
que protesta incesante su destino de esquirlas. 
Me tropiezo a menudo con jefes y fantoches: 
son granujas monótonos, ubicuos y espectrales, 
se emborrachan de órdenes y trasiegan consignas 
inmoderadamente. Son como aquél, ¿te acuerdas?,
aquel jefe de estudios concienzudo y violento, 
siempre la boca llena de tanta disciplina 
que acabó cultivando un ruin huerto de úlceras. 
Ostentan cargos públicos de mucho ringorrango 
o puestos responsables en empresas solventes; 
conciertan en los bares mezquinos privilegios, 
nerviosos y furtivos como niños idiotas. 

También hallo afiliados, prudentes y cordiales, 
al vasto sindicato de los «soy un mandado». 
Bajo patricia arenga, cumpliendo escrupulosos 
sus contratos legítimos, son comunes, pacíficos, 
feligreses del miedo en un ritual sonámbulo, 
absortos en exámenes de junio y de septiembre, 
repitiendo en febrero y en cursos sucesivos 
la vieja asignatura sempiterna y absurda. 
Son pueblo, insolidario hasta consigo mismo, 
artífices de un mundo formidable, imponente, 
como cárcel Modelo con internos de fiesta. 

Así voy dando tumbos, entre sandios y crueles, 
descansando, si puedo, en un chiste ingenioso, 
medio loco, consciente de que todas las tardes 
hay un recuerdo tuyo que fecunda un poema 
tan trivial como este, una carta tan sólo. 

Barcelona, 17 de julio de 1992
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Alejandro Montiel lee la primera de las Trece 
epístolas rudas editadas en Logroño por 
Mangolele & Sancha. 01.2024.

Perdida la pista del viejo amigo durante décadas, tras recuperar el contacto a través de estas epístolas cuenta Alfonso Martínez Galilea que, personalmente, siente "estos poemas muy cercanos a la poesía de algunos amigos de nuestro particular “parnasillo provincial”, lo que resulta bastante asombroso si se considera que la relación entre dichos poetas y el autor de Trece epístolas rudas ha sido sencillamente ninguna.”
El también coetáneo José Ignacio Foronda comenta que es “singular ejercicio la lectura de cartas que han sido escritas para otros. Singular y, en el caso de Trece epístolas rudas, grato. Uno no encuentra rudeza alguna en estas epístolas, al revés: agradece el tono de cada poema, esa voz cercana, templada por la edad y las lecturas, que monologa en perfectos alejandrinos con amigos distantes. Y siente el pulso de un autor, Alejandro Montiel, que se divierte escribiendo sobre el humo, la vida.”

En fin: (...)"Sin miedo ni esperanza, él sigue su camino:
este largo camino de la melancolía"(...), contándose a sí mismo en las cartas a otros y llamando a las cosas por lo que cree su nombre. 
Suerte con la tarea, y escribe más si quieres. 

viernes, 19 de enero de 2024

En el café

F.G. Hayedo portátil. Ensamblaje de objetos encontrados. 2019.

Aquel aroma le abrazó como lo hace un bosque.

jueves, 18 de enero de 2024

Nunca mais una y otra vez

Óscar Corral. Una voluntaria recoge 'pellets' en la playa de Noia. 01.2024.

Qué bonito tiene que ser que le reconozcan a uno mérito suficiente como para que le nombren por ello “consejero del mar”, sobre todo si le interesa serlo porque es de dominio público que está a la altura de la importancia del mar y piensa estar despierto para escribirle cantigas de amigo y para afrontar los problemas y amenazas que al mar le puedan ir llegando un día si y otro también, constantemente, con las ondiñas que veñen e van, y se supone razonablemente que sabrá prevenir o reaccionar a tiempo y lo mejor posible dadas las cambiantes circunstancias, como si fuera digno del nombre y la encomienda y asumiera en serio y de verdad la grave responsabilidad de ser "consejero del mar", o, si no, "consejera de medio ambiente, territorio y vivienda", o, ainda mais, "presidente de la xunta". 
Menuda carga. 
Manda carallo.
Cabalar. Una persona recoge 'pellets' en la playa de Traba, en Laxe.


miércoles, 17 de enero de 2024

martes, 16 de enero de 2024

Acecho

F.G.  Mestizo  Nº 5. Ensamblaje de objetos encontrados. 2020.
Quieto en el alto.
Sobre el tablero
los objetos negocian.

lunes, 15 de enero de 2024

"Y enn-toon-ceees…"

F.G. Embalse de Bercijana, en Yécora. 03.2022.
(...) "Además, el que cuenta es el que manda."
Juan MarséCaligrafía de los sueños. Ed. Lumen, 2011.

viernes, 12 de enero de 2024

El pintor y los espectadores como mirones

Johannes Vermeer. La lección de música interrumpida. 1660.
(...) "lleva una casaquilla de color rojo encendido sobre una amplia falda en la que domina el azul grisáceo, y en la cabeza, un ancho pañuelo o capucha de color más claro que le oculta el cabello dejando su hermoso rostro ovalado de mujer joven expuesto a la luz. Pero ¿qué luz? 
El resto de la luz que ilumina este cuarto interior holandés tiene una fuente visible: una vidriera situada en el ángulo superior izquierdo del cuadro. El rostro de la joven, vuelto hacia el pintor, queda por esta razón apartado de la fuente de luz. La capucha, que claramente le sobresale a ambos lados de la cara, le haría sombra en el rostro si esa ventana fuese la fuente de luz. Pero no hay ninguna sombra. La luz que le ilumina el rostro procede del lugar donde está el pintor (y el espectador). Ahora sí que se complican las cosas, lo mismo que sucede con Hopper. También el pintor americano pinta desde una óptica en la que de hecho no puede situarse. 
Edward Hopper. Sol matutino. 1952. 
En el cuadro Morning Sun se ve muy bien por qué: en el sitio que ocupa el pintor estaría una de las paredes de la habitación. Es pues físicamente imposible que el artista esté pintando en ese lugar, y eso es lo que confiere al cuadro ese toque de misterio. Hopper ha sorprendido (y por consiguiente nosotros también) a una persona con su sola presencia en una habitación de hotel; el pintor es un voyeur (y me convierte a mí en lo mismo), y en este aspecto sigue el gran ejemplo de Vermeer. Esa intimidad tan especial que emana de los interiores de Vermeer queda reforzada por el hecho de que vemos a las personas representadas cuando en realidad eso es imposible, salvo que hubiera una cámara oculta en esos interiores, una cámara dentro de una cámara. Pero no hay ninguna cámara y un pintor es una figura demasiado grande para poder esconderlo. 
El cuadro frente al que me encuentro ahora mismo es más misterioso aún si cabe, puesto que la muchacha está mirando al pintor (a mí), mientras que el resto de lo que acontece en el cuadro indica que eso es imposible. La intimidad, o lo que sea que ésta signifique, no ha sido capaz de soportar de ninguna manera a una tercera persona. Pero ¿adónde dirige su mirada la muchacha? ¿Acaso fija sus ojos en el espacio, en el vacío? ¿Una mirada «casualmente» atrapada por nosotros? ¿Se ha «inventado» el pintor un transeúnte anónimo que, de nuevo por casualidad, habría pasado por delante de una ventana abierta detrás de la cual estaba esa muchacha con su amante, profesor de música o esposo? El amor está sugerido en el cuadro por un Cupido apenas visible, colgado en la pared del fondo. De ser así, la escena se convierte en un asunto de ficción; lo que aún sería comprensible. La posibilidad de que la muchacha hubiera posado está descartada: lo que el espectador ve es, literalmente, un abrir y cerrar de ojos, un instante, la mirada de la muchacha, el breve momento en que ésta interrumpe la intimidad del acontecimiento alzando la vista. En cierto modo, esa mirada la libera de la presencia masculina que tiene a sus espaldas. 
No está del todo claro por qué el Frick Museum ha titulado este cuadro Girl interrupted at her music. Encima de la mesa hay un instrumento de cuerda y sobre éste, medio colgando, una partitura, pero no es seguro que ella estuviera tocando su instrumento cuando el hombre irrumpió en el cuadro. 
El profesor de música no mira hacia el pintor. El hombre constituye un cuerpo protector que envuelve a la delicada criatura. Ella, aunque permanece «libre», está como encapsulada en la presencia del hombre, quien por cierto ha entrado más tarde en escena. El brazo derecho de él roza las manos de ella. Juntos sostienen con tres manos una carta o una partitura. A su vez, el brazo izquierdo de él pasa por detrás de ella y se apoya en el respaldo de su silla. Todo ello queda delicadamente acentuado por la facilidad con que se confunden los colores de la capa de él y de la falda de ella. En realidad son los mismos colores, convertidos en algo así como una gran superficie de hojas sobre la que el rojo de la casaquilla de la muchacha destaca como una flor." (...)

Cees Nooteboom. Hopper, Vermeer y los enigmas de la luz. (Recogido en El enigma de la luz. Un viaje en el arte). Siruela, 2007.

jueves, 11 de enero de 2024

De Herrera a Carbonera

F.G. Bajera roja. Piqueras, en Logroño. 11.2023.
(...) "Y como Azorín viese que se iba poniendo triste y que el escepticismo amable del amigo Montaigne era, amable y todo, un violento nihilismo, dejó el libro y se dispuso a ir a ver al maestro —que era como salir de un hoyo para caer en una fosa." (...)

José Martínez Ruiz "Azorín". La voluntad. Barcelona, 1902. 
F.G. Bajera azul.. Piqueras, en Logroño. 11.2023.


miércoles, 10 de enero de 2024

Plata

F.G. Mientras la tarde languidece. 11.2023.

Sale el sol.
Brillan las canas
en el vermú torero.

martes, 9 de enero de 2024

La lectura empieza por los ojos. Unas cuantas portadas de libro

"Mar de istorias", de Fernán Pérez de Guzmán. Imprenta de Diego Gumiel. Valladolid, 1512.
En su conversación con el guionista Jean-Claude Carrière acerca del futuro de los libros, Umberto Eco afirmaba que "El libro es como la cuchara, el martillo, la rueda, las tijeras. Una vez se han inventado, no se puede hacer nada mejor. El libro ha superado la prueba del tiempo... Quizá evolucionen sus componentes, quizá sus páginas dejen de ser de papel, pero seguirá siendo lo que es."
Conde de Lautréamont. Obras completas. Paris, GLM. 1938.
Y al frente del incombustible invento, nada como una buena portada para abrir paso a la atención de los que buscan sabiendo lo que esperan...
Joseph Cornell. Catálogo del museo Guggenheim. Nueva York, 1967.
... y de los que miran para conocer, para alimentar su curiosa expectativa.
John Baglow. "Murmuration. Marianne´s Book."
The Hugh MacLennan Poetry Series. Montreal, 2023.

lunes, 8 de enero de 2024

Donde las estrellas se acercan un paso más

Giovanni Anselmo. "Dove le stelle si avvicinano di una spanna in più." 2001-2013. La Venaria Reale de Turín. Gran Parterre dei Giardini della Reggia. Fotos de F.G. 05.2023.

"Yo, el mundo, las cosas, la vida,..., somos situaciones de energía, y la cuestión es justamente no cristalizar esas situaciones, sino más bien mantenerlas abiertas y vivas en función de nuestro vivir."
Giovanni Anselmo. 1969.

Foto F.G. 05.2023.
La obra de Giovanni Anselmo titulada Donde las estrellas se acercan un palmo más está formada por seis gigantescas losas de granito negro africano con la escritura incisa del título, que remite a una especie de "bradisismo" (recrecimiento paulatino del suelo en las zonas volcánicas activas) aproximadamente de la altura de una mano abierta. Subidos a la superficie de la escultura se pueden contemplar las estrellas -que se alternan continuamente en su vertical celeste día y noche- desde un poco más cerca.
Foto Venaria Reale de Turín.

Foto F.G. 05.2023.

domingo, 7 de enero de 2024

La lucha final

F.G. El servicio postrimero. Logroño. 08.2023.

La pintura, como El Cid, da batalla hasta después de muerta, y, sorprendentemente, a veces sale bien parada.

sábado, 6 de enero de 2024

Tres regalos reales

Adoración de los Magos. Teresa Díez. Mediados del siglo XIV. Foto de F.G.
Este año miracomosuena regala a sus fieles visitantes un recordatorio triple de lo que es de todos y está a la vuelta del camino, casi al alcance de la mano, dándonos innúmeros motivos de asombro y conocimiento.

Teresa Díez me fecit. La firma de la pintora y/o mecenas. Foto F.G.
Hemos empezado con una pintura mural al temple (luego trasladada a lienzo) de la Adoración de los Magos, realizada por Teresa Díez a mediados del siglo XIV (probablemente la primera pintora de la que hay referencia documental en el arte español) y que forma parte de la amplia serie de Escenas de la vida de Cristo realizadas en el convento de Santa Clara y ahora expuestas en la iglesia-museo de San Sebastián de los Caballeros, ambas en Toro.

Alonso Berruguete. Adoración de los Reyes Magos. Foto de F.G.
Seguimos con el relieve de la Adoración de los Reyes Magos tallado por Alonso Berruguete entre 1526 y 1532 para formar parte del Retablo Mayor de San Benito el Real, de Valladolid, ahora, tras su reconstrucción, reubicado en el Museo Nacional de Escultura de la misma ciudad.

El Bosco. Tríptico de la Epifanía. 1485-1500.
Y acabamos con el Tríptico de la Epifanía pintado por El Bosco entre 1485 y 1500, confiscado en Bruselas por el Duque de Alba y ahora conservado en el Museo del Prado.
F.G. Parte trasera del relieve de la Adoración de los Reyes Magos, de Alonso Berruguete.  
Como ves, también buena parte del arte ha sido y es, por diversos motivos, "movedizo", como los Reyes Magos, y esa circulación explica y completa su inestimable valor.
Sigue la luz de tu curiosidad.

viernes, 5 de enero de 2024

Cultura, memoria y color

F.G. La compota de Victoria para la comida de Año Nuevo de 2024.
Una parte de la receta es social y tiene que ver con la experiencia histórica de la especie: interés, observación, curiosidad, aprendizaje acumulado, conocimiento transmitido, selección meticulosa de los productos que se han ido perfeccionando a lo largo del tiempo en el entorno rural,...
La otra, quizá la fundamental, depende de la suerte de cada cual: memoria familiar, dedicación, cariño y aplicación precisa de la sabiduría relacionada con la gestión del fuego domesticado en las cocinas.

Este año la compota estuvo estupenda. 
Tan buena como siempre. 
Muchas gracias.

jueves, 4 de enero de 2024

Un estanque de nenúfares en el escaparate de Castroviejo Librero

Fragmento de estanque. Chapa y pintura (Roberto Pajares Pájaro y Francisco Gestal).
Castroviejo Librero. 01.2024.

En medio del borbor postnavideño que invade Logroño y haciendo uso (bueno, espero) de la hospitalidad que me brinda Castroviejo Librero, en el pasaje de Los Leones, expongo en su vitrina de acceso la entrega numero cuarenta y dos de mi exposición a la altura de los ojos y a pie de calle, recurriendo para ello a un fragmento de la obra Estanque, que realizamos como colectivo chapa y pintura (Roberto Pajares Pájaro y Francisco Gestal) para que formara parte de nuestra reciente exposición andaluza.

Si eres de los pocos que no acudiste al Museo de Jaén para verla en su integridad, - hermanada coyunturalmente de muy armónica manera con el tesoro de esculturas íberas de Cerrillo Blanco el pasado noviembre -, aquí puedes resarcirte, al menos en parte, de tamaña carencia, y de paso comprar algún libro a nuestros amables anfitriones. Os hará mucho bien a todos, incluso a los beneficiarios del regalo si es que esa es la gentil intención de tu inversión.
Como ya conté en estas páginas el origen e intenciones de Estanque te voy a evitar otra digestión pesada en estos tiempos en que sobran: si quieres puedes volver a leer sus (nuestras) pretensiones pulsando aquí. Y si quieres ver toda la información que miracomosuena dedicó en su momento a la exposición chapa y pintura puedes pulsar la etiqueta que con ese nombre figura en la columna de la derecha.

El alarde expansivo del cobre sólo ha dejado hueco en esta ocasión para la compañía de dos excelentes libros en los que el arte se relaciona perfecta y estrechamente con la naturaleza y la ciencia: "Arte y naturaleza. Un siglo de biomorfismo", que recoge una parte poco difundida de la colección del Beaubourg parisino y que la Fundación La Caixa está exponiendo en varios de sus centros, y la magna obra que la editorial Taschen dedica a la pionera fotógrafa Anna Atkins, en la que se recogen los 550 cianotipos que componen las series que dedicó a las algas y helechos británicos. Como para enamorarte definitivamente del azul prusia y de plantas tan singulares, ya verás.
Te deseo que los reyes magos sean contigo todo lo generosos que te mereces (no es una maldición, de verdad) y que acierten con sus rumbosas ofrendas (aunque siempre te quedará la posibilidad de "descambiarlas" por otra cosa, como se dice por aquí).
Suerte en cualquier caso.
Buen invierno y hasta pronto.