cinco hojas del cuaderno de campo. chapa y pintura (Roberto Pajares Pájaro y Francisco Gestal). Museo de Jaén. 11.2023. Foto de Carlos Tajuelo. |
En la presentación al catálogo de su exposición Cuadernos de campo (1979), titulada quizá demasiado precavidamente Explicación preventiva, el sabio Julio Caro Baroja afirmaba que "el dibujo me ha parecido una herramienta de trabajo indispensable y lo he considerado como elemento fundamental para comprender. Nada de cosa auxiliar complementaria o subsidiaria. No. Fundamental; y creo que ahora, cuando los artistas buscan abstracciones y cuando mucha gente torpe cree que la fotografía cumple todos los requisitos que se necesitan para obtener buenos documentos gráficos, somos los profesionales de distintas ciencias los que tenemos que combatir en defensa de lo que es el Dibujo en general y los buenos dibujos en particular.
Julio Caro Baroja. Planta de una "pallaza" en Cebreiro. |
Fragmento cerámico de 21×18 cm que representa la ciudad de Nippur. 1500 a.n.e. |
Plano de una casa sumeria. 4000 a.n.e. |
Detalle del relieve de la tableta del rey Narmer. Circa 3000 a.n.e. |
y los arqueólogos que levantaban el plano de un yacimiento para que la profanación adquiriera la condición de descubrimiento científico y cultural.
F.J. Presedo Velo. Croquis de la tumba donde se encontró la Dama de Baza. 1971. |
En el mundo que vamos construyendo tratando de entender lo que nos mira (la bitácora de la paulatina construcción de nuestro imaginario particular, frágil cuaderno de campo personal y difícilmente transferible) a veces descubrimos objetos que, a pesar de ocupar nuestro entorno cotidiano, hasta entonces nos habían pasado completamente desapercibidos, o, al menos, algunos de sus valores.
En esta ocasión esos "dibujos encontrados" formaron parte esencial de unas plataformas de hierro sobre las que se soldaron, hace décadas, los pilares de una estructura arquitectónica efímera. Todo desapareció excepto esas cinco hojas con sus marcas, distintas pero sintonizadas, complementarias, seriadas, tan sutiles como rotundas, que dicen y sugieren mucho más que lo que reflejan. Señales azarosas y funcionales, por supuesto, pero idóneas para provocar en el espectador el "acto mental complicado" que Caro Baroja consideraba imprescindible en un dibujo.
Además de los costurones geométricos acumulados por la soldadura, perviven restos de la pintura verde que los protegió de la intemperie, y la policromía parda del óxido y los líquenes.
La decisión de presentarlos como una serie homogénea, su orden correlativo y el nombre de Cinco hojas del cuaderno de campo llegó pronto, y enseguida optamos por cortar los largos pernos que los enraizaban, dejando un par de centímetros en sus cuatro pies de cada plancha para que las hojas ganaran en levedad y ligereza.
Su ubicación provisional en la colección de escultura ibérica de Cerrillo Blanco, en el Museo de Jaén, fue lo mejor que les ha podido pasar. Han establecido una relación digamos que afectuosa, como la que reina entre las gentes que no hablan el mismo idioma pero que hacen todo lo posible por entenderse. Y, al final, lo logran.
cinco hojas del cuaderno de campo. chapa y pintura (Roberto Pajares Pájaro y Francisco Gestal). Museo de Jaén. 11.2023. Foto de Carlos Tajuelo. |
Un magnífico paseo por el dibujo como herramienta constructiva que tú recuperas en esas cinco hojas del cuaderno de campo, donde aparecen los esbozos de cinco pequeñas casas.
ResponderEliminarFelicidades y gracias.