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F.G. La carta del fotógrafo. (Memoria, ojo, mano). Collage. 2024. Foto de Casa de la Imagen. |
Cuando proyecto una exposición para un lugar que atesora tiempo y memoria me gusta preparar una obra específica, una "carta" relacionada con sus características simbólicas y materiales.
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F.G. La carta del herrero (2019), expuesta en el Museo de Jaén. 2023.
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En el caso de la ermita de Lomos de Orios "escribí" la Carta del herrero, y en la Casa Bernáldez, de Viniegra de Abajo, la Carta del jinete. En ambos casos eran obras móviles en las que distintos objetos encontrados en el lugar generaban, ayudados por el aire, sombras que se proyectaban sobre un lienzo de lino bordado, parte del ajuar doméstico. |
F.G. La carta del jinete. 2020. EspacioArte VACA. Foto de Jesús R. Rocandio. |
Para la exposición luz y sombras, en la Casa de la imagen, pensé enseguida en hacer una Carta del fotógrafo, y le pedí a Jesús R. Rocandio, mi atento anfitrión, que durante los meses de preparativos me guardara restos descartados de los papeles fotográficos utilizados en su laboratorio como soporte para el positivado de las copias. La cosecha fue riquísima, y muy diversa en cuanto a sus características: me hice con un buen surtido de componentes y acabados, brillantes y mates, lisos y rugosos, satinados y más o menos porosos, con distinto grosor y peso y una delicada paleta de tonalidades. Me pareció el material idóneo para escribir con luz un collage de tres pliegos y tratar de transmitir en ellos equilibrio y sentimiento.
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F.G. La Carta del fotógrafo. Memoria. 2024.
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Tenía en mi estudio, proveniente de la extinta Planta Baja de mi amigo José Miguel León y aguardando su oportunidad, una vieja colección de collages de anatomía humana diseñados para las prácticas de estudiantes de medicina, y de entre ellos seleccioné, para incorporarlos a la carta, aquellos que diseccionaban los órganos más directamente relacionados con el arte del fotógrafo: el cerebro, el ojo y la mano. |
F.G. La carta del fotógrafo. Ojo. 2024.
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Solo el día de la inauguración, a través de varios espectadores, supe que a esos atlas de anatomía se les llama en su mundo "belorcios", y creo que ese estudio pormenorizado de la realidad tiene bastante que ver con la actitud que guía al fotógrafo cuando se dispone a disparar sobre el trozo del mundo en el que ha puesto el ojo. |
F.G. La carta del fotógrafo. Mano. 2024. |
Todo esto sucede justo enfrente de la iglesia de san Bartolomé, en cuya fachada un grupo de malandrines desuellan vivo al santo titular, haciéndole un "belorcio" de cuerpo entero. Muy fotogénico.
(Lo puedes ver en la Casa de la Imagen, de Logroño, hasta el 20 de diciembre, dentro de mi exposición luz y sombras)
Qué belorcio, decían algunos tíos del pueblo y yo lo he asociado siempre a expresión ofensiva. Y ahora resulta que Belorcio era un catedrático de anatomía en la Universidad.
ResponderEliminarGracias por contarnos, por entregas, tu estupenda exposición. S.
Hasta el hueso.
ResponderEliminarMagnífica reelaboración con los restos anatómicos del final de fiesta!
ResponderEliminarGracias Francisco. Y qué acierto el de las texturas y brillos que buscaba tu mirada y encontraste en el lugar de los hechos.
Pachi, el miracomosuena de la carta del fotógrafo genial; mi padre solía usar mucho la palabra "belorcio", pero creo que no sabía exactamente su significado. Lo usaba en una definición más ligera, incluso bromista. No seas belorcio!, por ejemplo. Hoy he aprendido una cosa más gracias a ti. Buen día a los dos.
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