Dominique Visse. |
Volvió por Logroño y vuelve a este blog el extraordinario Dominique Visse, un músico único, un cantante brillante, de técnica depurada, amplio registro, desinhibido sentido del humor, capacidad dramática y una gran versatilidad que rompe con el habitual corsé que lastra las interpretaciones de muchos otros contratenores, a menudo cautivos de la sobrevalorada perfección técnica, demasiado formalistas e innecesariamente fríos.
Visse es un excelente comunicador que supedita el brillo a la expresividad, a la intención profunda de la música, y aporta a su interpretación la picardía necesaria con la que lograr la complicidad del oyente y sobre todo el talento musical necesario para conectar con la intención dramática del compositor.
Dominique Visse. Gl´oltragiddella sorte, de la ópera Montezuma.
Antonio Vivaldi. La Grande Ecurie et la Chambre du Roy. Jean-Claude Malgiore.
La parte inglesa de su atractivo programa, basada en piezas vocales de Henry Purcell, resultó sorprendente por lo distante de las versiones canónicas, y su dramatismo quebrado le alejó de la dulzura previsible y habitual de tan bello repertorio.
Pero destacó especialmente con el brillante cancionero italiano, en el que se acercó sin prejuicios ni reparos al canto popular con sus diversas tradiciones regionales. Recreó las obras originalmente compuestas para soprano, como las de Giovanni Sances -también cantante-, y brilló con una obra tan moderna y desesperada como la Canzonetta spirituale alla nanna, de Tarquinio Merula, a la que aportó el dramatismo y madurez de sus cualidades de intérprete soberbio, personal, único.
Nicolau de Figueiredo. |
Fue acompañado, con el brillo ajustado de un buen guante, por el clavecinista Nicolau de Figueiredo, en una atmósfera de cómoda complicidad que dio un resultado artístico óptimo, muy celebrado por el entregado público.
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