miércoles, 5 de agosto de 2020

Pintura

F.G. Campos de color en las horas de luz. Viniegra de Abajo. 06.2020. Foto de Gabriel Santolaya.
Vivimos inmersos (sin saberlo, como en las inserciones fundamentales; sin valorarlo, como en las que más nos influyen) en una tradición pictórica. 
Aunque desconozcamos la técnica de la pintura y nos sean lejanas la física y la química del color; aunque vivamos como ajenos a los rudimentos de la composición y la perspectiva, vemos la realidad (las realidades) como nos enseñaron a verla los pintores, conocemos el mundo representado a través del sedimento que ese eterno afán por saber y contar, por transmitir, ha ido dejando en la historia de las imágenes.
F.G. Campo de color salmantino bajo la nieve. 03.2020.
Estos "campos de color" (que presento en mi exposición las horas de luz hasta finales de agosto en el EspacioArteVACA, en Viniegra de Abajo) deben entenderse como pintura y tienen la voluntad de formar parte de esa tradición, en ocasiones con afán de recrear la naturaleza (el orden, la geometría o la arbitrariedad del mundo real) y más a menudo atendiendo exclusivamente a los valores plásticos del material desechable del que parto (cápsulas de botellas de vino), un componente cargado de riqueza y de posibilidades, que atesora las mejores cualidades de los colores, su luminosidad, la variedad de tono, la intensidad, la capacidad de matiz.
F.G. Campo de color para Lomos de Orios. 08.2020.
Su tersura o rugosidad, azarosamente acumuladas sobre el humilde soporte de papel, aportan al conjunto la información transparente de una ventana, el reflejo mágico de un espejo o el misterio de una vidriera. 
Y lo que tú, querido espectador, les quieras añadir. 
F.G. Campo de luna llena para Viniegra. 05.2020.
La denominación de "campos de color" hace referencia y rinde homenaje, como bien sabes, a una parte esencial de esa tradición pictórica: el expresionismo abstracto y su inagotable influencia, casi siempre desapercibida por tan omnipresente.

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