F.G. Cuatro idolillos. Ensamblajes de objetos encontrados. 2022-24. |
Esta pequeña selección que presento ahora en el escaparate de Castroviejo Librero como entrega número cuarenta y cuatro de mi exposición a la altura de los ojos y a pie de calle forma parte de una serie de ensamblajes inspirados en las fecundas visitas a museos arqueológicos, en cuyas vitrinas se acumula mucho de lo mejor del arte contemporáneo, porque, como bien sabemos, todo lo que ha sobrevivido del pasado hasta llegar a nosotros es contemporáneo nuestro, con mucho más motivo que las cantidades industriales de ambiciosos productos anacrónicos y desubicados que abarrotan y enturbian el imaginario de esta época confusa y derrochadora.
Estos idolillos proceden de lugares de culto "certificados", porque las partes que los constituyen las he ido encontrando en los caminos, en estudios de artistas, en viejas casas de eternos amigos, en herrerías, en trazados de ferrocarril abandonados,... y, en general, se han acomodado paulatinamente a la convivencia sobre la mesa de trabajo del estudio. El tiempo lo resuelve casi todo, y así se han convertido, según los casos, en juguetes, en fetiches o en amuletos. Siempre en reliquias.
Acompañan a estos pequeños tótems tres grandes libros: una preciosidad titulada "Cartografía de los recuerdos", producida por Ilusiones a la deriva en colaboración con la Asociación Ruralidad y Soriandad y la Diputación de Soria; las fotografías inéditas que el admirable Ramón Masats tomó en 1961 durante el rodaje de Viridiana por Luis Buñuel (gran coleccionista de objetos y fetiches, como surrealista de pro); y un libro, editado por Días Contados, que acabará siendo "de culto", los "Señores pájaros", que recoge 273 fragmentos que el maestro José Jiménez Lozano dedicó en su imperecedera poesía a sus vecinos los benditos pájaros.Estos idolillos proceden de lugares de culto "certificados", porque las partes que los constituyen las he ido encontrando en los caminos, en estudios de artistas, en viejas casas de eternos amigos, en herrerías, en trazados de ferrocarril abandonados,... y, en general, se han acomodado paulatinamente a la convivencia sobre la mesa de trabajo del estudio. El tiempo lo resuelve casi todo, y así se han convertido, según los casos, en juguetes, en fetiches o en amuletos. Siempre en reliquias.
Así que nada: feliz primavera para todos, y a los caminos, a descubrir milagros, sin prisa y bien protegidos del sol.
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