viernes, 25 de octubre de 2013

Los peligros del aire libre

Carlos Rosales. Primer desastre en gris Payne. Acrílico aerografiado. 2012.


Carlos Rosales es alguien a quien le cuadra ser llamado, con toda propiedad, artista. Por seguir paso a paso la definición del DRAE, estudió las artes; ejercita varias de ellas; está dotado de la virtud y disposición necesarias para acometerlas; actúa profesionalmente ante el público en el espectáculo cotidiano de la enseñanza y la gestión de acciones artísticas, propias o ajenas; ejerce con solvencia varios oficios precisos para llevar a la práctica sus ideas y, en alguno de ellos, demuestra suma perfección. 

Carlos Rosales. Segundo desastre en gris Payne. Acrílico aerografiado. 2012.

Además de eso, que es evidente para cualquiera que se fije un poco y que yo puedo afirmar porque le conozco y lo sé, tiene otras muchas cualidades, que cabría considerar como virtudes en estos tiempos ratoneros que sufrimos: es generoso, es valiente y es humilde.
Quizá de esta última virtud, padecida por bastantes de los artistas que merecen tal nombre, le venga la prevención hacia la exhibición pública de los frutos de su trabajo, y puede que de ahí derive el título [Agorafobia] que eligió para una reciente exposición suya en la Sala Amós Salvador, de Logroño. De su muy variado contenido traigo a miracomosuena su serie de seis tornados.

Carlos Rosales. Tercer desastre en gris Payne. Acrílico aerografiado. 2012.

El   controlado hasta la manía, el pequeño mundo cerrado del artista, ha de someterse a la fuerza arbitraria de la naturaleza desbocada una vez que rompe más o menos voluntariamente (y no siempre en las mejores condiciones) la barrera de aislamiento protector del estudio y sale a la intemperie.
Exponer, contra lo que se suele pensar desde fuera, tiene más de examen final que de encuentro placentero con la vida real.
Escuchemos lo que Carlos Rosales nos cuenta acerca de su trabajo, porque a menudo sucede que quien piensa más que habla suele dar luz sobre lo que hace:

Carlos Rosales. Cuarto desastre en gris Payne. Acrílico aerografiado. 2012.
"El viento es el aspecto activo y, a veces, violento del aire. En ocasiones, se convierte en algo verdaderamente destructor. Como en una especie de esquizofrenia, ese elemento considerado como el soplo creador se transforma y, a su paso, logra destruir y desdibujar el paisaje.


Carlos Rosales. Quinto desastre en gris Payne. Acrílico aerografiado. 2012.

En    el confort de mi estudio y ayudándome de un compresor, trato de domesticar ese aire para que arrastre con él la pintura, soplándola con una delicada brisa canalizada a través de los artificios de un aerógrafo sobre el lienzo. El resultado y el objetivo de amansar el viento es, en mi caso, la aparición de una imagen. Una imagen inanimada, como cualquier representación pictórica. Un aire totalmente inofensivo interpretando un tornado intacto para siempre.

Carlos Rosales. Sexto desastre en gris Payne. Acrílico aerografiado. 2012.
Construyo una maqueta de una casa para colocarla junto a la pintura del tornado y, según voy avanzando en la tarea, como un creador esquizofrénico también, compruebo que estoy alumbrando una casa destrozada. Después, me sorprendo de que me cueste mucho más tiempo representar un paisaje que el que emplea un tornado en arruinarlo".


 [Agorafobia]. Detalle de la exposición en la Sala Amós Salvador. Logroño. Foto: JPEG estudio.




El   aire libre, la realidad exterior, "el mundo" y "los otros" no siempre son justos ni miden adecuadamente mérito y esfuerzo. ¿Es esa amenaza, tan real, un motivo suficiente para el desistimiento o la desmoralización? No habría que consentirlo, y hay que persistir en asomarse al exterior. 
El artista, si lo es, tiene también ciertas cualidades de chamán y cabe esperar de él que ejerza de guía en su colectividad, encaminando, conduciendo e ilustrando a otros, y no solo en lo relacionado con el arte y la belleza.
No hay que dejarse dominar por la agorafobia. No está escrito en ninguna parte que el exterior tenga que ser hostil y que lo hayan de administrar la codicia y la ramplonería. 
De eso también nos habla esta hermosa canción de Silvio Rodríguez:



Silvio Rodríguez. Huracán. Segunda cita.
2009. Ojalá Producciones. La Habana.

"Huracán, huracán
Que te llevas el mundo a volar
Huracán, huracán
Que conviertes mi huerto
En campo desierto
Huracán
(...) 
Huracán, huracán
Necesito tratarte y quedar
Huracán no atormentes mi sol
Demasiados celajes oscuros
Soporta el amor 
(...)"

No es el caso de Carlos Rosales el de los dos últimos versos: a Carlos Rosales le quiere todo el mundo, porque se lo merece. Contra viento y marea.

No hay comentarios:

Publicar un comentario