jueves, 4 de octubre de 2018

De árboles y hombres

Yoko Ikeda. Salem, Massachusetts. 2013.
"(...) Hace tiempo, cuando vivía en los bosques del norte, pensé que el bien no se hallaba en el hombre, ni tampoco en el mundo rapaz de los animales y los insectos, sino en el reino silencioso de los árboles. No era cierto. Vi el movimiento del bosque, la lucha cruenta que entablan los árboles contra las hierbas y matorrales por la conquista de la tierra. Miles de millones de semillas vuelan a través del aire y comienzan a germinar, destruyendo la hierba y los arbustos. Millones de brotes de hierba nueva entran en liza unos contra otros. Y sólo los supervivientes constituyen una alianza de iguales para formar la única fronda del joven bosque fotófilo. Abetos y hayas vegetan en un presidio crepuscular, encerrados en la fronda del bosque. Pero para los vencedores también llega el momento de la decrepitud, y vigorosos abetos se yerguen hacia la luz, matando los alisos y los abedules.
Toshio Shibata. Saga City. 2014.
Así es la vida del bosque, una lucha constante de todos contra todos. Sólo los ciegos pueden imaginar el reino de los árboles y la hierba como el mundo del bien.
Yoko Ikeda. Londres. 2018.
¿Acaso la vida es el mal?
El bien no está en la naturaleza, tampoco en los sermones de los maestros religiosos ni de los profetas, no está en las doctrinas de los grandes sociólogos y líderes populares, no está en la ética de los filósofos. Son las personas corrientes las que llevan en sus corazones el amor por todo cuanto vive; aman y cuidan de la vida de modo natural y espontáneo. Al final del día prefieren el calor del hogar a encender hogueras en las plazas.


Yoko Ikeda. Misato, Kumamoto. 2011.
Así, además de ese bien grande y amenazador, existe también la bondad cotidiana de los hombres.(...)
Es la bondad particular de un individuo hacia otro, es una bondad sin testigos, pequeña, sin ideología. Podríamos denominarla bondad sin sentido. La bondad de los hombres al margen del bien religioso y social.

Yoko Ikeda. Kyoto. 2013.

Pero si nos detenemos a pensarlo, nos damos cuenta de que esa bondad sin sentido, particular, casual, es eterna. Se extiende a todo lo vivo, incluso a un ratón o a una rama quebrada que el transeúnte, parándose un instante, endereza para que cicatrice y se cure rápido.
Toshio Shibata. Hirakawa. Aomori. 2006.
En estos tiempos terribles en que la locura reina en nombre de la gloria de los Estados, las naciones y el bien universaI, en esta época en que los hombres ya no parecen hombres y sólo se agitan como las ramas en los árboles, como piedras que arrastran a otras piedras en una avalancha que llena los barrancos y las fosas, en esta época de horror y demencia, la bondad sin sentido, compasiva, esparcida en la vida como una partícula de radio, no ha desaparecido.(...)"

Vasili Grossman. "Vida y destino." (Traducción de Marta Rebon. Galaxia Gutenberg, 2007)


Toshio Shibata. Kaneyama. Yamagata. 2015

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