Estética de la mujer de color

Paul Colin. Todas las imágenes proceden de "El Tumulto Negro". París, 1927.

En uno de sus viajes a las calientes tierras americanas, Ramón del Valle-Inclán pasó dos semanas en La Habana. La ciudad y el paisanaje, como no podía ser de otra manera, le marcaron, y seguramente están en el origen de estos singulares versos: 

"Vapor ´Flirt´, de la carrera
´Jujuy Ayayay Caney´
Camarote de primera:
Va abierto el ojo de buey.

          En el círculo máximo del Ecuador,
          Me tomó un oriental sueño de amor, 
          Y alcancé la estética de la mujer de color.
          ¡Yo soy un doctor!

          He soñado con la mujer negra:
          Corales en el cuello,
          En la boca y en el cabello. 
          ¡He soñado con la mujer negra!
          Sensual y musical.

          El coral,
          sobre el crespo moño de la mujer negra,
          Alegra.

          Galbana, siesta, ritmo del ventilador.
          ¡Calor! ¡Calor! ¡Calor! 
          (Explicación de la estética de la mujer de color)".

Ramón del Valle-Inclán. Estética de la mujer de color. 1920. (Recogido en Las cosas se han roto. Antología de la poesía ultraísta. Edición de Juan Manuel Bonet. Sevilla, 2012.)

Celia Cruz. Goza, negro/a. 
Ritmo y calor de Cuba. Blue moon.1995.

Igual que a nuestro atrabiliario Marqués de Bradomín, lo negro deslumbró a París y desde allí a toda Europa (entonces todavía "el mundo"), que se dejó seducir por el jazz, el baile y la escultura africana, propiciando híbridos tan agraciados como el cubismo y el art dèco. Y una revolución en las costumbres y las formas de diversión que todavía dura.

Ese "momento decisivo" lo ilustró Paul Colin en excelentes carteles para Josephine Baker, pero especialmente en El Tumulto Negro, una carpeta con cuarenta y cinco litografías coloreadas con guache y acuarela que dibujó en 1927 desde el ojo del huracán. Y muy a gustito, por lo que parece.