Eugenio Ampudia. Prado GP. 2008. |
No podemos confirmar que la tan reiteradamente prometida Ley de Mecenazgo (que, como ustedes saben, va a resolver como por ensalmo todo lo relacionado con las necesidades de financiación de la cultura) consista en algo más que esto, con mucha propaganda y un ejército de ingenieros y mecánicos dedicados a la economía creativa y a "poner en valor" las posibilidades del Patrimonio.
Thomas Struth. Las Meninas de Velazquez en El Prado. 2006. |
Acabo de ver "Cada palabra es como una innecesaria mancha en el silencio y en la nada" en el Matadero Madrid, de Eugenio Ampudia... y la inquietud que me ha producido observar la representación de la información -en palabras del autor-, en forma de ondas en el agua, en el lago artificial de la nave de exposiciones, y cómo estas se amplían y rebotan, se mezclan y desaparecen en la calma posterior, ha sido tan bella como espeluznante. Mirar al horizonte marino no me va a producir la misma serenidad que disfrutaba hasta hoy, porque las ondas, las grandes olas, son la memoria del mundo que regresa por un instante para retornar de nuevo al olvido y así, el salto de Moby-dick se mezcla -representa ondulatoriamente-, con los muertos cayendo de La Balsa de La Medusa, día tras día, onda tras onda, en sinfónica tragedia con los cuerpos de los subsaharianos y nuestro chapotear -no tan inocente ahora- al pasear por la orilla (¿Qué música saldría de ahí, Pachi?). La tierra lo bate todo y la gravedad hace el resto, para que algún día podamos descifrarla; o nunca.
ResponderEliminarYa lo intuía Ítalo Calvino en "Palomar en la Playa"; (copio y pego) "El señor Palomar ve asomar una ola a lo lejos, la ve crecer, acercarse, cambiar de forma y de color, envolverse en sí misma, romper, desvanecerse, refluir. Llegado a ese punto podría convencerse de que ha llevado a término la operación que se había propuesto e irse. Pero aislar una ola separándola de la ola que inmediatamente la sigue, y como si la empujara y por momentos la alcanzara y la arrollara, es muy difícil, así como separarla de la ola que la precede y que parece llevársela a la rastra hacia la orilla, cuando no volverse en contra como para detenerla. [...] En una palabra, no se puede observar una ola sin tener en cuenta los aspectos complejos que concurren a formarla y los otros igualmente complejos que provoca. Estos aspectos varían continuamente, razón por la cual una ola es siempre diferente de otra ola; pero también es cierto que cada ola es igual a otra ola, aunque no sea inmediatamente contigua o sucesiva; en una palabra, hay formas y secuencias que se repiten, aunque estén distribuidas irregularmente en el espacio y en el tiempo". el relato es corto pero es una clase de como un artista selecciona el motivo de su análisis o el detonante para una obra... y como a Palomar, junto a la obra de Ampudia yo también me he alejado de "[...] la playa, con los nervios crispados como cuando llegó y todavía más inseguro de todo".
Un fuerte abrazo
H
disculpa la extensión.