lunes, 9 de octubre de 2023

En el taller de un escultor

Algunos de los materiales del taller de un escultor barroco español.
Museo Nacional de Escultura. Valladolid. Foto F.G. 09.2023.

Cabello natural, cera de abeja, clavos y tornillos de forja, cola de escamas y espinas de pescado, cola de piel y cartílago de conejo, corteza de alcornoque, extracto de cáscara de nuez, cuero, estopa de cáñamo, huesos de animal, lágrimas de cristal, lana de oveja negra, ojos de vidrio, pelos de bigote de liebre, piedra de ágata para bruñir, pigmento amarillo de cromo, plumas de ganso, soga, seda natural, lienzo de lino, tierra de sombra y de siena tostada, negro de hueso, agua de lluvia, goma laca de insecto, cuernos de vaca y de cabra,...
Aunque lo parezca no es la carta de sabores de una heladería vanguardista, ni el contenido de los anaqueles de una bruja de cuento, ni la rebotica de un curandero deambulante por el lejano oeste, ni la alacena de un alquimista a punto de lograr un salto trascendente para la humanidad.
Gregorio Fernández. Cristo yacente. 1625-1630. Corcho, pasta vítrea, asta, madera,...

Es, según los estudios del Museo Nacional de Escultura de Valladolid, el arsenal de materiales que utilizaban en sus talleres los escultores del barroco español como aditamentos para lograr un realismo convincente en las imágenes sagradas que pueblan nuestras iglesias y amueblan nuestras cabezas. Toda la naturaleza les servía como fuente inagotable de tan imaginativo como eficaz aprovisionamiento.  

"De este modo, paradójicamente, las sublimes imágenes barrocas eran el fruto de reciclados, calcinamientos y cocciones de residuos, sustancias deleznables y materias impuras." 

Hans Namuth. El laboratorio de materiales de Joseph Cornell. 1969.

Nada nuevo, en definitiva. Antes como ahora, con más o menos orden, con una "paleta" más o menos amplia según la ambición y necesidades de cada cual, en la guarida del artista conviven muy a gusto necesitándose, retroalimentándose, lo eminente y lo vulgar.
Miquel Barceló. L'Atelier aux Sculptures, 1993.

2 comentarios:

  1. Qué bien lo dices, Pachi. De todo ello tiene que haber en un taller, mas lo inimaginable, pues se tiene que recurrir a lo preciso para dar con aquello que satisfaga el acto de crear. Abrazos.

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    1. Tu taller también está lleno de magia y sabiduría. Abrazos.

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