miércoles, 22 de febrero de 2023

Una miodesopsia cautiva a la altura de los ojos y a pie de calle

El librero Jesús Alonso Castroviejo a pie de obra. 02.2023. Foto F.G.

Lo podríamos presentar como un esforzado logro de la investigación científica, pero sólo se trata de un objeto encontrado que, convenientemente estabilizado sobre una peana elemental, muestro en el escaparate de acceso a Castroviejo Librero, en la Calle Portales, de Logroño, como entrega número treintaidós de mi dilatada exposición a la altura de los ojos y a pie de calle.

F.G. Miodesopsia cautiva. (El vuelo de la mosca hiperactiva). Objeto encontrado. 05.2020.
La llamo miodesopsia cautiva, y cuando, junto a otras de parecida condición la presenté, en 2020, dentro de mi exposición "las horas de luz", en el EspacioArteVACA, de Viniegra de Abajo, conté esto sobre ellas:

"Estas criaturas del aire son de la variedad popularmente denominada "mosca", un tipo de molestia ocular que flota a la deriva en nuestro campo de visión y que, como pelusillas incontrolables, suben y bajan sin ton ni son en un movimiento perpetuo por la periferia de nuestros ojos. Los oculistas no les dan mayor importancia pero su circulación arbitraria incordia bastante, enturbiando cualquier posibilidad de mirada clara y limpia y añadiéndole a la página en blanco un terror dinámico específico de menor cuantía y perfectamente superable.
Como los griegos pusieron acertadamente nombre a todas las cosas llamaron a esta especie tan incordiante como una porquería en los ojos miodesopsias, que en román paladino no quiere decir otra cosa que "forma de mosca en la visión". Lo que demuestra una vez más que no hay nada mejor que llamar a las cosas por su nombre."
En cuanto llegó a la librería la miodesopsia encontró perfecto acomodo y grata compañia en tres libros preciosos de autores de mirada inquieta y muy personal: un catálogo del Guggenheim sobre los deslumbrantes años parisinos de Joan Miró, La realidad absoluta; otro antológico sobre Josef Koudelka, titulado Nacionalidad incierta, complemento de la exposición de hace unos años en la sala de Mapfre; y las memorias de Charles Simic, tituladas muy oportunamente Una mosca en mi sopa, que ha editado en castellano Vaso roto, coincidiendo practicamente con la reciente muerte del poeta. 

Sólo me queda desearos/nos que Santa Lucía nos conserve la  vista, porque hay mucho y bueno por leer y por mirar. A ello.

2 comentarios:

  1. Mis miodesopsias noson tan bellas como las tuyas

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    1. Cada cual con sus moscas y sus ruidos. Un abrazo.

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