Titiritero ambulante. (Colección del Teatre Malic) |
Títeres napolitanos de Gaspare Nasuto. Foto de Sonia Somma. |
Malic y sus amigos. Toni Rumbau y La Fanfarra. |
Títeres italianos. (Colección del Teatre Malic) |
Otra cosa es la inconveniencia de programar ciertos espectáculos en determinados circuitos y para según qué tipo de público (aunque en realidad acaben viéndolo ocho niños más pendientes de otras cosas, como demuestra el vídeo inculpatorio repetido hasta la saciedad por los medios de comunicación), pero eso requeriría otro tipo de sanción (administrativa y política), y no precisamente la cárcel.
Títere napolitano de Gaspare Nasuto. Foto de Sonia Somma. |
La libertad de expresión está por encima y ha de estar al margen de la conveniencia y el cálculo político, también muy aficionado a la cachiporra, el brochazo y la simplificación.
Pulchinella de Gaspare Nasuto. Foto de Sonia Somma. |
Esto lo resolvía yo de dos estacazos.
ResponderEliminarEstoy pensando lo mismo desde que se empezó a hablar de la noticia. ¿O es que resolver las cosas a estacazos es educativo?
Eliminar¡Toma, toma y toma! Paraví, paraví, paraví.
Gracias por tu mirada sobre los acontecimientos que suenan. S.
Enseguida nos sale el ministrodelinterior que todos llevamos dentro.
EliminarLa caverna no admite más maniqueísmo ni más violencia (verbal, simbólica o física) que la propia.
ResponderEliminarTé, chocolate y café, té, té, té,...
Y ahora que han sido puestos en libertad, ¿alguien se hace responsable de los cinco días que han estado encarcelados los titiriteros? Menudo argumento para un retablillo.
ResponderEliminarGracias, Ptaxi, coincido contigo!
ResponderEliminarUn recuerdo, querido Toni. Y, para los compañeros, otros dos.
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