miércoles, 29 de octubre de 2014

Soy del tamaño de lo que veo


Joan Miró. La bañista. 1925.

“Releo pasivamente, recibiendo lo que siento como una inspiración y una liberación, aquellas frases de Caeiro, en la referencia natural que resulta del pequeño tamaño de su aldea. Desde allí, dice él, por ser pequeña, puede verse más del mundo que desde la ciudad; y por eso la aldea es mayor que la ciudad…
 
     `Porque yo soy del tamaño de lo que veo
     Y no del tamaño de mi estatura.´

 
Frases como estas, que parecen crecer sin voluntad de haberlas dicho, me limpian de toda la metafísica que espontáneamente añado a la vida. Después de haberlas leído, me acerco a mi ventana sobre la calle estrecha, miro al cielo infinito y a los astros sin cuento, y soy libre con un esplendor alado cuya vibración hace estremecerse todo mi cuerpo. 

Chema Madoz.

`¡Soy del tamaño de lo que veo!´ Cada vez que pienso en esta frase con toda la atención de mis nervios, me parece más y más destinada a reconstruir consteladamente el universo. `¡Soy del tamaño de lo que veo!´ Que gran poder mental va desde el pozo de las emociones profundas hasta las altas estrellas que en él se reflejan, y que así, en cierto modo, están allí.
Por eso ahora, con conciencia de saber ver, contemplo la vasta metafísica objetiva de los cielos todos con una seguridad que me dan ganas de morir cantando. `¡Soy del tamaño de lo que veo!´ Y el vago resplandor de la luna, completamente mío, empieza confusamente a arruinar el azul medio-negro del horizonte.

Not Vital. Luna de acero. 2011.
Ganas me dan de levantar los brazos y gritar cosas de una salvajería no conocida, de decir palabras a los altos misterios, de afirmar una nueva personalidad ensanchada a los grandes espacios de la materia vacía.
Pero me repliego y ablando. `¡Soy del tamaño de lo que veo!´ Y la frase se queda convertida en mi alma entera, reclino sobre ella todas las emociones que siento, y sobre mí, por dentro, como por fuera sobre la ciudad, cae la paz indescifrable de la dura luz de la luna que empieza a propagarse con el anochecer”.

Fernando Pessoa. Libro del desasosiego, compuesto por Bernardo Soares, ayudante de tenedor de libros en la ciudad de Lisboa. (Traducción de Perfecto E. Cuadrado). Acantilado. Barcelona, 2002.


Fases de la luna.
Fernando Pessoa era tan grande, a pesar de lo reducido de su horizonte vital, que no cabía en sí mismo, por lo que recurrió sistemáticamente a la ocupación de otras "personas". En este caso a sus heterónimos Bernardo Soares, Vicente Guedes y Alberto Caeiro, con los que escribió un libro tan desasosegante como inagotable. Todas esas miradas, si no más, son necesarias para hacerse una idea cabal de la luna.
F.G. Luna sobre El Sardinero. Santander. 18.10.14.
Puesto que somos del tamaño de lo que vemos, dirijamos la vista y dediquemos el tiempo solo a mirar lo que vale la pena.

3 comentarios:

  1. Gracias por el alimento que tan generosamente dispensas.J.R.J.tambien divino.Love

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    1. He recibido mucho más de lo que doy.
      Me siento afortunado y agradecido.
      Besos, y salud.

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  2. Muy sensual esa luna menguante (y múltiple) de Santander.

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