lunes, 31 de marzo de 2014

El camino de Félix Reyes


Félix Reyes en el Tondón de Briñas. Fotografía de Carlos Rosales. 29.03.14.
Félix Reyes ha elaborado para la Sala Tondón, de Briñas, un proyecto escultórico singular que titula El Camino, y ha vuelto a hacer gala de su dominio técnico y su capacidad analítica para entender cualquier espacio en el que ha de mostrar su trabajo, para adaptarse a él y extraer a su favor todas las posibilidades que le pueda ofrecer. 
Esta nueva obra la ha afrontado como una pieza única que refleja un itinerario colectivo de disposición lineal, aunque se adapta al prisma central de la sala recurriendo a los quiebros imprescindibles que sirven para establecer una secuencia discursiva conceptual (las tres edades de la vida) a través de la que mostrar la amplitud de sus recursos estéticos.
 Félix Reyes. Fragmento de El Camino. Fotografía de Carlos Rosales. 29.03.14.
Los protagonistas del camino son 34 grupos escultóricos elaborados a partir de distintas maderas de procedencia diversa y cualidades muy distintas, que han condicionado la manera de trabajarlas y su resultado final, con múltiples tonalidades y pátinas, aprovechando –como es marca de la casa- vetas, nudos y señales de la madera en beneficio del resultado final. 
 Félix Reyes. Fragmento de El Camino. F.G.. 29.03.14.
El primer tramo, básicamente ascendente, correspondería a la juventud, y en él las figuras están concebidas individualmente y elaboradas en maderas claras. El segundo representa la madurez, con las figuras agrupadas por afinidades y afectos, diluyéndose las individualidades en favor de masas y amalgamas de formas intuidas, complejas, paulatinamente oscurecidas. El tercero, ligado al ineludible final, recupera las individualidades, aunque cada vez más dominadas por la decrepitud y la soledad.
Félix Reyes. Fragmento de El Camino. F.G.. 29.03.14.
El logro estético de la “ocupación” del complejo espacio del
Tondón es magistral y, como tal, una vez visto, a cualquiera le parece “de lo más normal”, por “lógico” y “necesario”. Pero hay en la elección de esa disposición una acumulación de experiencia y sabiduría que evidencia la cualidad del artista, de todo lo aprendido y demostrado en otras obras múltiples de mayor escala como Lugar de encuentro, Mi barrio, Solidaridad o Laberinto.
Félix Reyes. Fragmento de El Camino. F.G.. 29.03.14.
Por su modesto formato El Camino podría parecer un proyecto menor, aunque sería un error considerarlo así. No hay proyectos artísticos pequeños: la dimensión y la importancia se la dan el talento de quien los acomete y el criterio y la capacidad de entusiasmo de quienes los apoyan y los hacen viables. Y en este caso Félix Reyes ha estado muy bien acompañado por la comisaria Isabel Krug y por Carlos Rosales, que le han brindado la hospitalidad generosa de la sala que tan admirablemente gestionan; por José Carlos Balanza, que ha preparado una prodigiosa estructura de acero -con sus valores escultóricos específicos, acordes a su lenguaje creativo personal- para servir de alfombra a esta muchedumbre que se desliza por ella como un sosegado río hacia el final; por Rosa Castellot, compañera de vida y de afanes artísticos, que ha aportado a la exposición el portentoso dibujo de un haya singular que da cobijo, sombra y sonido a caminantes y espectadores, y lo hace todo más acogedor y amable.  

 Félix Reyes. Fragmento de El Camino. Fotografía de Carlos Rosales. 29.03.14.
Decía Félix Reyes en la presentación de la exposición que el camino es el transcurso de la vida, y que -más que su origen o su destino final- su importancia y valor está en lo que a lo largo de ella encuentras, compartes y dejas para los otros. En ese sentido, esta vuelta del camino que han dado juntos mientras preparaban la exposición seguro que les ha enriquecido como artistas y como amigos. 
Los demás, los simples espectadores, también estamos llamados a ese disfrute del talento ajeno, que nos compensa de otros tramos inciertos y desaboridos en este peregrinaje. Seamos agradecidos y hagamos aprecio.

Félix Reyes. Fragmento de El Camino. F.G.. 29.03.14.



Félix Reyes. "El Camino"
Sala Tondón, Briñas (La Rioja)
29.03.2014 a 13.09.2014.


(Publicado en Rioja2. 05.04.14).



viernes, 28 de marzo de 2014

El sonido en unos pocos haikus



Paul Strand. Ciega. 1916.

Miraba el ciego
en un canto de alondra
amanecer.

José Cereijo


Henri Cartier-Bresson. Alberto Giacometti. Rue d´Alésia, París. 1961.

Calles mojadas.
Tras la lluvia los pasos
suenan distintos.

Alberto Flecha


Richard Long. Círculos de pequeños guijarros blancos. 1987.



Canto rodado.
En el arroyo seco
solo silencio.

María Dolores García


F.G. Hayedo del León Dormido. Alava. Febrero de 2014.

Tiemblan los álamos
y tiembla el corazón.
Viento de otoño.

Martín López-Vega


Rafael Señán. Patio de los naranjos, en Córdoba. Circa 1900.

Mancha la acera
la sombra de un naranjo.
Ruido de fuentes.

Manuel Moreno Trabajo


Recogidos en Un viejo estanque. Antología del haiku contemporáneo español. Ed. La Veleta. Granada, 2013.



jueves, 27 de marzo de 2014

Bares, qué lugares...

Forges en El País. 20.03.14.
El audaz compositor protagonista de la viñeta de Antonio Fraguas, "el Forges" -que acaba de cumplir cincuenta gozosos años en su profesión de esclarecedor matutino-, puede añadir a la "cara b" (perdóneseme la antigualla) otra obra con el mismo título y con un televisor sintonizado en La 5 y otro en Intereconomía a buen volumen, una tragaperras dadivosa como cuerno de la abundancia, una radio con algún carrusel deportivo retransmitiendo el partido del siglo de esa semana, otra con una mezcla de chundachunda y bacalao, un lavavajillas industrialun camarero vocinglero en la correa de transmisión de los pedidos, otro igual de vocinglero pero más cabreado en el puerto de destino, muchas sillas arrastradas, un vendedor de la ONCE recreando con obstinación la peculiar idiosincrasia de sus fórmulas propagandísticas cañís, una mesa con cuatro jugadores de dominó muy competitivos, varios niños movidos, unas cuantas madres criadoras de esos u otros niños, una sinfonola a cien, una tira explosiva para achicharrar moscas, una caja registradora de los años sesenta a manivela, el zumbido constante y acumulado de electrodomésticos e instalaciones como si de un dron se tratara, un futbolín, varios fluorescentes parpadeantes, dos flippers y un canario aturdido que no dice ni pío. 

 
Bar a mediodía en la calle 
Juan XXIII, de Logroño. 25.03.14.

Todo a la vez, bien alto y al buen tuntún (que es como "ad libitum" pero más y peor). 
El Hortelano. Portada para Gabinete Caligari. Al calor del amor en un bar. 1986.

Para la exportación se puede hacer una versión enriquecida con una tuna arrojando al suelo con saña las valvas entomatadas de los mejillones y otros lamelibranquios, y una cofradía (o un consejo de administración de caja de ahorros intervenida) pisándolos con mucho interés. Este punto de colorido local gusta mucho allende nuestras fronteras y atraerá (a medio o largo plazo) a los amantes del riesgo y las emociones fuertes. Sinergias, le dicen.

"Caja de música" norteamericana. 1966.

Gabinete Caligari. Al calor del amor en un bar.
Discos DRO. 1985. 

"Mozo, ponga un trozo de bayonesa y un café
que a la señorita la invita mesié.
Pollo, otro bollo, no me tenga que levantar.
Jefe, no se queje y sirva otra copita más,
no hay como el calor del amor en un bar".




miércoles, 26 de marzo de 2014

El "papamoscas" de Burgos

Charles Clifford. Fachada de la catedral de Burgos.1853.
(El reloj, del siglo XVIII, fue retirado diez años después de hacerse esta fotografía)



Hubo un tiempo en que las catedrales eran el parque de atracciones de las ciudades. Cuando -de pequeños- nos llevaban de excursión a Burgos, lo que comentábamos a la vuelta era que habíamos visto el papamoscas, a pesar de que no era ni el único ni el mayor tesoro allí albergado.

Las cuatro de la tarde en el interior de la 
catedral de Burgos.19.10. 2013.
Papamoscas y Martinillo. Siglos XVI al XVIII. Catedral de Burgos.
Todo era sonido: la palabra, relojes, autómatas, campanas, preces y cánticos, órganos, coros, cantorales, maestros de capilla, instrumentos portátiles, púlpitos, y, muy especialmente, la pintura y la escultura rodeándolo todo y contando de diversas maneras -pero siempre con suma eficacia- las mismas viejas historias para conmover y afianzar a la grey. 
Una indescifrable acústica que todo lo envolvía convirtiéndolo en misterio sobrenatural. 
Algo que podía pasar por verdadero.
Catedral de Burgos. Detalle escultórico de la portada del Sarmental.



martes, 25 de marzo de 2014

De los listos no habla el Sermón de la Montaña


Luc Delahaye. 132ª asamblea ordinaria de una conferencia de la OPEP. 2004.

"Ahí pasan los listos.
Siempre de prisa, alertas, husmeando
la más leve oportunidad de poner a prueba
sus talentos, sus mañas,
su destreza al parecer sin límites.
Vienen, van, se reúnen, discuten, parten.
Sonrientes regresan con renovadas fuerzas.
Piensan que han logrado convencer,
tornan a sonreír, nos ponen las manos
sobre los hombros, nos protegen, nos halagan,
despliegan diligentes su abanico de promesas
y de nuevo se esfuman como vinieron,
con su aura de inocencia satisfecha
que los denuncia a leguas.
Jamás aceptarán que a nadie persuadieron.
Porque cruzan por la vida
sin haber visto nada,
sin dudas ni perplejidades.
Su misma certeza los aniquila.
Pero, a su vez, también sus víctimas
suelen olvidarlos, confundirlos en la memoria
con otros listos, sus hermanos,
tan semejantes, tan de prisa siempre,
tratando de ocultar a todas luces
el exiguo torbellino que los alienta
a guisa de corazón.
Todo cuidado, toda prudencia,
de nada valen con ellos,
ni vienen a cuento.
Su efímera empresa, al final,
ningún daño logra hacernos.
Los listos, os lo aseguro, son inofensivos.
Es más, cuando me pregunto
adónde irán los listos cuando mueren,
me viene la sospecha de si el limbo
no fue creado también para acogerlos,
sosegarlos y permitirles rumiar,
por una eternidad prescrita desde lo alto,
la fútil madeja de su inocua cuquería.
Ignoremos a los listos y dejémoslos
transitar al margen de nuestros asuntos
y de nuestra natural compasión
a mejores fines destinada.
De los listos no habla el Sermón de la Montaña.
Esta advertencia del Señor debería bastarnos".


Álvaro Mutis. Balada imprecatoria contra los listos. Poemas dispersos. Recogido en Summa de Maqroll El Gaviero. Visor libros. 2002.


Luc Delahaye. Comida en el Belvédère durante el foro sobre la economía mundial de Davos. 2004. 





lunes, 24 de marzo de 2014

La Macanita y Jesús Méndez: la herencia recibida

F.G. Tomasa La Macanita en Bilbao. 06.12.2013.

Si la quinta cita de los Jueves Flamencos en el Bretón hubiera sido un espectáculo teatral o un concierto clásico, probablemente habría sido suspendido sobre la marcha, y de haberse tratado de la proyección de una película pasaríamos un buen rato hablando de sus singulares “efectos especiales”.
A causa de la buena acústica del teatro, músicos y público estuvimos sometidos a una sobredosis de envolventes estímulos sonoros indeseables: un amplio y desparramado comando bullanguero se encargó durante más de una hora del "surround" a través de pitos, bastones y palmas desacompasadas, a lo que se sumó durante un buen rato otro comando técnico impulsor de un exceso de amplificación mal ecualizada que distorsionaba las calidades sonoras de los intérpretes. Por lo demás, perfecto.
Jesús Méndez y Manuel Valencia.
La cita en Logroño de la “gira del norte” de Jesús Méndez y La Macanita empezó con una ronda de tonás de alta intensidad que resultó un acierto para apreciar las distintas características de sus voces, ambas cargadas de doliente expresividad y con una escuela muy semejante, pero contrastando la varonil, amplia y redonda, y la femenina, de una bellísima tesitura gitana. Resultó lamentable el afán de algunos por querer marcar con pitos y algún bastón (oír para creer) el compás de unos cantes libérrimos que no atienden otro que no sea el de la respiración del cantaor.
Continuó el recital con Jesús Méndez (incrustado dentro del grupo habitual de Tomasa), enfrentándose con todo el poderío de su juventud y el brillo y la energía aprendidos en la familia a un repertorio de cantiñas y alegrías, a un precioso taranto, y, con la amplificación ya atemperada, a una seguiriya (que nos recordó para bien a otro ilustre jerezano: Terremoto) y a unos fandangos (uno de ellos, abandolao, precioso). Supo sobreponerse a los “jaleadores”, auténtico comando “al despiste”, y demostró que, además de saber y querer cantar, un artista que se precie ha de tener dotes de concentración y ensimismamiento a prueba de interferencias y malos rollos.
F.G. Tomasa La Macanita en Bilbao. 06.12.2013.
Tras un descanso seguramente innecesario reapareció La Macanita, que cantó, tan bien como suele, unas bulerías por soleá purísimas, bulerías, una soleá canónica, una malagueña (llena de sentimiento y con un alarde de honda sabiduría y capacidad melismática), y una preciosa canción en compás de bulería que le compuso su amigo Fernando Terremoto, y que fue lo más contenido de su explosivo recital. Estuvo pletórica, y revivió para los afortunados presentes las formas y saberes de La Paquera y Fernanda de Utrera. Palabras mayores. 
Durante su actuación arreció el jaleo (en el mal sentido de la palabra) ambiental, más intenso cuanto más rítmico fuera el cante, encargado de meter palos en las ruedas de la perfecta maquinaria de Chícharo y Macano, hasta llegar al ajusticiamiento sonoro por vil garrote de la compleja soleá.
F.G. Tomasa La Macanita en Bilbao, acompañada por Manuel Valencia. 06.12.2013.
Manuel Valencia (que acabará comprándose un piso en Logroño) tocó y acompañó tan bien como suele. Hizo para Méndez una seguiriya de hondo sentimiento, con ataques cortos, picados y una delicadísima falseta, muy rica melódicamente y con un imaginativo compás; también brilló con el ritmo complejo y variado que aportó a los fandangos. A Macanita la sirvió perfectamente, siendo reseñables la riqueza rítmica que aportó a las bulerías, los adornos de la soleá, una falseta de la malagueña y la bellísima ejecución de la melodía de Terremoto.
La apoteosis del conjunto, cómo no, con un alarde final de bulerías muy jerezanas, con Jesús y Tomasa cantando de nuevo juntos y bailando hasta desfilar para perderse entre cajas. Y el público, a sus pies.
Jerez de la Frontera. La plazuela.

Una consideración final: ¿se imaginan un teatro con ochocientos espectadores simultáneamente inspirados y que se sienten elegidos por la gracia de los dioses del ritmo, y que  toquen, todos a la vez y cada uno a su bola, pitos, palmas y jaleos? Sería un espectáculo, pero lamentable. Porque el oído y el sentido del ritmo están igual de mal repartidos que el resto de los talentos. 
Pagar una entrada no tendría que dar derecho a sabotear la actuación de unos dignísimos profesionales e impedir el disfrute atento de la mayor parte de los espectadores. Cualquier otro público no lo consentiría, pero como se trata de flamenco…


La Macanita y Jesús Méndez.
Teatro Bretón. Logroño.
Jueves Flamencos.
20 de marzo de 2014.


Otras crónicas de los Jueves Flamencos de 2014 en miracomosuena
Estrella Morente
José Valencia
Rocío Márquez

Vicente Soto "Sordera"


(Publicado en Rioja2. 24.03.14).








viernes, 21 de marzo de 2014

Ya está aquí la primavera...

Marcello Mastronianni en Otto e mezzo, de Federico Fellini. 1963. IWDRM



... y de su mano las soleadas terrazas, los intensos colores  y los olores más gustosos.

Olafur Eliasson. Tunel de aromas. Wolfsburgo.
Ciao, Marcello. Ya te hemos visto. Ahora vamos. 

jueves, 20 de marzo de 2014

De manifestación con Albert Plà: ¿verdad o mentira?

Albert Plà, a su bola.
Como si de una fiesta sorpresa para Teófilo Garrido se tratara, fueron acudiendo al Teatro Bretón los viejos y nuevos amigos de Albert Plà para sumarse a una pintoresca manifestación presidida por una pancarta tan certera como desasosegante.
Albert Plà buscando a la chica de la camiseta roja.
Haciendo más que nunca demostración de sus dotes de actor, sólo con su guitarrita camuflada y con el apoyo de una banda sonora pregrabada y de una elaborada puesta en escena postapocalíptica, trató de poner orden en el desconcierto cotidiano a través de grandes dosis de ternura y de sarcasmo. 
Albert Plà (con Pascal Comelade). Teófilo Garrido. 
Somiatruites. Enunplisplasmúsica. 2011.

Nuestro François Villon particular, con su hábito de eremita ingresado en las urgencias de un frenopático, representó el papel de gente corriente inmersa en el caos contradictorio que nos ha tocado vivir a casi todos y, convertido en superhéroe de barrio proclive a la estética gore, nos contó en rotundas palabras sus tremendistas sueños húmedos, que, pensándolo fríamente, son bastante parecidos a las cosas que les espetamos cada noche a los presentadores y protagonistas de los telediarios, o a las que pensamos cada mañana cuando nos enfrentamos al periódico. Lo que pasa es que él (afortunado) no tiene necesidad de cortarse, y administra con pródiga liberalidad y bastante ruidosamente la complicada relación entre el principio de placer y el de realidad. Como un niño. Angelito.
Portada interior del disco Vamos a la cama, de Albert Plà.

El espectáculo, como el personaje, resulta bastante tremendista. Tras un atronador arranque de apoteosis futbolera aparece nuestro hombre en la “escena del crimen” con apariencia de bullente zona cero: helicópteros, sirenas, temblores de lejanas explosiones, restos de crepusculares discursos ideológicos,… todo “hecho una pena”. Y a partir de ello, la primera conclusión: todo es mentira (“me dijeron que era así pero era asá, que si tararí que si tarará, que si patatín que si patatán”) y la primera decepción (“yo era un necio que creía en el poder de mi destino, y era un timo”); pero inmediatamente llega la primera sorpresa: lo peor de todo es que todo es verdad.

Albert Plà (con Pascal Comelade). Todo es mentira. 
Somiatruites. Enunplisplasmúsica. 2011.

La función sigue con cantos de amor y búsqueda (porque lo importante es encontrar “a la chica”, como en las películas), interrumpidos por la recurrente carga policial (ruido, bubucelas, golpes, trash metal, furor y batucadas, todo a la vez), y las carreras por las calles del general Ese y el almirante Talycual, con “los cuatro vándalos de siempre” y una reflexión de cirujano que han de tener en cuenta los impulsores de cualquier tipo de programa: “la mejor forma de llegar al corazón de las personas es reventarles las costillas”.
En ese maremagnum,  a lo que aspira Albert Plà es a salirse 
cuanto antes de la masa que le amasa, y hace firme propósito de enmienda: ”yo, lo que quiero, es irme a mi casa a aprender a tocar la guitarra”. Como todos. Pero en el camino se encuentra con el banquero que le ha estafado, con los guardias de seguridad que le menosprecian, con el juez que redacta sorprendentes autos (de choque), con unos cuantos políticos, con los brokers bursátiles y los ejecutivos de multinacionales, y claro, con esas compañías, qué se puede esperar. Él, que se siente buena persona y querido por la gente, a veces tiene malos pensamientos… y duda de la eficacia operativa de las manifestaciones frente a otras formas de actuación inmediata y explosiva, llegando a un sorprendente descubrimiento lingüístico: “todo lo que rima en –ina flipa, y todo lo que rima en –onio explota”. 
Pero nuestro personaje esta inmerso en una manifestación eterna de la que no puede salir, porque, paradoja, ¡no quiere salir!, porque la manifestación es su casa y los manifestantes su familia, y sus deseos los propios.

F.G. Pintada madrileña. 08.03.14. Se empieza clamando por el asesinato del discrepante y se termina como corrector ortográfico de lenguas vernáculas.

En fin, la vida misma: un cuento cruel inmerso en un vórtice alucinatorio sin sentido ni destino. 

Albert Plà es un sensible compositor de excelentes canciones que recurre a menudo, en proporciones diversas, al “imaginario Bruguera años sesenta” y a un conglomerado ideológico radical-tabernario muy españolazo, por sorprendente que parezca (no hay más que echar la vista atrás y descubrir la sutileza que ha guiado nuestros pasos en la historia: estamos rodeados de trabucaires y carlistones de uno y otro signo, y, ya se sabe, "los extremeños se tocan"). 

Albert Plà (con Pascal Comelade). Somiatruites. 
Somiatruites. Enunplisplasmúsica. 2011.

A veces, como todos, se pasa siete pueblos, pero, como la mayoría, es inofensivo. Así que no se asusten, y disfruten de este fenómeno que, como diría Unamuno, es “especie única”.
Adiós, terrícolas.



Albert Plà.
Manifestación.
Teatro Bretón. Logroño.
14 de marzo de 2004.



miércoles, 19 de marzo de 2014

Comer sonido

El cocinero ideal para el gourmet Robert Crumb.
Una atenta lectora de miracomosuena (que las hay) nos envía esta sorprendente información de base científica sobre la relación entre el sonido y la comida, obtenida a partir del estudio sistemático de nuestras respuestas gustativas ante determinados estímulos sonoros.

Frank Sinatra comiéndose su discografía completa, víctima de una crisis de creatividad 
durante el rodaje de De aquí a la eternidad. 1953.
Demuestra con datos dos cosas que ya intuíamos: que somos muy susceptibles a las influencias del ambiente y la apariencia, y que, también en esto, estamos en manos de peligrosos manipuladores que juegan con nuestras expectativas.
Hay que cultivar el oído (y el gusto) desde pequeñitos. Fuente:lpcoverlover.com
El artículo, como los buenos platos, no tiene desperdicio. Así que abre el enlace, coje pan y moja. 
Salud! 
Y que aproveche.

martes, 18 de marzo de 2014

La reveladora mirada de Rosa Castellot


Rosa Castellot. Cielo nublado, I. 2011. Colección particular.
Decía Edgar Degas que “el dibujo no trata de lo que ves, sino de lo que puedes hacer que otros vean”. Esa, en realidad, es una de las funciones constantes del arte, independientemente de cual sea la intención particular de cada artista. Probablemente, a esa condición esencial (que habría que entender como una esquiva cualidad obtenida a través del esfuerzo personal) se llega mediante un largo proceso de madurez creativa.

Rosa Castellot. Anochecer en Briñas. Invierno. 2013.
Rosa Castellot ha avanzado constantemente en esa dirección, desde que empezó a reflejar lo que consideraba “un mundo pequeño” estrictamente privado, hasta afrontar retos mayores en cuanto a complejidad técnica, diversidad temática y ambición estética. Los pequeños objetos y los afectos domésticos han sido sustituidos paulatinamente por la disparidad de los amplios panoramas afrontados de manera sistemática, como nuevos retos expresivos abordados desde planteamientos técnicamente más exigentes, para dar salida a una creciente pulsión creadora.

Rosa Castellot. El Ebro en Aradón. Invierno. 2013.
Los dibujos que reúne en el Museo de La Rioja (dentro del festival de Miradas de Mujeres 2014, en el que cumple, sin pretenderlo, una merecida función de mascarón de proa en el justo empeño de dar visibilidad a la creación de las mujeres) es una pequeña selección de cuatro años de trabajo especialmente fecundo, una antología de logros estéticos que plasma su crecimiento expresivo y técnico y su categoría artística.
Se aprecia en algunas obras el sofisticado enriquecimiento de su forma de dibujar por la paciente acumulación de leves capas de grafito hasta obtener la densa profundidad buscada y, como logro admirable, una vibración infrecuente de la superficie dibujada (más propia de la pintura), potenciada por la acertada elección del papel de soporte.
Otro recurso magistral es su uso de la humilde goma de borrar convertida en algunos cuadros en el procedimiento “que más pinta”, logrando fragmentos de superficie “más blancos que lo blanco”, especialmente brillantes en los dibujos de nevadas. Se trata, por entendernos, de un “método escultórico”, en el sentido de que desbasta la superficie previamente construida por acumulación de dibujo, restándole materia para llegar a su máximo potencial expresivo.

Rosa Castellot. El Ebro. Briñas. Primavera. 2012.
En estos años que resume la exposición también ha aparecido en la obra de Rosa Castellot el color, todavía como tímido ensayo pero ya plenamente logrado: el impreciso verde amarillento de los brotes primaverales; el cálido naranja invernal sobre el que se recortan las desnudas siluetas de los tamarites dando una profundidad inusitada al conjunto; el leve azul del cielo que envuelve y suaviza la contrastada maraña del árbol desnudo.
Estas obras de madurez transmiten, más allá del evidente e inmediato placer visual, una notable riqueza en diversidad sensual: la húmeda atmósfera de los ríos, el complejo aroma de los sotos inundados, el sonido del agua corriente, el rumor de la vida silvestre, el silencio helador que acompaña a una nevada,... Todo suma a la hora de explicar el misterio de la vida y de tratar de hacer (como quería Degas) que los espectadores lo veamos.

Rosa Castellot. El Ebro. Sotos de Alfaro. 2013.
Acudir a una exposición de Rosa Castellot resulta siempre un placer, y, como pasa con casi todos los placeres, no hay frecuencia de disfrute que nos parezca suficiente. Por lo tanto, su legión de admiradores estamos a la expectativa de qué hará próximamente. Como viejo amigo, me atrevo a proponerle dos retos que seguro estimularán su voluntad creativa, muy dada a recoger guantes y a afrontar desafíos: ¿para cuándo exhibir sus fotografías, tan íntimamente relacionadas con el proceso creativo de sus dibujos?; ¿para cuándo, como culminación de esa cada vez mayor presencia de la naturaleza en su obra, una exposición con dibujos realizados fuera del estudio, sometidos a las inclemencias del aire libre y a la apremiante urgencia de la variación de la luz y las condiciones atmosféricas cambiantes?
Rosa Castellot.
Reflejos en el Ebro. Briñas. Otoño. 2013.
Ya verán ustedes cómo no tardan demasiado, y eso que ganaremos todos. 


Rosa Castellot. Recortar el territorio.
Museo de La Rioja.
Hasta el 30 de marzo de 2014. 


(Publicado en Rioja2. 20.03.14). 

lunes, 17 de marzo de 2014

Filas, orden y concierto


Martin Parr. Banquete inaugural del Alcalde de Todmorden, en West Yorkshire, Inglaterra. 1977.

A pesar de la mala fama que tenemos como especie, en realidad somos tan ordenados como los caballos salvajes: uno tras otro atravesamos las praderas indefectiblemente por el mismo camino espontáneo hasta acabar con todo rastro de vegetación.
Carlos y Miguel Vargas. Reclutas en el cuartel de Santa Marta. Arequipa, Perú. 1918.
Cualquier paseante observador lo puede prever y comprobar en los parques públicos, menos los paisajistas, que marcan trochas por donde saben de antemano que no va a ir nadie -porque no son rectas o porque no llevan a ninguna parte- simplemente porque el proyecto lo aguanta todo y se supone que quedarán bien en la foto.

Margaret Bourke-White. Cola del pan durante la inundación de Louisville. EE.UU. 1937.
Somos de filas, y nos sumamos gustosos (a menudo sin conocimiento y sin evaluar los riesgos) a cualquier acumulación lineal de personas.
Agustí Centelles. Votantes en la calle Caspe. Barcelona. 16.02.1936.
Debe ser un efecto diferido y permanente de la Expo de Sevilla, donde se estableció la longitud de la cola como unidad de medida, tanto de éxito como de mérito.
Henri Cartier-Bresson. Muchedumbre esperando para comprar oro. Shangai, 1948.
La fila es el auténtico "efecto llamada".