Hay, desde siempre, un inútil dilema acerca del valor comparado de imágenes y palabras.
Las palabras, de la mano de Christopher Wool, valen tanto como imágenes, porque son igual de explícitas.
Y más directas, porque son más precisas. No dejan espacio para la ambigüedad.
Como las buenas imágenes.
(Vuelta a empezar y así sucesivamente, una y otra vez).
Christopher Wool fotografiado por Elfie Semotan. |
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