jueves, 30 de abril de 2020

Cita postergada

F.G. Las flores que no te llevo. 02.2020.
Hoy, queridos amigos, teníamos que habernos encontrado en la inauguración de mi exposición las horas de luz, preparada durante largo tiempo para un lugar extraordinario en Viniegra de Abajo, las trojes y cuadras de la Casa Bernáldez, pero el largo confinamiento en el que estamos inmersos lo ha impedido. No importa.
Encuentro con Roberto Pajares Pájaro en las cuadras y trojes de la Casa Bernáldez. Foto: Pablo Bernáldez.
Así tengo, tenemos, más tiempo para darle otro par de vueltas a las cosas y tratar de acertar en lo que pretendemos lograr: yo, presentar de manera óptima una amplia serie de obras pensadas y construidas para ese lugar, y mis anfitriones, los impulsores de la asociación VACA (Viniegra Asociación de Cultura y Arte), para poner en marcha un proyecto sostenible de creación de tejido social y cultural en el medio rural, un proyecto tan exigente como arriesgado, tan generoso como necesario, que se hace cada vez más imprescindible de cara a los tiempos que se nos vienen encima.
Selección de vellones, para una instalación, en la granja de Carlos Medel. Foto: Pablo Bernáldez.
Así que, suspendida la cita de hoy, nos emplazamos si os parece para el próximo 6 de junio si las circunstancias lo permiten, y, si no es posible tampoco en esa fecha, será más adelante.
Preparación de uno de los ensamblajes de mármoles recuperados, en Mármoles Arenzana, Nájera.  Foto: Pablo Bernáldez.
Porque lo vamos a hacer. Y lo vais a ver. 
Sin duda.
F.G. Los dioses lares. Ensamblaje de objetos encontrados. 2020.
Mientras tanto, salud y suerte para todos, y cuidaos mucho.

Hasta muy pronto.
F.G. Personajes. Ensamblajes de objetos encontrados. 2020.

Marcos, 5:28


Antoine Veling. "Marcos, 5:28". (Iggy Pop en Sydney). 17 de abril de 2019. (Todas las fotos son del mismo autor y concierto)
El fotógrafo Antoine Veling acudió al concierto que dio Iggy Pop en el Opera House de Sydney, hace ahora un año, como mero aficionado y tras haber conseguido una entrada en la reventa. 

Aturdido todavía por la intensa experiencia de lo que vivió como un gran concierto y sin poder dormir a causa del subidón, se puso a editar las fotografías que había sacado sin acreditación, y apreció que una imagen destacaba del resto. Cuando Iggy interpretaba "No Fun", una canción de 1969 incluida en su primer disco con The Stooges, en su parte final invitó al público a subir al escenario para bailar con él, y eso es lo que captó: todos alrededor de Iggy, con la banda desaparecida detrás de la muchedumbre, fuera de la vista. Jos, su asistente personal, le sostiene el pie del micrófono, y los fans, extasiados, se arremolinan en torno al cantante, satisfecho por su sorprendentemente intacta capacidad de seducción. En medio del tropel, por su especial dinamismo, llama poderosamente la atención una mujer que trata de tocar a Iggy. 

La foto tuvo un éxito inmediato en las redes, y su apariencia de "Última Cena" la convirtió en un guiño fácil para los medios de comunicación en plena Pascua. 
Iggy le pidió permiso para utilizarla en la celebración, esa misma semana, de su 72 cumpleaños, y un artista londinense solicitó permiso para pintar la escena en un gran mural de inspiración caravaggiana. Y luego llegaron la explotación comercial, la popularidad y los premios.  
Y tan curioso título, ¿de dónde viene? Un amigo del fotógrafo, lector habitual de la Biblia, apreció en la escena fotografiada gran parecido con la narrada por uno de los Evangelistas: "Si logro tocarle, aunque solo sea su ropa, me salvaré". ("Marcos, 5:28").
Y, según cuenta Marcos, se salvó, porque cuando el Mesías se dio cuenta de la intención de la mujer, le dijo: "Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu enfermedad".


Pero de un tiempo a esta parte, y quizá para largo, están prohibidos los conciertos y buena parte de las manifestaciones culturales masivas. Sus poderes sanadores y terapéuticos quedan secuestrados hasta nueva orden. Ojalá que dentro de las "nuevas normalidades" con que se nos amenaza vuelvan a tener cabida, para la estirpe de Lázaro y para la gente que confía en las propiedades redentoras de la música. Cuanto antes.

miércoles, 29 de abril de 2020

"Lo que digo tres veces es verdad"

Johanna Calle. Perspectivas. 2006-2007.
El mayor peligro de las mentiras es que se las acaben creyendo quienes las ponen en circulación, porque los destinatarios y receptores, aunque las asuman coyunturalmente por conveniencia, las cazan al vuelo y las tiran después de usarlas por su alto contenido tóxico.
El Roto en El País. 25.03.2020.
Que lo repitan obstinadamente no implica que sea cierto. Solo que les beneficia mucho para algún otro asunto todavía más grave, inconfesable y de su exclusivo interés.
Henry Holiday. Ilustración final para La caza del snark , de Lewis Carroll.
Ni puto caso. 
Oídos sordos.

martes, 28 de abril de 2020

Balanza en la Casa de la Imagen: a malos tiempos, imaginación

Balanza. La vulnerable intimidad. 2020.

Este tiempo de confinamiento y de ruptura de las prácticas cotidianas nos está demostrando que la soledad no tiene por qué inhibir ni atemperar la pulsión creativa de los artistas. Por el contrario, en los mejores casos, tan solo la modifica adaptándola a la nueva situación, la intensifica frente al inesperado desafío y hace que la amenaza sea vivida como un estímulo generador. 
Sirva como ejemplo el acuerdo al que han llegado el artista
José Carlos Balanza y la Casa de la Imagen, de Logroño, para mostrar “virtualmente” el trabajo reciente del primero (relanzado por la posibilidad testimonial de “ser visto” por otro público, seguramente mayor, distinto y de forma diferente) en un espacio cultural que necesariamente se reinventa de manera continua ante las amenazantes exigencias de la poco amable realidad.

Balanza. El hombre hipocondríaco se contagió a sí mismo. 2020.
La exposición de dibujos titulada Cabezotas es más que una obra coyuntural forzada por el aislamiento. Esos personajes han acompañado a Balanza toda la vida y cuentan las cosas que vé, las que le pasan, las que siente, aunque casi siempre se hayan quedado dentro del taller. Con cierta frecuencia los plasma sobre papel, de vez en cuando sobre lienzo y alguno, raramente, toma cuerpo como escultura. La situación de encierro doméstico, con el ordenador como "única" herramienta, le llevó a considerar que habían encontrado la oportunidad para saltar al primer plano en lo que confiesa una placentera experiencia, comprensible en alguien que entiende el dibujo como “el trazo que aparece como fragmento del continuo suceso de la vida; como anécdota que cuenta algo de lo vivido, o como la pura vivencia del dibujante en ese mismo instante en que dibuja.” 
Balanza. Lluvia. 2020.
A pesar del formato y de la técnica, esos dibujos tienen mucho que ver con su trabajo fundamental de escultor, con su lenguaje más personal y conocido: parecen, en ocasiones, dibujados con soplete y luego soldados, con la "escritura" marca de la casa. Es interesante ese recurso a la forma "obligatoria" de la cabeza, un marco informe para acoger todas las tormentas, expectativas y deseos que se generan en su interior, a veces como confuso ruido y otras a la manera de clara esperanza (qué bonitos esos azules, y qué atractiva la caligrafía de Hoy mi cerebro está triste, una obra asombrosamente leve, ultraligera). 
Balanza. Hoy mi cerebro está triste. 2020.
También se ve que son “obra de escultor” en la falta de interés por el fondo del dibujo, casi tan evidente como el menosprecio por lo que pueda haber más allá del perímetro de la cabeza. Parecen casi siempre esculturas bidimensionales, de pared, para estar recortadas sobre un muro neutro, muy matéricas, potentes, pesantes, dotadas de notable volumen. 

Balanza. Dosbocas, Malmete e Incertidumbre. 2020.
La forma de la cabeza remite inmediatamente a muchos creadores que a lo largo de la historia del arte la cultivaron incansablemente, aislada o formando series, como autorretrato o como forma más o menos abstracta, muchas veces como estrategia de autoconocimiento y más recientemente como parte de sus personales terapias psicoanalíticas, aunque la opción esencialmente monócroma de Balanza enlaza directamente con lo mejor del expresionismo, pleno de automatismo y gestualidad.
Balanza. Lloró hasta ahogarse. 2020.
Confiesa Balanza que la pintura siempre ha sido un asunto principal en su vida creativa, aunque la haya tenido abandonada durante largos periodos de tiempo, y que a estas alturas de la vida podría ser un buen momento para ir pensando un poco más en "cabezotas" y en pintura. El tiempo lo dirá. En cualquier caso, esta estupenda colección de dibujos “de circunstancias” elaborados digitalmente en el aislamiento doméstico señalan un estimulante camino lleno de posibilidades y sorpresas. Para quien los hace, para quienes los exhiben y para los que los vemos. Que sea para bien. 
Balanza. A las nueve se comió un reloj. 2020.


Casa de la Imagen. Logroño.
Balanza.
"Cabezotas"
Exposición virtual.

lunes, 27 de abril de 2020

Invisible

F.G. Retrato improbable de un hombre invisible
(dibujado a partir de las referencias suministradas por un amigo lejano de Pablo Gargallo). 08.2017.

Ya lo dijo Gabriel Jiménez Emán: "Aquel hombre era invisible, pero nadie se percató de ello."





viernes, 24 de abril de 2020

Lo sobrevenido

F.G. La vida te da sorpresas. Collage a partir de una pintura de Fra Angelico y palabras encontradas. 04.2020. 

jueves, 23 de abril de 2020

Lejos del mundanal ruido

F.G. Desde la ventana. 22.04.2020.
(...) «Se hallaban en ese estadio de la primavera en el que suponemos que las dríades se despiertan. El mundo vegetal comienza a moverse y a hincharse y la sabia asciende, hasta que, en el más absoluto silencio de los solitarios jardines y de las espesas arboledas que ningún camino recorre, donde todo parece inerme y quieto tras el yugo y la esclavitud de las heladas, se produce un afanoso ajetreo, esfuerzos, empujones conjuntos y tirones todos a una, comparados con los cuales los de las grúas y las poleas de la ruidosa ciudad no son más que trabajos insignificantes.»
(...)
F.G. Desde la ventana. 22.04.2020.
«Hacia el norte del prado había árboles cubiertos de hojas nuevas, suaves y húmedas, que aún no se habían vuelto rígidas y oscuras bajo los efectos del sol del verano y de la sequía, cuando su color adopta un tono amarillento además del verde: verde junto al amarillo. Desde su escondite entre el espeso follaje, tres cucos cantaban y sus fuertes notas resonaban en el aire tranquilo.» (...)

Thomas Hardy. Lejos del mundanal ruido. Ed. Akal.


F.G. Desde la ventana. 22.04.2020.
La lectura nos transporta, nos evade, nos despierta, nos aleja del mundanal ruido, nos salva. Feliz día del libro, queridos, para todos, desde la ventana de casa. 
Cuidaos mucho, y gracias por todo.

miércoles, 22 de abril de 2020

Aute: la belleza

Luis Eduardo Aute de paseo con una de sus múltiples quimeras. Foto de Jorge Cano.
Casi desapercibido, furtivo en medio del tumulto inesperado e incomprensible que nos rodea, tan discreto como siempre, ha muerto Luis Eduardo Aute, persona extraordinaria que nunca dejó de “reivindicar el espejismo de intentar ser uno mismo”, y lo apostó todo a ser y sentirse libre, a cultivar su curiosidad insaciable, su eterno afán por aprender, esquivando la especialización, surfeando entre las viejas aficiones profundamente sentidas, hondamente deseadas, vividas desazonadamente como si fueran vidas paralelas, unas veces simultáneas, las más intermitentes. 
Luis Eduardo Aute en 1985
Siempre pareció “el hombre que no quería estar ahí”, porque sentía que tenía mejores cosas que hacer; siempre con la actitud entusiasta del “aficionado”, demasiado a menudo (a veces mucho más allá de lo razonable) contra las rigideces y servidumbres a las que obliga cualquier profesionalización por muy rentable y valorada socialmente que fuera. Lo suyo era, como dice en su canción, ese viaje hacia la nada que consiste en la certeza de encontrar en la mirada de los otros la belleza. Y a ello se dedicó. Y, afortunado, seguramente lo consiguió. 


Fue un músico singular, quizá único entre los nuestros por su actitud permanentemente renovada, siempre “en construcción”. Natural, sincero, directo, cantaba consecuentemente sin ninguna afectación, de forma relajada, sin ningún amaneramiento ni impostación, dominando el escenario pero transmitiendo fundamentalmente a través de las palabras, de profundo significado y alto vuelo lírico, con frecuentes referencias a los lenguajes artísticos relegados temporalmente a un pujante segundo plano, y siempre con la poesía como motor, en el centro, haciendo convivir de manera natural, en fascinantes imágenes, asuntos tan diversos como el amor, la mística, la ironía, la sexualidad, la denuncia social y el humor. Con unas dotes privilegiadas de narrador, de “seductor tímido” capaz de crear historias atractivas para otros y contarlas como nadie. Con el raro don de ser un creador de palabras, con la habilidad de saber usar como pocos el idioma común, las palabras creadas entre todos. Con la infrecuente capacidad de inculcar en el imaginario colectivo expresiones envenenadas del tipo "querer con alevosía" como muestra de amor sublime.  

Nunca se pudo decir de él que se repetía o que se había convertido en su peor imitador, como hay que decir de tantos colegas suyos, y cuando volvió a recrear y grabar su imperecedero repertorio en la gozosa serie de los "Auterretratos", seguramente su obra cumbre, lo hizo con una sabiduría magistral, sin ninguna autocomplacencia, con el hambre y las ganas de quien empieza y con la brillantez del que ya lo sabe todo porque está de vuelta pero aspira a seguir aprendiendo hasta el final. 
Recordaré siempre su último concierto en Logroño, también en tiempos convulsos, en el Bretón: brillante, delicado, generoso, sutil, entregado, incansable, sin ninguna prisa, tan a gusto, tan locuaz, confidencial, amistoso. Como “enmimismado”, que decía él, ensimismando a la entregada audiencia. El seductor de siempre lo había conseguido otra vez. 



Y nada más.

El niño Luis Eduardo en Manila.
Apenas nada más.

martes, 21 de abril de 2020

Tránsito

F.G. Un señor de Laredo. Serie de cuatro ensamblajes a partir de un objeto desechable. 02.2020.
El tostador, a pesar de lo que las apariencias habían hecho suponer en un entorno familiar que, después de tan larga y cálida convivencia doméstica, lo tenía por eterno y uno más de entre los suyos, finó.
Y es que no somos nada.
Y menos los tostadores.
A tostador muerto, tostador puesto.

lunes, 20 de abril de 2020

Salto a la fama

Koenraad Dedobbeleer.
Toda la vida había soñado con protagonizar un acontecimiento mundial y, por fin, sin comerlo ni beberlo, cuando menos lo esperaba, cuando ni siquiera le venía bien porque tenía otras cosas que hacer, lo consiguió: formó parte (con muchos otros, eso sí, y cada uno en su casa, todos en perfecta sincronía) del mayor confinamiento que los tiempos vieron.
Richard Billingham. 1995.

viernes, 17 de abril de 2020

La júligan

F.G. El fumbo. Serie de cuatro fotografías. 03.2020.
El fútbol (y el deporte-espectáculo en general) está pasando por una mala temporada. Aquí sí que, según parece, van a cambiar las cosas.
A ver si su crisis se lleva por delante, de paso, ese espíritu "competitivo" que lo ha contaminado todo, con su visión del mundo partidista, estrecha, banderiza, primaria, ramplona, violenta, ofensiva, sobrada, faltona, machista y gamberra que siempre lo ha regido, y que, por su mal ejemplo, ha impregnado durante décadas -y cada vez más intensamente- las relaciones interpersonales, y muy especialmente la vida política hasta hacerla llegar a lo miserable.
Por ejemplo, a la hora de que la portavoz del partido opositor se considere competente para conceder o negar (según convenga a los intereses de "sus colores") el pedigrí y el placet a los comités de científicos que asesoran al gobierno en la lucha de todos contra la pandemia.


jueves, 16 de abril de 2020

Ver cura

F.G. Tablero pintado utilizado como cierre de una obra en Lecce. 05.2019.
Ver cura. Amplía el panorama, alimenta la curiosidad, los horizontes vitales, las ganas de hacer (o de no hacer, que es otra forma de hacer, a menudo más radical), consuela...
Aunque sea mirando desde una ventana, ver cura.
Quizás cura sobre todo cuando se mira desde una ventana.
Oliver Strewe. Hospital de muñecas. (De la serie Zapatos para en Circo de Moscú)

miércoles, 15 de abril de 2020

Sin aliento

F.G. Cuando íbamos al campo. Serie de cuatro collages hechos a partir de objetos encontrados. 03.2020.
"Primero hubo vagos rumores, luego incertidumbre y desconcierto; finalmente, escándalo y temor. Lo que estaba a flor de piel se hundió en la espesura de la carne, atravesando todo el organismo hasta revolver las entrañas. Lo que permanecía en la intimidad fue arrancado por la fuerza para ser expuesto a la obscenidad de las miradas. Con la excepción convertida en regla se hizo necesario promulgar leyes excepcionales que se enfrentaran a la disolución de las normas. Las voces se volvieron sombrías cuando se constató que la memoria acudía al baile con la máscara del olvido. Y en el tramo culminante del vértigo las conciencias enmudecieron ante la comprobación de que ese mundo vuelto al revés, en el que nada era como se había previsto que fuera, ese mundo tan irreal era, en definitiva, el verdadero mundo.»

Así empieza Rafael Argullol su novela La razón del mal, premio Nadal en 1993 y reeditada por Acantilado en 2015. Parece que hablara de nosotros y de "nuestro" caso, pero es la crónica distópica de un
 fenómeno que afecta a todos los niveles y estamentos de una sociedad en proceso de descomposición, con espacio abundante para la delación, el temor, la sospecha, el pillaje, la magia, la manipulación del lenguaje y la superstición. O sea, que no es buena lectura (¿o sí?) para tiempos de pandemia como el que vivimos, porque tiene bastante de espejo en el que nos reflejamos de cuerpo entero y muy poco favorecidos. Exánimes. 
Argullol destaca el valor indispensable de la memoria y la lucidez a la hora de superar el desastre, pero, como queda dicho, es novela. Nosotros, la especie humana, seguiremos tal cual, y cuando salgamos de esta, que acabaremos por salir, sembraremos las condiciones para que el mal se reproduzca, aunque corregido y aumentado. Y la amnesia seguirá, lamentablemente, reinando. 
¿O tal vez no?