Frank Horvat. Sombrero de Givenchy. Fotografía para la revista Jardin des Modes. París, 1958. |
Mientras que la guapa -consciente de los peligros reales y supuestos que la acechan- se protege del mundo tras una máscara-parapeto con la dimensión de una trinchera y tan blindada como un búnker, los maromos que, provistos de precisos prismáticos, se agazapan detrás de su belleza, solo están interesados en ver si algún vecino incauto saca el perro a mear dos veces, para poner el grito en el cielo y denunciarlo inmediatamente a la autoridad, para que los cace, ya que, en su opinión, no tiene mejor cosa que hacer a pesar de la que está cayendo.
Qué cosa, la caza, y el servir a quien mande
ResponderEliminarMilana, bonita...
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