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| Elliott Erwitt. Félix, Gladys y Rover. Nueva York, 1974. |
A algunos extraños compañeros de viaje es necesario recordarles que conviene tener cuidado a la hora de elegir con quién nos mezclamos, porque, tarde o temprano, algo se nos acabará pegando.
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Elliott Erwitt. Nueva York. 2000.
Y naturaleza humana.
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Siempre se ha dicho que la política hace extraños compañeros de cama. Lo más gracioso es la cara de incrédula perplejidad que se les queda a los primos que han hecho de aprendices de brujo cuando, tras poner el coche y pagar la gasolina, la cena y el hotel, se quedan compuestos y sin novia. Y se preguntan como la buena mujer de Almodovar: ¿qué he hecho yo para merecer esto?
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