viernes, 26 de junio de 2020

Refugio


F.G. Fragmentos de la barra de la Tasca Florián. Viniegra de Abajo. 01.2020.
 En un paseo inicial por Viniegra de Abajo para preparar lo que acabaría siendo la exposición las horas de luz me llamaron la atención dos grandes bloques de roja piedra artificial apilados y medio ocultos por una lona en una calle de escasa circulación.
Me contaron su lejana historia, que en buena medida es un resumen de la vida del pueblo, y pensé que merecían tener un espacio en mi proyecto para las cuadras de la Casa Bernáldez.
F.G. Fragmentos de la barra de la Tasca Florián. Viniegra de Abajo. 01.2020.
Los bloques formaron parte del mostrador de la Tasca Florián, que regentaron con éxito y notable parroquia Florián Salas y su esposa Tomasa Rueda desde 1956 (en que adquirieron por traspaso una licencia de expendeduría de tabacos) hasta el 30 de agosto de 1987, cuando, tras los festejos motivados por el matrimonio de Pedro Pablo Sánchez Camarero y Nieves Sáinz, echaron el cierre definitivo. 

Treintaiún largos años de amable cobijo para una colectividad variada, con sus alegrías y tristezas, en el disfrute y en la adversidad. Alcohol, tabaco, conversación, sustancias, canciones, filias y fobias, risas y llantos. Todo pasó ante estos mudos testigos, auténticos estafermos de granito artificial que tanto y tan sabroso tendrían que contar; una pareja chocante, disímil pero perfectamente coordinada, como suelen estarlo la diversión y la angustia.
F.G. Refugio (11411 días con sus noches). Foto de Gabriel Santolaya.
La doble pieza, a la que en honor de su función y longevidad he querido llamar Refugio (11411 días con sus noches), ocupa el mejor lugar de la sala, en buena relación con todo lo demás (cualidad muy valorada de toda la vida en la hostelería) y contó para su traslado con seis recios porteadores que arrimaron hombros y riñones, entre ellos el mencionado Pedro Pablo y su hijo Santiago, los jardineros Bruno y Vidal y los "sospechosos habituales" Pablo Bernáldez y Roberto Pajares Pájaro. Haciendo de la necesidad virtud, y a causa del temor al peso desmesurado de ambos armatostes, lo que preveía colgado quedó a pie firme, ligeramente apoyado en la pared, y el cambió mejoró la primera intención.
F.G. Refugio (11411 días con sus noches). Foto de Gabriel Santolaya.
La obra tiene un imprescindible complemento que le da sentido y le aporta emoción, y que será muy valorado por las legiones de partidarios de las barras de bar y de los bares en general: una pieza de sonido que titulé El murmullo de la tribu, que parte de la grabación de unas conversaciones recientes más o menos robadas en la Tasca El Portal, regentada por Cova López, y en la cocina de Sara "La Moli", (al pie del cañón, junto con otros pocos hosteleros, como 
"portadoras de la antorcha") que han sido distorsionadas para ocultar su literalidad, buscando un susurro lejano, inidentificable pero reconocible como humano, con un sonido claro, brillante en la medida de lo posible, leve, no empastado ni confuso, que se expande de  manera sutil por todo el recinto. 
F.G. Refugio (11411 días con sus noches). Foto de Jesús R. Rocandio.
Lo que se dice en ella es lo de menos, porque es lo de siempre, lo que siempre se ha dicho y escuchado en los bares, espacios singularmente vivos y necesarios para la supervivencia del mundo rural. 
Va por todos vosotros.
Salud.

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