Teresa Rodríguez. Serie de fotografías del proyecto CAOS. Marzo a mayo de 2020. |
Teresa Rodríguez es una excelente fotógrafa siempre interesada profesional y creativamente por la actualidad, por el dinamismo del cambiante mundo que la rodea, un mundo en permanente renovación, variable no solo por su movimiento continuo sino, fundamentalmente, por la plural perspectiva con que ella lo encuadra, lo enfoca, lo fija y lo difunde.
Estos pasados meses han afectado radicalmente a su labor docente y a su trabajo artístico personal, y ha optado, entre otras labores creativas, por convertir cuatro habitaciones de su casa en enormes “cámaras oscuras” desde las que captar un mundo inusualmente estático, ensimismado, como ausente.
Recurriendo a un procedimiento técnico prefotográfico que hunde sus raíces en los experimentos de óptica y en los artilugios con que los arquitectos y pintores renacentistas conseguían reproducir de manera fiable las perspectivas y figuras de su interés, (y a partir del que los "padres fundadores" construyeron los prototipos de las primeras cámaras fotográficas), Teresa Rodríguez ha entrado de lleno, a través de su trabajo, en la fecunda idea de que el futuro del arte, incluido el de la fotografía, pasa en buena medida por el cabal conocimiento de su pasado, por el análisis profundo de sus procedimientos técnicos, de sus primeras intenciones, de su lenguaje, de sus estrategias para captar (incluso para transformarla, como inconfesable pretensión) la realidad.
Las imágenes virtuales apropiadas a través de tan vieja práctica de reproducción de la realidad han ocupado por un tiempo su espacio doméstico, invadiendo calladamente el marco de su vida cotidiana e interfiriendo en otras imágenes fruto de otros hallazgos escópicos, en los muy variados frutos de la mirada propia o ajena. Y Teresa Rodríguez ha fotografiado esa contaminación, esa fecundación en la que el paisaje urbano se mezclaba con mobiliario, objetos, libros y fotografías, como testimonio de un periodo de confusión y temor, mezcla que ha certificado en algunos casos con su fugaz presencia de testigo privilegiado en un mundo doblemente congelado.
Esa triple imagen superpuesta, fruto de la acumulación de la imagen invasora urbana, del espacio privado invadido y de la artífice que las une y fija incorporando su silueta al fruto del artificio suponen un bello testimonio de una época rara en la que muchos hemos visto que, en la mayor parte de las cosas de la vida, incluido el arte, “la novedad” y “lo último” están manifiestamente sobrevalorados, y hemos redescubierto que, para nuevo, lo bueno.
Felicidades. A ella y a sus alumnos.
Las imágenes virtuales apropiadas a través de tan vieja práctica de reproducción de la realidad han ocupado por un tiempo su espacio doméstico, invadiendo calladamente el marco de su vida cotidiana e interfiriendo en otras imágenes fruto de otros hallazgos escópicos, en los muy variados frutos de la mirada propia o ajena. Y Teresa Rodríguez ha fotografiado esa contaminación, esa fecundación en la que el paisaje urbano se mezclaba con mobiliario, objetos, libros y fotografías, como testimonio de un periodo de confusión y temor, mezcla que ha certificado en algunos casos con su fugaz presencia de testigo privilegiado en un mundo doblemente congelado.
Esa triple imagen superpuesta, fruto de la acumulación de la imagen invasora urbana, del espacio privado invadido y de la artífice que las une y fija incorporando su silueta al fruto del artificio suponen un bello testimonio de una época rara en la que muchos hemos visto que, en la mayor parte de las cosas de la vida, incluido el arte, “la novedad” y “lo último” están manifiestamente sobrevalorados, y hemos redescubierto que, para nuevo, lo bueno.
Felicidades. A ella y a sus alumnos.
Sorprendente, estimulante y muy bello!
ResponderEliminarGracias por contarlo.
Me he llevado al paseo matinal el recuerdo de las fotografías de Teresa y confirmo mi comentario anterior. He recordado al profesor Julián Gallego, con su libro El cuadro dentro del cuadro, y en cuánto insistía en que los efectos barrocos de Velázquez tenían mucho que ver con su capacidad para integrar en la pintura lo que está fuera de ella, relacionándola con el espacio exterior.
ResponderEliminarAsí veo el proyecto CAOS de Teresa, sorprendente, estimulante, sugerente y muy bello.
Fascinante. No hay como mirar el mundo circundante al revés, o de lado, o al bies. Enhorabuena.
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