F.G. Unas cuantas fotos (entre muchas otras) cerca de la dehesa de Cirueña. 8.5.16. |
El "fotógrafo" se distrae con lo más peregrino y se ensimisma mientras la compañía se aleja rumbo al horizonte (que también es muy fotogénico y, por lo tanto, motivo de justificado despiste añadido).
Una vez que la goma se ha estirado hasta no dar más de sí, el acompañante se ve forzado a apaciguar el ritmo o se para y grita, y el descolgado echa a correr para reducir la distancia, pero, sobre la marcha y cuando casi había logrado conectar, se le presentan dos o tres instantes decisivos irrenunciables, y la demora aumenta irremediablemente hasta llegar al final con el control cerrado (y la pareja fuera de control).
Los que hacen fotos con el móvil suelen ser menos "cansos", porque, por lo general, no tienen interés más que en sí mismos y en sus pegajosos acompañantes.
Una bonita vuelta.
ResponderEliminarDistraerse es humano. Demasiado humano.
¡Me encanta la expresión "hacer la goma" porque implica que la sangre no llega al río. Finalmente los extremos se tocan. S
ResponderEliminarSí, por lo menos en el avituallamiento tras llegar a la meta. Y ya se sabe: hablando, hablando,...
EliminarTodo es muy elástico.
ResponderEliminarNo pasa nada; si lo dejas seguir (al acompañante) siempre te alcanzará por detrás.
ResponderEliminarEn el caso de que el mundo sea redondo, sí. Seguramente.
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