martes, 24 de mayo de 2016

La gente


Revista Kilimanjaro.
Decía mi padre que "no hay peor gente que los hombres y las mujeres", y seguramente tenía razón, igual que la tuvo Rafael El Gallo cuando afirmó que "hay gente `pa tó´".
Piedad Isla. Fuentes Carrionas. Cervera de Pisuerga. Palencia.

Gomaespuma se dirigen en sus anuncios radiofónicos para un banco con mucho peligro a la imprecisa "gente sencilla, personal y justa".
De "la gente" se habla mucho, casi siempre interesadamente, y se le da mucha coba. Pero entre "la gente" hay, naturalmente, "de tó". 
Anónimo. Concurso de piernas (femeninas). 1950.



Nos da buenas pistas sobre tan informe colectivo Marta Sanz en Farándula (Anagrama, 2015), una excelente novela para informarse sobre los desastres que la crisis ha generado en el ámbito de la cultura y para ponerse en guardia contra los clichés buenistas y las mentiras interesadas de "lo transversal".
Walker Evans. Fotografías de carnet en Savannah, Georgia. 1936.
«(...) la gente son maestras de niños huérfanos, niños huérfanos, campeones paralímpicos de natación, asesinos, la madre Teresa de Calcuta y el Papa del Palmar de Troya, violadores, viejecitas que viven solas y que nunca han roto un plato, científicos locos, trabajadores del matadero, especuladores, mujeres generosas que preparan grandes cenas y se quedan a velar a los pacientes de los hospitales, estudiantes desesperados, auxiliares de enfermería que te cogen la vena a la primera -¡benditas sean!-, traperos multados por la policía municipal, parados de cincuenta que parece que ya han cumplido setenta y nueve, actrices que dejan de trabajar por viejas pellejas, adulteradores de potitos, aceites y otros alimentos, 
Buceadores. Circa 1940.

maltratadores, conductores que atropellan a un chiquilín y se dan a la fuga, donantes de sangre, prestamistas, cofrades de semana santa, tasadores del precio del agua, sacerdotes pederastas, ateos filántropos, gitanos que se rompen la camisa en las bodas, lectores que estropean los libros y lectores que los dignifican, defraudadores, chóferes de coches oficiales que piden compasión, poetas soplagaitas, casamenteros, progenitores que llevan a sus vástagos a los castings infantiles para anuncios, concursantes, remienda-virgos, hombres de mediana edad que pasan hambre, misioneros, fingidores, agorafóbicos, pornógrafos, ablandadoras de clítoris, espectadores atentos de la miseria, bachilleres que suspenden y esnifan pegamento, monárquicos, republicanos, presidentes que afirman que todo, todo, todo va como la seda, dentistas que te destrozan la boca por maldad, ignorancia, prisa, universitarios exiliados, contribuyentes, limosneros, nómadas, víctimas que no son ni buenas ni malas, sólo son víctimas, verdugos, mercaderes de aspirina y sueros fisiológicos, estanqueros que no dejan fumar en su garito, viejos achicharrados en torno a un brasero, diáconos que no creen en la virginidad de María, vendedores de té que han invertido todo su dinero ahorrado y ven pasar las horas detrás de un mostrador, 
Jim Campbell. Fundamental interval commuters. 2010.
habitantes de debajo de los puentes, cómplices de cualquier crimen, voceros del apocalipsis o de la resurrección de Jesús, gente con callo en la mano, obediente, mansa, corderos, groseros, dandis de cortesía infinita, alfeñiques, militantes, hipertensos, investigadores despedidos que fabrican un arma química, voces en off , happy people, chefs, chefs, chefs, críticos piadosos, disc-jockeys, bibliófilos hijoputas, párvulos que aprenden a leer, bellísimas personas, bellísimas a secas, administradores de lotería y de la pena de muerte, jueces sordos, médicos aburridos, propietarios de viviendas que aún conservan el paragüero, prebostes, testaferros, demócratas, acosadores laborales, adictos al sexo, señoras de la limpieza que estrellan un tren en Estocolmo, sátrapas, jubilados que hipotecan su casa para ayudar a los suyos, diseñadores suicidas, revolucionarios a quienes les repugna la sangre, adultos que no viajan nunca, deportistas buenos chicos que evaden capitales, obesos sin cama de hospital, fumadores que son los malos de todas las películas, vegetarianos, agradecidos, quejicas, raritos, potomaníacos, usuarios del WhatsApp, ciberatletas y gente que se hace un selfie, solitarios, hipócritas, relaciones públicas, lesbianas, explotadores, rostros anónimos y famosos, miembros de una clase media que tiene la conciencia regular, gente, gente mala a la que le urge sentirse buena, forofos del equipo ganador, (...).

Manel Armengol. Actuación policial en Barcelona. 1976.
Y así sucesivamente, sigue y sigue, así de intenso, así de claro, recogiendo toda esa biodiversidad, unas cuantas páginas más. 
Pedro Meyer.

Menos rollo con "la gente". 
La gente, de uno en uno. 
Y sin pretender que renuncien a sus derechos individuales.


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