lunes, 17 de noviembre de 2014

Comerse las paredes. Demetrio Navaridas en Briñas


Demetrio Navaridas. Reflexiones. Sala Tondón. Briñas. Noviembre de 2014. Fotografías de F.G.
Acaba de inaugurarse en la Sala Tondón, de Briñas, la exposición que Demetrio Navaridas ha titulado Reflexiones.
La larga trayectoria de este polifacético artista y pedagogo siempre ha estado guiada por su afán experimental, y a lo largo del tiempo ha recurrido a muy distintas técnicas y soportes (desde la fotografía y la pintura hasta el land–art, pasando por la escultura, las instalaciones o el vídeo),  con diversas intenciones expresivas.

Debido a ese demostrado interés por la novedad técnica y los nuevos lenguajes, sorprende especialmente que en sus trabajos más recientes se aprecia una depuración estilística y simplificadora que parece indicar que comparte un postulado que guía a buena parte de los creadores contemporáneos de cualquier disciplina artística: el futuro del arte y su salvación (si tal cosa fuera posible) habría que buscarlo en su pasado. La estrategia se concreta en el afán por recuperar la sencillez formal, la capacidad de evocación y el misterio, aspirando a una comunicación directa, esencialmente sensual, a través de obras sofisticadas cargadas de memoria y orientadas hacia la sugerencia sutil,  dejando de lado la vana prepotencia del fetiche tecnológico.
Las obras que ha preparado para la Sala Tondón demuestran un renovado interés por la naturaleza y las formas tradicionales de representarla, aunque sirviéndose  de técnicas híbridas con un resultado tan sorprendente como bello.
Demetrio Navaridas trabajando. Fotografía de Emma Ábalos. Noviembre de 2014.
Se trata de una especie de dibujo realizado por grabado directo sobre la superficie del muro, un dibujo rehundido por extracción de la cal hasta conseguir una imagen blanca sobre la blanca pared, aprovechando a su favor las texturas e irregularidades. El “lienzo”, mínimamente delimitado,  entra en diálogo y “reflexión” con el ventanal de la sala, y, a través de él, con el río y la ribera, de donde proceden los motivos recogidos en los tres grandes muros, sobre los que vibra la cambiante luz, distinta también por la perspectiva móvil de la mirada próxima.  El río y su imagen virtual entran, a través de los sorprendidos espectadores, en un juego inagotable de ecos y reflejos. 

Además de la relación más o menos evidente con el grabado, estas obras de Navaridas recuerdan a los relieves que decoraban las fachadas y muros de los templos egipcios buscando una garantía de perdurabilidad que no podían asegurar ni frescos ni altorrelieves. Incluso la forma de representar, tan “naturalista”, recuerda a aquellos figurativos primitivos. Pero aquí la obra tiene fecha de caducidad, establecida por el ritmo de las futuras exposiciones, lo que no tiene por qué ser necesariamente malo. 

Decía el artista conceptual Sol Lewitt, hablando de su propia obra, que los dibujos de pared destinados a la destrucción en un plazo de tiempo breve gozaban, por extraño que pareciese, de cierta garantía de “eternidad”, por estar libres de padecer el paso del tiempo, evitando así su progresiva degradación. Curiosamente, y por lo que comenta Isabel Krug, comisaria de esta exposición y directora de la Sala Tondón, los habitantes de Briñas serían de la misma opinión si nos atenemos a la prodigiosa pervivencia y recreación en su recuerdo de los mínimos detalles, especialmente de los aspectos más significativos, de las exposiciones  “efímeras” que han ido presentándose allí. 

Esa sintonía con el público destinatario entronca en buena medida a este proyecto (con la peculiaridad que le da las características del espacio) con la serie de propuestas de intervención artística en el casco urbano de Sajazarra, admirable proyecto lamentablemente liquidado en su mejor momento. Es una pena que iniciativas culturales tan interesantes estén siempre pendientes de un hilo, y a menudo se vengan abajo por la desidia culpable de quienes más tendrían que apoyarlas.
Resulta admirable que una pequeña sala fuera de los circuitos artísticos y al margen de los medios de comunicación y del gran público concite el interés de artistas con tan notable ambición creativa, capaces de elaborar obras singulares para un lugar específico, sin más contraprestación que su amor al arte y el buen trato recibido de los impulsores del proyecto. Un caso de generosidad sorprendente en los tiempos que corren.
Imagen captada del vídeo de Demetrio Navaridas y Carlos Rosales.
En el vídeo realizado por Demetrio Navaridas y Carlos Rosales que se exhibe en una antesala preparatoria para la entrada a la exposición, se ve una sobria performance en la que el primero ingiere un pobre plato de desconocido alimento con una extremada formalidad de cartujo, con el único acompañamiento de un fondo sonoro de alborotados patos fluviales. Conviene verlo, porque propone más preguntas que respuestas. Una de ellas, y de toda pertinencia, podría ser: ¿de qué se alimentan los artistas, nuestros artistas?

Pero no contemos más y dejemos abierto el enigma. Mejor recomendar a los lectores que aprovechen este hermoso otoño para acercarse a Briñas y disfrutar a la ida del espectáculo del encendido viñedo de la Sonsierra, de las vibrantes choperas y del inagotable río Ebro. Y, a la vuelta, entre tanta belleza, admirar y agradecer la generosidad y el talento de artistas como Navaridas y mediadores como Isabel Krug y Carlos Rosales, capaces de hacer una y otra vez, para nuestro disfrute y nuestro recuerdo, más con menos, mucho con casi nada.




Demetrio Navaridas.
Reflexiones.
Sala Tondón, Briñas. (La Rioja)
Exposición abierta hasta el 8 de abril de 2015. 

(Publicado en Rioja2 el 17.11.2014)

10 comentarios:

  1. No es extraño que el artista traduzca el paisaje exterior en las paredes de su cárcel interior... y que de paso se coma el polvo de su acción para no dejar rastro, como el preso que mastica y traga los papeles con mensajes cifrados que le llegan a la celda; lo que es extraño es que esa sea una estrategia de escapada, un plan de huida... Un plan que se parece tanto al que los artistas urden en cada gesto, cada día. Felicidades Demetrio. ¡Y no te escapes, que no hay salida!

    Comerse el dibujo; literalmente.

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  2. Una "aclaración" (que bien vendría al asunto aquí tratado): a pesar de las engañosas apariencias fotográficas, la exposición no es "en color". Es en inmaculado "blanco sobre blanco", como si de Malevich se tratara.
    Descubrirlas en su dimensión real justifica el viaje.
    Ánimo.

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    1. La "aclaración" se ha producido hoy.
      Demetrio Navaridas ha ajustado la luz de mis fotos y, una vez cambiadas, todo queda mucho más acorde con la realidad. Así que os tendréis que buscar otra coartada para ir a Briñas.
      Pero sobran motivos,
      Todos a Briñas cuanto antes.
      Ir es querer volver.

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    2. Una restauración digna de Cecilia Gimenez.

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  3. La verdad es que Navaridas siempre me sorprende. Es generoso como persona y como artista, siempre va un paso mas allá, buscando nuevas, o viejas, formas de decir. Y eso es lo que ha hecho en Briñas. Se identifica con el pueblo y su paisaje y nos lo muestra desde una nueva perspectiva. Gracias Deme.
    También es verdad que la sala Tondón de Briñas no sé lo que tiene (o quizás sí lo sé), pero la perspectiva de exponer allí nos ha incitado a todos los que por allí vamos pasando, y a los que están próximos a pasar, a hacer algo especial para esa sala. Y la razones son: su directora Isabel Krug, tan comprometida con su función que lleva a cabo de manera tan fluida y eficiente, Carlos Rosales, siempre dispuesto a colaborar con todos, el ayuntamiento de Briñas por brindar el espacio y haber sabido elegir a su directora, y el pueblo de Briñas que tan cariñosamente nos acoge siempre. Ir a Briñas a exponer o a ver las exposiciones siempre es una gratificante fiesta.
    Rosa Castellot.

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  4. Un inmenso placer conocer la sala ( y a su directora), a Carlos, a Deme y a bastantes artistas riojanos que allí han expuesto y con los que hemos tenido el gusto de compartir grandes momentos y de haber disfrutado de su obra como son Rosa y Félix. Briñas, de inolvidable recuerdo por sus paisajes y sobre todo por Isabel y Carlos ( a ver cuando se animan a venir a Gran Canaria), siempre estará en nuestros corazones. Mucho éxito. Inés y Andrés.

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  5. Gracias Pachi, por el precioso artículo y por el afecto.
    Me ha gustado tanto lo que dices como lo que callas, lo que lo convierte en una auténtica invitación a la visita y a la contemplación en directo.
    Lo comparto con los colegas y amigos y por Faceabook.
    Un abrazo.
    Demetrio Navaridas.

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  6. Pachi, muchísimas gracias. Miracomosuena suena siempre tan bien...
    Es un placer leer las reflexiones de un espectador/creador con una inteligencia y una sensibilidad tan atentas a todo lo que pasa.
    Gracias, también, a todos los que habéis hecho que la sala Tondón sea tan apetecible. Como podéis comprobar, está para comérsela. ¡Mucho éxito y buen provecho, Demetrio!
    Un abrazo fuerte.
    Carlos Rosales

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    1. Es tan apetecible por vuestras cualidades para atender bien a los artistas y dar salida a sus necesidades expresivas. Son dotes de buen anfitrión, en resumidas cuentas.
      Gracias por tan generoso esfuerzo.
      Seguro que repetimos.
      Hasta pronto.

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  7. Cien años de soledad... Remedios la bella... se comía la cal de las paredes... todo un viaje. Hay que ir a Briñas.

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