F.G. Ámsterdam. Ensamblaje de objetos encontrados. 2025.
Una obra surge casi siempre de manera incontrolada ( e incontrolable). A veces, como en el caso de Ámsterdam, crece a partir de sensaciones y recuerdos catalizados por algún objeto traído sin intención precisa, (simplemente porque "me miraba"), y que, depositado sobre la mesa de trabajo, va creciendo lentamente por acumulación de otros fragmentos hasta llegar a formar cierta imagen de la ciudad singular, de la temperatura de su color, de sus texturas, de sus volúmenes. En otras ocasiones, una referencia gráfica o un soporte inmediatamente identificable con la esencia de un lugar (en este caso el collage ya estaba "hecho" en la tapa de caja de puros que me sirvió de soporte y punto de partida), atrae magnéticamente retazos dispersos que amueblan y recrean cierta idea establecida en la memoria profunda, como un malecón frente al mar, la dársena, la inconfundible luz tras las tormentas de la tarde y el sol poniente de La Habana. La memoria, como es bien sabido, se construye y se recrea cada día. Azarosamente, como los collages.
F.G. Paisaje habanero. Ensamblaje de objetos encontrados. 2025.
(Puedes verlos en la Casa de los periodistas, de Logroño, hasta el 23 de diciembre de 2025, dentro de mi exposición breves bellezas muertas).
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