miércoles, 31 de enero de 2018

Ángel Guache: el hombre que no para

Ángel Guache en directo.
Si “esto” fuera un lugar normalizado y tuviéramos un gobierno en condiciones y preocupado por la realidad, en vez de estar todos pendientes de las ocurrentes astucias de un prófugo nos preocuparíamos por los asuntos importantes, y entre ellos, destacado en el pelotón de cabeza, el de tratar de hacerles la vida más fácil a los creadores eximios como Ángel Guache. 
Daniel Gil. Felicitación navideña. 1953. Fuente: pionerosgráficos.com
En ese país ideal alguien poco parecido a Fátima Bañez, una vez atendidas sus obligaciones rocieras, concedería a nuestro héroe con toda justicia la medalla al mérito en el trabajo, con un distintivo bonito y una sinecura considerable, por su encomiable capacidad para emprender a todo tren y complicarse la vida en el ámbito de las “actividades diversas”. Alguien poco parecido a Cospedal le indemnizaría en diferido tras encargarle sus más rotundos versos para renovar el trasnochado repertorio de los ardorosos cánticos legionarios. Quienes dirigieran con perspectiva y conocimiento los asuntos relacionados con la sanidad y la educación pública reconocerían generosamente sus desvelos por divulgar entre todo aquel que se deje los misterios de la anatomía y los hondos secretos del cuerpo humano. Y por último, para evitar ser prolijo, quien sustituyera al presidente de todos los españoles se lo llevaría a bracear por las corredoiras del noroeste como consejero áulico, para que le indicara cómo resolver en un pispás los eternos males de la patria, y así, de paso, como saludable compensación, sacaría a nuestro bizarro titán a tomar el aire lejos de los insalubres lugares oscuros y ruidosos que, al parecer, frecuenta.
Porque este hombre no para de sacar libros y discos en su diversificada ofensiva contra el muermo generalizado, sumando al mérito los planteamientos tácticos de continuidad y pertinacia. 
Daniel Gil. Felicitación navideña. 1953. Fuente: pionerosgráficos.com
Este merecido panegírico viene a cuento de la reciente edición de dos compactos grabados con formaciones distintas e intenciones esencialmente opuestas. El primero se titula A vivir, y ha sido grabado con su habitual colaborador Marcelo Pull, productor y multiinstrumentista, que ha hecho un trabajo excelente, utilizando recursos brillantes y muy eficaces nada frecuentes en discos independientes editados con presupuesto modesto. Los arreglos, más sofisticados y heterogéneos que en anteriores ocasiones, visten un repertorio muy variado melódica e instrumentalmente, que se construye sobre una especie de antología del lado más “carnal” de la poesía de Guache, con necesaria mención de sus preciosos sonetos. Entre aires jamaicanos, ritmos maquinales, rocanrroles, boogie-woogies, música industrial, complejas mezclas de rock con música de cabaret o con canciones infantiles y parodias operísticas, las músicas sirven perfectamente al extraordinario ritmo de las palabras, a la música interna de los versos y a la intención del poema. Guache saca provecho de sus cualidades vocales tanto cuando canta (con la directa expresividad del punk), como cuando declama paródico o cuando transforma su peculiar canto filtrándolo a través de megáfonos y bocinas, consiguiendo un hermoso collage sonoro de colorido y atmósfera muy variado y atractivo, pleno de gozo, con arengas extremosas y delicadas confesiones, con himnos optimistas y pormenores explícitos, con la suculenta ironía propia de la casa.
Daniel Gil. Felicitación navideña. 1953. Fuente: pionerosgráficos.com
El segundo, grabado con el músico y productor Daniel Loma Osorio, viene muy bien definido por su título: Misticismo psicodélico (Electropoemas II), y se corresponde con el lado más “espiritual” de nuestro poeta. Estructurado en veintisiete breves temas que forman una “suite” de larga duración, de intención hipnótica y envolvente que constituye un viaje espiritual y alucinado, una experiencia de “combustión lenta y ensimismada”, trascendental, la crónica de una disolución meditativa en lo eterno, en el silencio. Un viaje lleno de imágenes psicodélicas. La música, esencialmente electrónica, abarca desde el ambient y la estética minimal hasta la utilización de samples de música tradicional hindú (canto dhrupad, sitars, campanillas, canto armónico,…), pasando por pinceladas techno y drum & bass, con preponderancia de espacios sonoros cósmicos, magnéticos, estáticos, repetitivos, muy adecuados para servir a los breves poemas (en esta ocasión dramáticamente recitados) en la transmisión del “temblor de lo efímero”.
Dice Guache: “Así como la vida / va incubando la muerte, / en el dolor / de la destrucción / late el canto.” Un canto polifónico en su caso, que unas veces grita en el gozo del combate y otras se expresa absorto en el vacío como “ceniza en el viento”.

Sigue, Ángel, sigue. 
Máximo. Español de honor. 1964.
Fuente: pionerosgraficos.com

2 comentarios:

  1. ¡Muchísimas gracias, Gran Gestal! ¡Qué inmensa generosidad y qué bien escribes! ¡Te otorgamos el Premio a la Crítica! ¡¡¡Un fuerte abrazo riojano!!!

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  2. Se merece el toisón de oro.

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