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Francisco de Goya. Perro semihundido. 1820.
Ya vimos en otra entrada anterior que uno se pinta como se siente: a veces como un par de zapatos viejos, y otras como buey desollado o como un perro enterrado hasta el cuello.
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Lydia Goldblath. Respiración. (De la serie Still here). |
El autorretrato es una confesión interesada y más o menos sincera, y su utilidad para el espectador depende, como en cualquier relato, de lo atractivo que resulte lo que cuenta.
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Alberto García-Alix. Autorretrato dibujado en un muro. |
Remedando a León Tolstoi, podríamos decir que todos los autorretratos felices se parecen, pero que los infelices reflejan las angustias y desgracias de cada cual de maneras muy diferentes.
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Nan Goldin. Autorretrato del baño azul. 1980. |
Por eso resultan siempre más atractivos, como en cualquier ámbito de la vida, los retratos y las historias de pecadores apasionados que los de virtuosos autocomplacientes.
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Joan Miró. Doble autorretrato. 1937-1960. |
No siempre nos vemos de la misma manera, ni sentimos el mismo aprecio por el rostro que va forjando el tiempo. Reelaborar un autorretrato es ajustar cuentas con el propio pasado.
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Meret Openheim. Autorretrato. |
En ese medirse ante el espejo el artista acaba por encontrar el retrato definitivo, aunque con un ojo puesto, como buen Narciso, en la sentencia de Lao Tse: "Morir sin desaparecer, he ahí la verdadera longevidad"
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Rui Valerio. Cuatro fotogramas del vídeo I Am Sitting In A Room. Autorretrato. 2010.
Nadar, que supo extraer en sus esenciales retratos el alma de sus coetáneos, buscó denodadamente la propia desde todos los puntos de vista.
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Nadar. Autorretrato giratorio.
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Es importante mantener los ojos bien abiertos. Sin desfallecer. Quizá algún día se encuentren con alguien que los mire de frente y los haga revivir.
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