lunes, 20 de julio de 2020

Las nubes de oro


F.G. Las nubes de oro. Objetos encontrados. 01-06.2020. Foto de Jesús R. Rocandio.
El territorio de las Viniegras, sus criaturas y tan rica memoria se colaron en mi exposición las horas de luz como Pedro por su casa, ocupándolo todo con solo abrir la puerta. Pero para que entrara la naturaleza vegetal tuve que optar por un aliado aéreo y recurrí al muérdago, que siempre me ha atraído (y ha sido el objetivo final de muchas caminatas) por su belleza silvestre, azarosa, cambiante, rara, improductiva, gratuita.
F.G. El regalo de Guillermo. 02.2020. Foto de F.G.
La "rama dorada" está ligada en algunas mitologías a los cielos que se encuentran con la tierra en su estrecho abrazo arbóreo, símbolo vivo del sol y de sus hijos el rayo y el fuego, y que anuncia con su traslúcido fruto invernal el renacimiento de la luz y el paulatino crecimiento de los días. También su esférica figura es considerada como propiciadora de la fertilidad (y de la prosperidad en general), y como báculo es, al parecer, eficaz compañero en viajes iniciáticos a los diversos infiernos de cada cual, con resurrección y regreso asegurados. 
F.G. Las nubes de oro. Objetos encontrados. 01-06.2020. Foto de Gabriel Santolaya.
Semejante tesoro (considerado por muchos -quizá con razón y sin andarse por las ramas de bellezas reales y discutibles valores simbólicos- una abominable plaga parasitaria), era idóneo para recrear, conforme a mi interés, el exterior en el interior, almacenando esas nubes rubias, su movimiento, su leve agitación, el silencioso susurro de tan leve roce, en la habitación de las trojes, hermosa palabra del castellano profundo que la Academia define como "espacio limitado por tabiques, para guardar frutos y especialmente cereales". En esta ocasión sus caudales serían de otro orden.
F.G. Las nubes de oro. Objetos encontrados. 01-06.2020. Foto de Gabriel Santolaya.
Colgadas tan dinámicas esferas sobre la retícula de los estáticos prismas vacíos, la exhibición estaba garantizada, con las nubes de oro preñadas de fortuna, cambiantes, con sus sombras y sus luces, y con la mutación paulatina del color de la hojarasca, tendente a lo largo de la exposición, muy poco a poco, hacia un radiante áureo. El tiempo, una vez más, jugará, previsiblemente, a favor del resultado final.
En la pared de enfrente, discretas como buenas compañeras, Las Majas disfrutan del espectáculo y sueñan con suerte y ventura.
F.G. Las nubes de oro. Objetos encontrados. 01-06.2020. Foto de F.G.



4 comentarios:

  1. Il cielo in una stanza!!!

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  2. Precioso texto Pachi, yo tengo grabada en la memoria la imagen de los muérdagos en los almendros que me atraía de crío cuando acompañaba a mi padre a los viñedos. No entendía cómo los arrancaban para limpiar los almendros, decían. Gracias por convertirlos en nubes de oro

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    1. Gracias a ti, querido Gabi, por tu colaboración imprescindible con la exposición, y por esas fotos que reflejan a la perfección la singular luz del lugar. Un abrazo.

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  3. Un pequeño jardín celestial accesible

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