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Johannes Vermeer. El arte de la pintura. 1666-68. |
(...) "Ahora todo es posible gracias a la beca. Tiene el alquiler pagado, la matrícula cubierta, una comida gratis todos los días en el campus. Por eso ha podido pasar medio verano viajando por Europa, repartiendo divisa con la despreocupación de un rico. Se lo ha explicado, o intentado explicar, en sus e-mails a Marianne. Para ella la beca fue una inyección de autoestima, una feliz confirmación de lo que siempre había creído sobre sí misma: que es especial. Connell no ha sabido nunca si creer que él lo es también, y sigue sin saberlo. Para él la beca es un hecho material colosal, como un inmenso crucero que ha aparecido navegando de la nada, y que le ofrece la posibilidad de estudiar un programa de posgrado gratis si quiere, y de vivir en Dublín gratis, y de no volver a pensar en el alquiler hasta que termine la universidad.
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Diego Velázquez. El príncipe Felipe Próspero. 1659 |
De pronto puede pasar una tarde en Viena contemplando El arte de la pintura de Vermeer, y fuera hace calor, y si le apetece puede comprarse un vaso barato de cerveza fría. Es como si algo que toda su vida había dado por hecho que no era más que un fondo pintado se hubiese revelado real: las ciudades extranjeras son reales, y también las obras de arte famosas, y las redes de metro, y los restos del Muro de Berlín. Eso es el dinero, la sustancia que vuelve real el mundo. Y hay algo tremendamente corrupto y excitante en ello.(...)
Sally Rooney. Gente normal. Literatura Random House, 2019.
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Peter Paul Rubens. Helena Fourment saliendo del baño (La pequeña piel). 1638. |
Hay que darle aire. Que vuele.
ResponderEliminarMaldito parné
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