miércoles, 3 de junio de 2015

Costa de muerte y de vida

Lois Patiño. Fotogramas de Costa de Morte. 2013.
Ha   estado en Logroño Lois Patiño para presentar su muy premiada película Costa da Morte, poética visión caleidoscópica de un territorio singular y de los habitantes que lo disfrutan y lo padecen. La Costa da Morte es un lugar mágico lleno de belleza y misterio, ligado indisolublemente y desde épocas remotas a la idea de fin de la tierra conocida y comienzo de un mar incógnito, generador de riqueza y, a la vez,  provisor de muerte y de leyendas.



Partiendo de una luminosa frase de Castelao  ("Nun entrar do home na paisaxe e da paisaxe no home creouse a vida eterna de Galiza") Patiño filma largos planos estáticos en los que el poderoso paisaje -no siempre hermoso, porque no se eluden los frutos del maltrato prodigado por los hombres a través de la arquitectura y de la explotación especulativa del territorio- sirve de marco referencial de la actividad humana, alejada en la imagen pero extraordinariamente próxima y omnipresente en los ruidos del trabajo y el sonido de las conversaciones, en las que se reconstruye el imaginario de todo el marco de referencia cultural del país.

Esa permanente interacción entre el paisaje y sus pobladores (una suerte de dependencia fatalista que fascina a las víctimas de tan desigual relación) está plasmada con intención pictórica "romántica", llena de poesía y misterio, como una presencia superpuesta a  la asombrosa naturaleza en la que se enmarca la vida y el trabajo de mariscadores, marineros, forestales, bomberos,..., dando a la película (sin ser su principal intención, seguramente) un contenido "documental" antropológico que resulta estremecedor.
Las conversaciones, anónimas y "despersonalizadas", se convierten en voz colectiva que nos habla de desastres ecológicos y de cuentos, de afanes y esperanzas, de pasados más o menos mistificados y de futuros improbables. Un sincretismo en el que acaban siendo tan importantes las profundas raíces como los fuegos fatuos. 

Con esta película Lois Patiño ahonda en su constante interés por la representación del paisaje, y lo hace a partir del rodaje de larguísimos planos con cámara fija que le permiten captar y mostrar su dinamismo interno, la dinámica entre lo permanente y su pulso vital, complemento ideal de la presencia volátil del ser humano, intrascendente a todas luces aunque en esta ocasión se le haya dado la palabra.

Su manera de filmar y grabar tan primorosamente el sonido del viento y del trabajo múltiple, la humedad de la niebla, la densidad de la lluvia y del humo de un incendio, el batir de secreto ritmo del oleaje sobre los tensos cuerpos de los percebeiros, me recordó una célebre frase de Robert Frank: "El ojo debería aprender a escuchar antes que a mirar". 
En esa doble labor, indisoluble, parece inmerso Lois Patiño, otra vez con excelente resultado. 

3 comentarios:

  1. Muchas gracias Francisco! Es un análisis fantástico. Me ha alegrado mucho leerlo. La frase de Robert Frank es muy buena tambièn. Es muy interesante relacionarla con el juego de imagen y sonido que propone la película. Muchas gracias. Un fuerte abrazo.

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  2. Dónde se puede ver? Tiene muy buena pinta. Gracias por compartir.
    Un abrazo

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    1. Seguro que te puede informar Lois Patiño a través de facebook.
      Un abrazo.

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