viernes, 5 de junio de 2015

Torpedos flamencos

En estos tiempos de "populismo" exacerbado, vuelve a miracomosuena Ángel Guache para alegrarnos el día y, de paso, si se puede, renovar el cancionero popular con estos versos donados a la prensa (Torpedos flamencos. Cantando por soleares. Editorial Pre-Textos. Valencia, 1997) como notable aportación al enriquecimiento del ya de por sí inmenso acervo lírico del cante flamenco. 
Su verso, liviano y jondo, está cargado de amor por el imaginario cañí y se recrea con gusto en lo rijoso (aunque en esta breve selección se ha prescindido de lo más reventón, porque emitimos en horario infantil y porque buena parte de nuestros lectores ya son de por sí propensos a la sicalipsis y no necesitan estímulos externos).
Le acompaña, como suele, César Fernández Arias (el pintor que dice -y sugiere- más de la manera más sencilla), con unas preciosas iluminaciones dibujadas con hacha.  


Se prohíbe el mal humor,
lo exquisito y lo sublime
y las cosas de rigor.


Cantando por soleares,
cada vez que me emborracho,
recorro todos los bares. 

Amigo, bebe este vino,
que da vigor y alegría.
¡Y a soltar alegre trino!

Amenízame la vida,
dame amor, besos y abrazos
y desátame la brida.



La vida es como una copla:
se pierde en el aire fino,
la lleva el viento que sopla.

En una noche sin luna
me silbaron las estrellas
mínima canción de cuna.


Puesta llevas en la vida,
aunque te carguen las penas,
tu careta de alegría.


Tú tocas el cornetín,
yo toco la pandereta:
vaya dúo de postín.

Se lo digo y me resopla:
Es la expresión de mi tierra
el pasodoble y la copla.



Eres la flor del camino.
El primero que la coge
se emborracha con tu vino.

Eres la flor de la broma.
El primero que la coge
se emborracha con tu aroma.



Tu cabeza es un melón,
tanto en la parte de afuera
como en la parte interior.

Cuando con calma te peinas,
envidia tienen las misses,
envidia sienten las reinas.


Es la vida una locura, 
toíta una enfermedad;
no tiene arreglo ni cura.


Sirenita de la mar,
por ver tu fondo marino
aprenderé a bucear.

Y en el fondo de los mares
contigo me he de encontrar.
Ya no volveré a los bares.



No quiero ser pollo-pera.
Prefiero ser pueblo llano
antes que pedante hortera.

Me gusta disparatar
por si el mundo está mal hecho
y es preciso reformar.


La vida es como un mal chiste.
Y se ríe de nosotros.
Y siempre juega al despiste.



2 comentarios:

  1. Ja, ja, ja.... Muchas gracias, amigo Gestal. En la presentación del libro, que fue brutal, interpretó estos torpedos el ínclito Pollito de California. Fue tronchante. Gran abrazo!

    ResponderEliminar
  2. César Fernández Arias5 de junio de 2015, 11:26

    Ja, qué gracia y muchas gracias. Son de hace tiempo y efectivamente estan a hacha. Ahora me he pulido. Ab. C.

    ResponderEliminar