Bajar escaleras es una saludable actividad en desuso que ha dado a lo largo del tiempo mucho juego, tanto en las relaciones entre vecinos como en las artes de la representación de cualquier género. El emblema de esta práctica podría ser el Desnudo bajando una escalera doblemente pintado por Marcel Duchamp, obra de vocación marginal muy pronto convertida en icono del siglo XX por mérito múltiple. De su mano, aunque en un contexto artístico y científico mucho más amplio (como suele suceder), entraron a formar parte de la historia del arte conceptos como movimiento, faceta, secuencia, reiteración o superposición, que tanto partido siguen dando.
Marcel Duchamp. Desnudo bajando una escalera. 1911. |
Una forma de acercarse a la comprensión del cubismo puede ser bajar una escalera “con actitud” artística (porque, ¿qué más cubista que la escalera de un bloque de viviendas?) Esta es la banda sonora de mi reciente experiencia personal, con sus pequeñas adherencias azarosas, como se oirá hacia el final.
Hay otras formas de bajar escaleras, como la que pintó Eduardo Arroyo, y
la fotografía de August Sander nos hace pensar en cómo sonarían de bien
el galgo y el notario subiendo y bajando tan estilizados peldaños. Bombo frente a triángulo y platillos.
August Sander. El notario. |
Eduardo Arroyo. Vestido bajando una escalera. |
El personaje de Arroyo se parece a cualquier presidente de Gobierno, pero el notario es el eco de James Joyce.