La película documental Gerhard Richter Painting, escrita y dirigida por Corinna Beltz, resulta interesante por muchos motivos.
En primer lugar por el logro que supone haber conseguido franquear la barrera defensiva contra los medios de comunicación de la que siempre ha hecho gala el maestro, obteniendo un privilegiado acceso a su ámbito íntimo de trabajo, su estudio, en el que se nos muestra la relación con sus colaboradores íntimos, el meticuloso proceso de preparación de cada nueva exposición (entendida como una obra
de arte en sí misma) y sobre todo su complejo método creativo, tan variado en técnicas y propósitos y nunca exento de dudas y arrepentimientos.
Pero también interesa mucho por lo que en los créditos aparece enunciado como "diseño de sonido", firmado por Dominik Schleier, y que consiste, además de en una pulcra grabación de los ruidos incidentales propios del directo y de varios cortes breves de "clásicos" contemporáneos (György Kurtág, Dietmar Bonnen y la Música para Marcel Duchamp escrita por John Cage), en el acierto de haber optado como elemento primordial de la banda sonora por el canto de los pájaros que habitan el entorno arbolado del estudio del pintor, al que acompañan unas veces como contrapunto y a menudo como infinita fuga. También elige un fragmento del Concierto para piano número 1 en re menor de J. S. Bach, que fue un extraordinario ruiseñor: constante, inagotable, siempre renovado. Nada mejor para acompañar a Richter.
Canto de pájaros en las choperas del río Ebro a su paso por Logroño.