lunes, 15 de noviembre de 2021

Cinco bodegones

F.G. Cuatro de los cinco. Ensamblajes de objetos encontrados. Foto de Gabriel Santolaya.
Los bodegones recogidos en mi exposición lo que me mira son una pequeña serie de ensamblajes de objetos encontrados que repiten, ampliándola, una de las constantes de mi trabajo: el formato de 31,5 x 31,5 cm, (ya sabes, el tamaño de las portadas de los discos de vinilo), que, en esta ocasión, para "conquistar el espacio", se amplía perpendicularmente otros veinte centímetros, sobre los que se monta el retablillo de materiales relacionados entre sí de la manera habitual (básicamente arbitraria, fundamentalmente estética).

F.G. Bodegón Tàpies. Ensamblaje de objetos encontrados. Foto de Gabriel Santolaya.

En algunos casos el nombre precede a su configuración definitiva y responde a una evocación generada por la potencia de los propios objetos, y en otros es posterior a su consolidación por soldadura o pegado.

F.G. Bodegón Valdés. Ensamblaje de objetos encontrados. Foto de Gabriel Santolaya.

Resultan muy evidentes los casos de los bodegones Tàpies y Valdés; no tanto el Morandi, en el que más allá de los volúmenes elementales de los objetos y su disposición en la composición y dentro del marco, lo determinante es la línea horizontal formada por el ángulo del soporte, que corta la naturaleza muerta a la manera del maestro.

F.G. Bodegón Morandi. Ensamblaje de objetos encontrados. Foto de Gabriel Santolaya.

Es bastante más caprichosa la advocación del bodegón Palladio, que le adjudiqué porque las maclas y líneas de fuga me recordaban (de lejos) a ciertas partes de las calles del Teatro Olímpico de Vicenza.

F.G. Bodegón Palladio. Ensamblaje de objetos encontrados. Foto de Gabriel Santolaya.

El caso del bodegón del vidrio roto tiene más de doméstico, y es una "cura de urgencia" para un recipiente de cristal veneciano, muy querido por la familia, que falleció en accidente casero. El nombre se refiere, como intuyes, a un famoso "gran vidrio" roto, (este víctima del transporte), luego consolidado por su influyente autor, Marcel Duchamp, que, convirtiendo el azar en acto creativo, consideró que con esa incidencia fortuita podía dar por terminada la obra a la que había dedicado ocho años, y vendérsela al Museo de Arte de Filadelfia.

F.G. Bodegón del vidrio roto. Ensamblaje de objetos encontrados. Foto de Gabriel Santolaya.

Es probable que la serie continúe.
Iremos viendo.

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