miércoles, 10 de noviembre de 2021

Un mantel para los jugadores de cartas de Cezanne

F.G. Aspectos de Un mantel para los jugadores de cartas de Cezanne. 2021.
Desde siempre he tenido al cuadrito de los jugadores de cartas de Cezanne (la quinta versión de las que pintó, la más sencilla) entre mis preferidos. Igual que mucha otra gente. Una composición aparentemente elemental, equilibrada, regida por la geometría y construida en torno a una pequeña mesa cobriza, inclinada hacia adelante para conseguir un admirable efecto de perspectiva que la convierte en el centro de todo.
Paul Cezanne. Los jugadores de cartas. 1894.
Durante los buenos tiempos pasados en Lomos de Orios preparando la exposición ropavieja, mi amigo y anfitrión Roberto Pajares Pájaro me regaló un trocito de fina plancha de cobre que había sobrado de una reparación en la cubierta de su ermita. Enseguida la doblé recreando de memoria el tapete del admirable cuadro, y he guardado el retal plegado como un tesoro humilde que expuse dentro de las horas de luz en el EspacioArteVACA de Viniegra de Abajo como una maqueta de algo por venir.
F.G. Maqueta preparatoria para El mantel de Cezanne. Obra en marcha. 2019-2021.
Cuando Pepa Estebas y Carmelo Argáiz me propusieron exponer en La Lonja de Logroño pensé que había llegado el momento de llevar adelante el durmiente proyecto y le pregunté a Pájaro si me guiaría, como tantas otras veces, en la plasmación de la intuición deseada. La respuesta fue la previsible, porque no se puede decir que no a la posibilidad de hacer algo nuevo, completamente desconocido y con riesgo evidente. 

Así que buscamos nueve metros cuadrados de cobre en el momento en que se disparaban los precios, definimos un objeto con dimensiones ergonómicas de aproximadamente un metro cúbico y recurrí a referencias visuales de los pliegues de las esculturas en mármol y de las telas opulentas de las pinturas barrocas.

Fue un trabajo que nos ocupó durante siete meses y resultó muy exigente, complicadísimo, agotador, a menudo tóxico, a veces desolador, incierto hasta el final.
Pero la experiencia fue fantástica. El arduo proceso queda para nosotros y para los más cercanos, que lo padecieron y nos padecieron. La satisfacción de la incierta prueba todo lo compensa, y con creces.
Y ahí está la obra, un homenaje y un experimento, un cubo que es una plancha plegada y soldada de rigidez pétrea, un mantel que no necesita de una mesa porque es autoportante, de un hermoso color cobrizo cambiante, sujeto a las inclemencias que puedan venir de humedad, luz y temperatura variables, que por ahora mantiene cierto aire suntuario pero que, a buen seguro, acabará formando parte de la vida corriente de quien lo quiera acoger para utilizarlo a diario.
Como el mantel de Cezanne. 
F.G. Un mantel para los jugadores de cartas de Cezanne.
Foto de Gabriel Santolaya.

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