Rocío Márquez. |
Pablo Picasso. Ma Jolie. 1910. |
Los grandes artistas (y Rocío Márquez lo es, sin
ninguna duda) sienten de vez en cuando la necesidad de salirse de la
comodidad (lo que los cursis llaman últimamente “el área de
confort”) y reinventarse, partiendo de su dominio de la
tradición y tomándose el derecho de avanzar a partir de ella e
incluso crear contra ella si lo considerasen necesario. Esa tensión entre
conocimiento, pasión y libertad, cuando fructifica, produce un momento
feliz y una obra singular, y luz en todo lo que el artista toca. Y en
ese momento está Rocío, conviviendo con naturalidad y muy a gusto
con Manuel de Falla y con Refree, con Pepe Marchena y con el Niño de
Elche, con la forma en que Enrike Solinís afronta el repertorio
barroco y con la musicalidad y maestría de Miguel Ángel Cortés,
en un territorio arriesgado, mestizo, donde todo se retroalimenta en un continuo proceso “de ida y vuelta”.
Rocío Márquez y Miguel Ángel Cortés. |
El
concierto de Logroño tuvo esa luz musical y las otras cualidades que
ya le conocíamos a Rocío de anteriores ocasiones: estuvo muy bien
planteado, transmitiendo respeto por la audiencia, orden y sencillez.
Empezó por todo lo alto con una
malagueña culminada en abandolaos, y desde el principio quedaron
patentes las credenciales de su compañero Miguel Ángel Cortés,
con una preciosa entrada, imaginación a raudales y su portentoso
dominio del compás. Continuó con cantes de ida y vuelta, comenzando
con habaneras y siguiendo por guajiras, muy en Valderrama, todo
filigrana. Después, un amplio muestrario de tangos, que empezaron
granaínos en la estela de Morente y acabaron por Cádiz de la mano
de La Niña de los Peines, y las variadas capacidades mágicas de
Cortés fueron premiadas con una ovación. Siguió el concierto por
peteneras, con una preciosa presentación de guitarra (y sobre ella,
sutil como un susurro, la acompasada voz flotando entre la melodía)
y sofisticados cambios de compás y aceleraciones en la falseta central;
de nuevo compareció La Niña de los Peines, y todo se llenó de
jipíos, melismas, quiebros y emoción expandida. Puro gozo.
Cantó también, como hace dos años, el Romance a Córdoba de Pepe Marchena, meciéndose -toda gracia- como la mejor rosa, todo un prodigio de simpatía, cualidades y encanto: ¡para tirar el sombrero!. Luego la caña de Chacón, con sus preciosos paseíllos de ayes, emocionada, dramática, haciendo de su honda respiración un añadido valor expresivo, y con Cortés, una vez más, luminoso. Continuó con unas bulerías antiguas en las que la letra se queja de lo que muchos se siguen quejando cuando la oyen cantar ("Ya no bailan el olé castizo / ni cantan la caña ni el polo cañí / que ahora cantan la danza del tueste / o la marcha fúnebre que hizo Chapí. / Bulerías, vengan bulerías, / que me pide el cuerpo / juerga y alegría"), recordando a La Perla, que, como ella, “cantaba lo que quería y como quería.”
Después
unos relucientes caracoles, espectaculares, ovacionados por el
público como mereció su entrega, apasionada, porque el
“conocimiento
la pasión no quita.” Luego
unas seguiriyas, rompiendo (o, mejor, ensanchando) los cánones,
desmontando y reconstruyendo lo esencial, lo mejor y más expresivo
de este cante dramático, haciéndolo más directo, más actual.
De nuevo se apreció la alargada sombra de Morente y su Omega, con
Miguel Ángel Cortés en maestro sabio, puente entre generaciones. Relajó después el ambiente dando gusto a una parte del público con el Qué no daría
yo de Rocío Jurado, dramatismo a raudales, bordado melodrama que
provocó el entusiasmo del respetable, y para terminar, sin
amplificación y a pie firme, un par de preciosos fandangos en los
que pudimos apreciar cómo se canta con todo el cuerpo, hasta dónde
hay que esforzarse para sacar de lo más hondo esa dolorosa
expresividad que logran solo los más grandes. Un epílogo espectacular para el recuerdo.
Pablo Picasso. Ma Jolie. Circa 1913. |
Cantó también, como hace dos años, el Romance a Córdoba de Pepe Marchena, meciéndose -toda gracia- como la mejor rosa, todo un prodigio de simpatía, cualidades y encanto: ¡para tirar el sombrero!. Luego la caña de Chacón, con sus preciosos paseíllos de ayes, emocionada, dramática, haciendo de su honda respiración un añadido valor expresivo, y con Cortés, una vez más, luminoso. Continuó con unas bulerías antiguas en las que la letra se queja de lo que muchos se siguen quejando cuando la oyen cantar ("Ya no bailan el olé castizo / ni cantan la caña ni el polo cañí / que ahora cantan la danza del tueste / o la marcha fúnebre que hizo Chapí. / Bulerías, vengan bulerías, / que me pide el cuerpo / juerga y alegría"), recordando a La Perla, que, como ella, “cantaba lo que quería y como quería.”
Pablo Picasso. Ma Jolie. Circa 1914. |
En
definitiva, fue un gran concierto de una cantaora en estado de gracia. Los
contenidos de El Niño (que no la actitud) quedaron para otra
ocasión.
Y
como perfectos guardaespaldas del compás, Los Mellis, sincronizados
de nacimiento, tan discretos como eficaces.
Equipo Crónica. Ma Jolie. 1981. |
Rocío Márquez
Miguel Ángel Cortés, guitarra
Los Mellis, compás
Teatro Bretón. Logroño
25 de febrero de 2016
Otras crónicas de los Jueves Flamencos de 2016:
ArgentinaLuis "El Zambo"
Guadiana
Muy bueno Pachi. Qué buena noche nos regaló Rocío.
ResponderEliminarGRACIAS de corazón!
ResponderEliminarCon tu permiso lo publico en mi muro.
Estas palabras me llenan de ánimo y fuerza para continuar en este largo camino...
De mil amores. Fue un extraordinario concierto.
EliminarQuien pudiera haber estado allí... Menudo lujo leer este articulo y saber que Rocío provoca estos sentimientos. Desde que la ví, jovencísima en la tele de la mano de María del Monte (con mi madre no nos perdíamos una gala), supe que llegaría esa chica muy lejos, se me clavaron sus quejíos en el pecho y lo supe. Sigo tus andares en las redes sociales y me alegra saber que triunfas dentro y fuera del país, en mi Patria Argentina tienes muchos seguidores, la más fiel es mi madre Lidia y aquí en Alicante esta otra Rocío te da las gracias. Sin el arte sería nuestro paso por el mundo muy triste. ¡Bendito sea el flamenco y sus promotores!
ResponderEliminarOle tú Rocío, que sea largo y fecundo tu camino!