Martine Franck. Henri Cartier-Bresson dibujando en Provenza. |
El eterno (e irreal) dilema entre dibujo y fotografía lo resolvió Cartier-Bresson en plan maestro y para siempre, eligiendo como portada de su libro fundamental, El instante decisivo, un humilde collage de Henri Matisse acompañado de su pulcra caligrafía.
Edición americana de The decisive moment. 1952. |
Cartier-Bresson explicaba el origen de ese título que llevaba "pegado a la piel como una etiqueta, desde que Verve publicó mi libro Images a la sauvette, con una ilustración en tapa de Matisse que era un homenaje a la fotografía en general. Yo lo había encabezado con una cita del cardenal de Retz: `Nada hay en el mundo que no tenga un instante decisivo´. Un editor neoyorquino que publicó mi libro se inspiró en ella y lo tituló The Decisive Moment. Desde entonces, esa frase me persigue."
Henri Cartier-Bresson. Henri Matisse dibujando en Villa Le Rêve. 1944. |
En los años setenta volvió a la pintura y el dibujo, abandonando progresivamente la fotografía porque aceptó el consejo de su viejo amigo Tériade, crítico y editor de ese y otros muchos libros de arte: “Has hecho cuanto podías hacer en fotografía; si sigues ahí sólo podrás ir a menos".
Martine Franck. Henri Cartier-Bresson visitando a Goya en El Prado. 1993. |
Y nunca se arrepintió, porque lo importante, en realidad, es tratar de aprender a ver, cualesquiera que sean la estrategia y las herramientas.
Elegir el instrumento puede que sea "el instante decisivo" (aunque no tiene por qué ser irreversible).
Elegir el instrumento puede que sea "el instante decisivo" (aunque no tiene por qué ser irreversible).
¡Qué atención la del maestro, cómo aguza el oído frente al negro coro de la romería de San Isidro!
ResponderEliminarGoya tuvo el ojo adecuado para haber sido un excelente reportero, un buen fotógrafo documentalista. En la guerra y en la paz.
Yo me quedo con el dibujo; me parece más consustancial y espontáneo como expresión de la creación artística.
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