martes, 22 de marzo de 2016

Los bodegones atómicos de Janire Nájera


Janire Nájera. Todas las fotografías forman parte de la serie Artefactos, incluida en el proyecto The Black Hole. 2012.
La artista Janire Nájera presenta en la sala de exposiciones del Ayuntamiento de Logroño (dentro del festival Mujeres en el arte en La Rioja, impulsado por Susana Baldor) una parte de su proyecto The Black Hole, en el que desde hace siete años viene documentando un extraño lugar que acaba de cerrar en Los Álamos, Nuevo México.
Janire Nájera en el Ayuntamiento de Logroño. 03.2016.
El “Agujero Negro” fue un baratillo de excedentes militares relacionados con la basura nuclear generada en el secretísimo centro que investigaba sobre las posibilidades bélicas de la energía atómica, ya utilizada en la segunda guerra mundial, origen de la disparatada carrera armamentística y amenaza latente de confrontación internacional durante toda la guerra fría y hasta la actualidad.


Un técnico de ese laboratorio estadounidense, Ed Grothus, se recicló en activista resistente y fue agrupando durante tres décadas viejas reliquias inservibles en una especie de descoyuntado museo tecnológico con mucho de abigarrada leonera, donde se liquidaban, a precio de risa, los frutos de la obsolescencia tecnológica y la basura ideológica nuclear, igualmente radiactiva y tan dañina como aquella.

Fue un proyecto ilusorio que, por sus bizarras características, podría considerarse como plenamente artístico: inviable de todo punto salvo para la curiosidad, ligado a un empecinamiento personal insostenible y condenado irremediablemente al fracaso. ¿Alguien da más? Se entiende la fascinación por “Ed, el atómico”: es como un personaje postizo creado a medias por Robert Crumb y Joan Fontcuberta.

Los artefactos que de entre su ingente acumulación seleccionó y fotografió Janire Nájera en las vísperas de la “liquidación por cese de negocio” tienen un poderoso atractivo, en el que a la rotunda belleza formal se suma el misterio de su utilidad práctica y, sobre todo, su hipotético (e improbable) poder destructivo. 

Recuerdan a los extravagantes e inseguros productos fabricados por la corporación ACME en los dibujos animados de Looney Tunes protagonizados por el Coyote y Correcaminos, el gato Silvestre o Bugs Bunny: cuando aparecen en escena se presiente que la catástrofe está asegurada, aunque no se intuya por dónde va a venir ni qué efectos provocará.

Ha utilizado para fotografiar sus “bodegones atómicos” una luz uniforme, frontal, cruda, con un encuadre constante, aséptico, de visión perpendicular y fondos neutros. El resultado, por chocante que resulte, recuerda más que a otros fotógrafos “sistemáticos” a artistas de otras disciplinas especialmente atraídos por el volumen, la composición y el equilibrio: pienso en Giorgio Morandi, en las pequeñas esculturas agrupadas de Barbara Hepworth y en los pintores de naturalezas muertas del barroco español, con esos fondos sobre los que se destaca, flotando, un frutero, una colección de utensilios de cerámica o un santo fraile mercedario. 


Estos pobres vestigios de armas para la destrucción masiva se convierten en las series fotográficas de Janire Nájera en una especie de cuento -entre moral y cruel- sobre el progreso (o una concepción enferma de la idea de progreso) que acaba reducido a chatarra más o menos contaminada.

Es un trabajo excelente cargado de humor negro, en el que, junto a sus indudables valores plásticos, se perciben los resultados de su sólida formación periodística y su especialización en fotografía documental; un rico bagaje que la ha llevado a crear obras y exponer en medio mundo y a publicar en los medios internacionales más prestigiosos.




Janire Nájera
The Black Hole
(Hasta el 27 de marzo de 2016)
Sala de exposiciones del
Ayuntamiento de Logroño

1 comentario:

  1. Una mirada realmente interesante sobre el trabajo y la exposición de Janire Nájera. Especialmente inspiradoras las referencias de los artistas y las épocas con las que compara sus fotografías: Giorgio Morandi, Barbara Hepworth y el barroco español.

    El acertado título del artículo, "Bodegones atómicos", bien podía haber sido el título de la exposición.


    Muchas gracias Pachi

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