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Después de tantos años de escribir en estos cuadernos he empezado a preguntarme en qué tiempo de verbo hay que situar los acontecimientos. Un diario registra los hechos mientras suceden, no los recuerda ni los organiza narrativamente. Tiende al lenguaje privado, al idiolecto. Por eso, cuando uno lee un diario, encuentra bloques de existencia siempre en presente, y sólo la lectura permite reconstruir la historia que se despliega invisible a lo largo de los años. Pero los diarios aspiran al relato y en ese sentido están escritos para ser leídos (aunque nadie los lea)".
Ricardo Piglia. "Fragmentos de un diario". (Instalación en colaboración con Eduardo Stupía. Círculo de Bellas Artes. Madrid. Primavera de 2014).
Ignacio Gómez de Liaño. Fragmento de poema visual. Circa 1972. |
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