Peter Blake. Babe Rainbow. 1967.
Con la perspicacia que siempre le caracterizó para retratar todo lo que tenía que ver con "su generación", el observador Pete Townshend contaba en 1967 que la serigrafía de Peter Blake titulada Babe Rainbow, de la que se había hecho una tirada de 10.000 copias, se estaba vendiendo por una libra en Carnaby Street, "un lugar muy apropiado. Me encanta el hecho de que sea un objeto producido en masa y de libre acceso, y que sin embargo es un trabajo que se atesorará. Como si fuera un disco".
No es mala comparación, y de hecho la relación entre artistas plásticos y envoltorios de música popular se incrementó en aquella época y ha dado mucho de sí en los últimos cincuenta años.
El conjunto (solo una pequeña parte de su ingente producción) puede servir como ejemplo de que las tradicionales categorías de "bellas artes" y "artes aplicadas" hace tiempo que dejaron de tener sentido en un mundo en el que los artistas beben de las fuentes populares y los objetos de consumo aspiran a recubrirse con la pátina artística que les añada valor social y prestigio cultural.
Y para evitar dudas sobre autoría y derechos de reproducción, la firma del artista siempre en lugar destacado y bien visible. Que conste en acta, porque, para malas experiencias, suficiente con las de la tropa del Sgt. Pepper. Cosas de la industria y los abogados.
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lunes, 9 de junio de 2014
Babe Rainbow y los discos, según The Who
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