miércoles, 4 de diciembre de 2024

Tres dibujos encontrados

F.G. Memoria del agua. (Las virtudes de lo inesperado). 2023.

La tormenta tuvo consecuencias, y el agua llegó al interior del taller. En un rincón, entre otras incidencias, un papel absorbió parte del pequeño diluvio y conservó, tras secarse, en forma de caprichoso dibujo, el recuerdo del desasosiego que nos provoca lo incontrolable.

F.G. Crudo invierno. 2024.

Oculto, de espaldas, formó parte durante casi un siglo del soporte de un objeto con incierto valor al que cubría las espaldas. Liberado de tamaña responsabilidad circuló sin objetivo, hasta que una mirada entrenada atisbó en tan frágil madera un hermoso paisaje, bañado por la incierta luz poniente de diciembre, como un sutil retrato de la desolación.  

F.G. El dibujante azaroso. 04.2024.

La persiana metálica que protegía las noches de un negocio en el interior de un pasaje en Kioto tenía unos inesperados disfrutadores: subidos en bicicletas y monopatines los muchachos volaban sobre su rígida verticalidad dibujando con sus neumáticos, con la pertinacia sistemática de los grabadores de estampas, las huellas de su temeraria juventud.


(Los puedes ver, junto a unos cuantos más, en la Casa de la Imagen, de Logroño, hasta el 20 de diciembre, dentro de mi exposición luz y sombras)

martes, 3 de diciembre de 2024

Inabarcable

F.G. Árbol inabarcable. 2024.
Me gustan los árboles y la recreación que los artistas hacen de ellos, con intenciones tan diferentes como las de Giuseppe Penone, Rodney Graham o Charles Clifford.
Giuseppe Penone. Repetir el bosque. 1969.

Rodney Graham. El árbol del patio de la escuela. Vancouver. 2002.

 Charles Clifford. Nogal del Emperador Carlos V en Yuste. Primavera de 1858.
Los fotografío frecuentemente, y a veces los “retrato” por otros medios.
F.G. Ventana de los castaños. 02.2020.

F.G. Ventana de la acacia. 2020.

Siempre tienden a salirse del marco en el que tratamos de encuadrarlos y es bastante probable que acaben por lograrlo.
Este que ahora presento en la Casa de la imagen, en compañía y a la sombra del viejo plátano que atraviesa el techo de la sala de exposiciones para seguir creciendo hacia el cielo más allá de la terraza, tiene vocación de inabarcable y desborda el férreo marco que trata de abrazarlo.
El amasijo de hierro que define su copa queda estabilizado en un punto de la base, una especie de toma de tierra que en realidad es una raíz aérea. 
Su forma azarosa podría ser la de una morera o la de cualquier variedad de quercus, pero poco más se puede decir al respecto. Mientras pensaba en ello me he acordado de un poema de Bertolt Brecht sobre la irremediable aspiración a romper los corsés que nos impone la vida:

"Hay en el patio un ciruelo
que no se encuentra menor.
Para que nadie le pise
tiene reja alrededor.

Aunque no puede crecer,
él sueña con ser mayor.
Pero nunca podrá serlo
teniendo tan poco sol.

Duda si será un ciruelo
porque ciruelas no da.
Mas se conoce en la hoja
que es ciruelo de verdad."


Esperemos, pues, confiados, "otro milagro de la primavera".
F.G. Árbol inabarcable, en la Casa de la imagen. 2024.

(Lo puedes ver en la Casa de la Imagen, de Logroño, hasta el 20 de diciembre, dentro de mi exposición luz y sombras)

lunes, 2 de diciembre de 2024

El baile de las luces y las sombras

F.G. Luz y sombras. Foto Casa de la imagen. 11.2024.
La  sala de exposiciones de la Casa de la imagen tiene muchas cualidades singulares, pero una de ellas la hace extraordinaria: tiene un muro en su acceso con una superficie de cinco por cinco metros, frente al que se encuentra el espectador nada más entrar. Todo un reto, naturalmente. Y lo quise afrontar desde el principio con la experimentada cooperación de Jesús R. Rocandio, mi generoso anfitrión.

Pensé primero en instalar una gran pantalla horizontal para recrear sobre ella el vago recuerdo de las proyecciones de la infancia, y, en concreto, las inexistentes de un "cine de las sábanas blancas" al que nos mandaban los padres como alternativa relajada al ocio diurno, habitualmente agitado y ya imposible cuando, al fin, había llegado la noche.

La deseché porque sería imposible de mantener tensa por su excesivo peso y dimensión. La alternativa vendría directamente de la luz: un foco de recorte proyectaría sobre la pared un haz luminoso horizontal, definiendo incluso mediante una doble proyección una especie de marco exterior de un blanco menos intenso sobre el blanco dominante. Una especie de recuerdo doble para Malévich (Blanco sobre blanco) y Josef Albers (Homenaje al cuadrado). 

Pero la distancia entre foco y muro no era suficiente para conseguir la amplitud deseada y probamos sumando los cuadrados de dos focos, y en esas estábamos cuando apareció triunfal el círculo sin recorte y el muro quedó perfectamente bañado de arriba a abajo y de derecha a izquierda. Para reforzar el efecto duplicamos el foco desajustándolo, lo que enriquecería el dinamismo de los objetos móviles dispuestos en el recorrido de la luz y daría mayor profundidad al juguete y una inquietante oportunidad al atractivo desenfoque.

Una vez más, los cambios imprevistos y la necesidad de resolver sobre la marcha y a través de opciones más sencillas acaba beneficiando al resultado final. Una vez más la misma lección de siempre.


Los discretos protagonistas son alambres abandonados de los que se utilizan para estabilizar las delgadas pilastras de granito gris de Porriño que soportan las cepas en las viñas de albariño en buena parte de Galicia. Estas, en concreto, proceden de Caldelas de Tui, y las presento tal como las encontré, más allá de la necesaria limpieza, el encerado y algún ligero punto de soldadura. Su plegado tiene la belleza de lo fortuito, y la textura y el color incomparable de la intemperie. Por su ligereza, son idóneas para reaccionar a cualquier leve brisa, y la doble proyección provoca coreografías de inagotables pas a deux perfectamente sincronizados y azarosas coreografías de conjunto tirando a tumultuosas.

F.G. Luz y sombras, y, en primer plano, Jardín de invierno.  
(Las puedes ver en la Casa de la Imagen, de Logroño, hasta el 20 de diciembre, dentro de mi exposición luz y sombras)