viernes, 2 de enero de 2015

Pelota mano

Chema Conesa. Titín III. 1999.
El entretenimiento sencillo y a menudo colectivo que se practicaba conforme a reglas leves y en ratos perdidos contra los muros de las iglesias y en las plazas públicas acabó por convertirse en una sofisticada competición profesionalizada.
Chema Conesa. Arretxe. 1998.
Nada es ya natural. La mano, sutil instrumento creativo, se ha convertido en el elemento flexible del extremo de un arma poderosa, la garra terminal de una palanca de fuerza y precisión.
Chema Conesa. Beloki. 1998.
La mano limpia no aguanta la dureza de la exigente competición, y las telas y gomas protectoras han dejado de ser un simple guante a medida para convertirse en un envoltorio que funciona como sofisticada prótesis, con la apariencia de guantelete de armadura o extremidad articulada de santo de palo para ser vestido.
Chema Conesa. Elkoro. 1998.
Una práctica deportiva que agita rivalidades, pasiones y fortunas, y que genera, como tantos otros deportes, sus peculiares sonidos: las manifestaciones del exigente público, el juego de las chapas, las voces sincopadas de los corredores de apuestas, el golpe seco de la pelota estrellándose una y otra vez contra el muro.

Tanto de un partido de pelota a mano entre cinco aficionados en el 
Frontón de El Revellín. Logroño, 26 de diciembre de 2014. 
Todo un espectáculo en el que, de otras maneras, el tacto sigue siendo fundamental.
Chema Conesa. Retegi II. 1998.

2 comentarios:

  1. Me encanta la serie. Qué bueno!!!!!!
    Besos en el nuevo año 2015
    TeresaRoMig

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