jueves, 8 de enero de 2015

Charlie Hebdo y yo

F.G. Número de policía en el Barrio de Santa Cruz. Sevilla, enero de 2015.

En mi ya lejana juventud, cuanto todavía dictaba en España el infame general, aprovechaba los viajes a Francia de cualquier amigo para que me trajera el Hara-Kiri y el Charlie Hebdo. Ayer, tras las noticias de los asesinatos de París, pensaba en el papel fundamental que aquellas lecturas "bêtes et méchants" (como recogía su orgulloso subtitulo, haciendo bandera del peor insulto de sus enemigos) habían tenido en la actitud ante la vida de una parte de mi generación. Eran una excelente vacuna contra el Todo, en su conjunto o en cualquiera de sus manifestaciones (religiones patriarcales monoteístas, totalitarismos de diversa índole y latitud, abusos de poder, corrupciones institucionalizadas, y, en general, contra cualquier verdad recibida, que era sometida a un duro cepillado de resistencia). No dejaban títere con cabeza, pero, efectivamente, de eso estábamos hablando: poderosos, pero títeres. 
Wolf Suschitzky. Democracia. 1961.

No eran un dechado de buen gusto, pero a nadie se le obligaba a comprarlo y a leerlo. En mi opinión, resultaba una gimnasia mental excelente para afrontar cualquier aspecto de la vida: actitud crítica y buen humor. 
Han muerto haciendo su trabajo, lo que querían y pensaban que debían seguir haciendo a pesar del peligro (nada nuevo para ellos a lo largo de décadas de amenazas y atentados), defendiendo el valor supremo de la libertad de expresión. La suya y la de todos.
Daniel Canogar. Palpitaciones. 2005.

A ver si los demás también estamos a la altura del nivel establecido por ellos. Permanezcamos atentos a los pasos que se han de dar después de los protocolarios comunicados de condena.

2 comentarios:

  1. Ya ha empezado la autocensura como forma de "prudencia" y "madurez". Una nueva victoria del integrismo, en definitiva.

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  2. Ojalá el mundo fuera a punta de lápiz y no a punta de pistola. Terrible esto. Tenemos pesadillas desde el miercoles. Un caja de lápices de colores (¿Caran d'Aché?), un inmejorable regalo de reyes opara ponerlo junto a las muñecas de trapo del otro maravilloso post. Lo que dices: un juguete nunca te dejará sólo. Pues eso, somos una 'Toy Story'. Bernardo

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