F.G. Fotografías de Almonaster la Real tomadas el 20 de julio de 2014. |
En la sierra de Aracena hay un pequeño pueblo blanco, Almonaster la Real, más o menos congelado en el tiempo y de una belleza asombrosa.
Entre sus joyas, formando parte del conjunto monumental de un cerro amurallado, se articulan un castillo, la plaza de toros edificada en el siglo XIX sobre su antiguo patio de armas y una iglesia que conserva todos los elementos de la mezquita construida a finales del siglo IX, con un patio abierto para las abluciones (shan) y la sala de oración cubierta (liwan) con cinco naves orientadas hacia en muro de la qibla, con el mirhab en su centro.
A partir del siglo XIII el antiguo alminar se transformó, ampliándose, en campanario, y se añadieron al conjunto un pórtico, un aljibe y una sacristía.
Conviven en la edificación vestigios de la edad del bronce y restos arqueológicos romanos y visigóticos, y las técnicas constructivas del periodo omeya se prolongan en las mudéjares cristianas con total naturalidad.
Igual que en este sonido de media tarde, suma de golondrinas fugaces, ecos de niños que juegan y hablan con sus padres y entre ellos en varios idiomas, agua corriente, silencio antiguo, una chicharra y una cantoría de golondrinos que esperan a su solícita madre.
Patio de abluciones en la mezquita
de Almonaster la Real (Huelva). 20.07.2014.
El lugar es un sorprendente crisol de vidas, creencias y culturas en el que perviven, armoniosamente, las creativas aportaciones de las gentes que por allí han ido pasando. Resulta raro por infrecuente, pero es admirable.
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